Se dedicaron 93,85 millones a sostener la misión apostólica de la Iglesia y a financiar la caridad directa del Papa
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Reparto de alimentos en Járkov, en septiembre 2022. Foto: AFP/Yasuyoshi Chiba |
El Óbolo de San Pedro contribuyó el año pasado a la
misión de la Santa Sede y a la acción caritativa del Papa con 93,8 millones de
euros. Además, tuvo un superávit de 11,5 millones, según los datos difundidos
este sábado por la Santa Sede.
En total, los ingresos del Óbolo sumaron 107 millones de
euros, de los cuales 43,5 corresponden a donativos y 63,5 a ingresos de otras
fuentes, como sus activos financieros. Esto supone que las aportaciones a la
hucha del Papa volvieron a marcar en 2022 otro mínimo, después de varios años
de descensos casi ininterrumpidos.
Suponen un descenso del 7,25 % respecto a los 46,9 millones
recaudados en 2021. Sin embargo, el gasto se aumentó en un porcentaje mucho más
significativo, un 46,25 % respecto a los 65,3 millones de 2021. Según la
información publicada, esto se debe a «la venta de activos inmobiliarios», que
ha supuesto una «ganancia significativa de capital», que.
Por otro lado, los gastos ascendieron a 95,5 millones de
euros: 93,8 destinados a los fines propios de esta institución, y 1,7 millones
dedicados a sus actividades financieras y de otro tipo. Es decir, que la
diferencia entre ingresos y gastos de la gestión de su patrimonio y actividades
económicas equiparables deja un balance positivo de 61,8 millones.
Escuelas, nunciaturas y una catedral
De los fondos destinados por el Óbolo a la misión de la
Iglesia, 16,2 millones de euros (el 17,27 %) se dedicaron directamente a la
acción caritativa del Papa. Con ellos se fundaron 192 proyectos en 72 países.
El 27,2 % de los fondos contribuyó a paliar la situación de las víctimas de la guerra en Ucrania, donde
se enviaron 1,56 millones de euros. Además, un 34 % de los fondos para la
caridad de Francisco se envió a África, y un 24,1 % a América. El 65,4 % se
destinó a proyectos sociales como ayuda a la población afectada por las
inundaciones en Chad; un proyecto de costura para jóvenes en Egipto, o la
reconstrucción de una escuela para inmigrantes en Vietnam.
El 34,6 % restante sirvió para sostener la presencia
evangelizadora de la Iglesia necesitada y joven: formación de religiosas en
Malawi o construcción de un seminario propedéutico en Venezuela, de dos
capillas para las comunidades indígenas en Brasil y de la catedral de Sylhet,
en Bangladés, entre otros. Esto no agota todas las donaciones realizadas por
Francisco, que en 2022 sumaron 36 millones de euros.
Con todo, el grueso de los gastos del Óbolo de San Pedro,
77,6 millones, se empleó para apoyar la misión apostólica del Santo Padre. Tal
como explica la memoria económica, los dicasterios y entidades de la Santa Sede
se dividen en tres categorías: servicios y administración, gestión del
patrimonio, y apoyo a la misión apostólica del Pontífice. Esta última engloba a
70 instituciones, cuyos gastos totales en 2022 fueron de 383,9 millones de
euros. De ellos, el 20 % lo financió el Óbolo.
Por ejemplo, se destinaron 32 millones al apoyo a las
Iglesias locales en dificultad y en contextos específicos de la evangelización,
junto con otros 9,3 al culto y la evangelización. 8,6 millones se dedicaron a
la difusión del mensaje del Papa; 7,4 al servicio caritativo, y 7,3 al funcionamiento
de las nunciaturas apostólicas.
España, en el octavo puesto
Por países, el principal donante fueron las diócesis y
particulares de Estados unidos, que cubrieron un 25,3 % del total de las
contribuciones. España solo envió 800.000 euros, un 1,8 % de los donativos.
Esto la sitúa en el octavo puesto. Esto con otras iniciativas de la Iglesia
como el Domund, en la que nuestro país ocupa el segundo lugar.
La recaudación a través de los donativos al Óbolo lleva
descendiendo de forma casi continua desde hace años. Así, las aportaciones de
2022 suponen un 44,94 % menos que en 2009 (79 millones de euros), y un 31,49 %
menos que en 2012 (63,5 millones). Uno de los descensos más bruscos se produjo
en 2020, al pasar los donativos a los 44,1 millones, frente a los 53,8 del año
anterior. Con todo, es difícil hacer un análisis completo de la evolución
debido a que después de 2013 el Óbolo de San Pedro no publicó sus datos anuales
hasta 2019.
María Martínez López
Fuente: Alfa y Omega