Este joven católico es ya un bregado luchador en la guerra cultural
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| Jaume Vives es católico, provida y sobre todo un luchador incansable a favor de la justicia |
La objeción de conciencia se
ha convertido en uno de los últimos bastiones en la defensa de la vida.
Y por ello tanto en el aborto como la eutanasia se está poniendo gravemente el
foco en aquellos sanitarios que se niegan a participar en un acto intrínsecamente
malo.
De este modo, desde el Gobierno,
pero también en Europa, se está intentando que se limite o se elimine esta objeción de conciencia,
última muralla a derribar en sus objetivos de extender completamente la cultura
de la muerte. En España, desde este 2023, ya se limita de facto según la última
reforma de la ley del aborto o los recientes pronunciamientos del Tribunal Constitucional con
medidas como las listas negras de objetores.
En septiembre de 2021, medios
como El País, entre otros muchos, denunciaban como
elemento de gran gravedad que todos los ginecólogos de un importante hospital
de Madrid como es el Clínico San Carlos se hayan declarado objetores de conciencia
con respecto al aborto. Estos medios se lamentaban por esta decisión pero no se
hacían la pregunta más importante: ¿qué lleva a tantos médicos a negarse a
colaborar con el aborto?
Sobre esta situación ha
profundizado Jaume Vives con su particular estilo directo y de
combate. Este joven catalán, autor de documentales sobre cristianos perseguidos
y uno de los responsables de Vividores, impresionante campaña contra la eutanasia, es
consciente de la importancia de dar la batalla cultural y de las ideas. Y
sabe que es fundamental estar presente para ello en las redes sociales
ofreciendo argumentos que sean claros.
Es lo que ha hecho sobre la
objeción de conciencia, convirtiendo un hilo destinado a las redes sociales en
un artículo donde de manera didáctica deja sin argumentos a los que
intentan aniquilar este derecho de los profesionales sanitarios. A
continuación, y por su interés, ofrecemos el escrito íntegro de Jaume Vives:
Reflexión de Jaume Vives sobre la
objeción de conciencia
"Los últimos días ha habido
un debate intenso sobre el aborto y la objeción de conciencia. Para mí es
como estar discutiendo sobre las bondades de la esclavitud y la
importancia de regular que haya poca gente que pueda oponerse legalmente a
ella.
Oigo muchos argumentos que van
contra:
1. La razón
2. La lógica
3. La verdad científica
4. La experiencia
1. Las leyes deberían
reconocer como bueno lo que es bueno y como malo lo que no es bueno. Me
explico: el bien y el mal son previos a la ley y esa debe reconocerlos. Lo
contrario es pensar que una cosa es buena por ser ley. Ergo, no hay ni bien ni
mal objetivos.
La esclavitud fue legal y nadie
piensa que fuera algo bueno. Eso es porque en el fondo sabemos que las
leyes no son fuente de verdad.
Digo esto para atacar un
primer argumento que se está utilizando estos días contra la objeción de
conciencia: el aborto es legal, por lo tanto es bueno, por lo tanto un derecho,
por lo tanto hay que garantizarlo, por lo tanto no puede haber objeción de
conciencia en lo público.
Poco importa que el aborto sea
legal, eso no impide que pueda ser un crimen. La historia nos demuestra que muchos
atentados contra el hombre han gozado de toda la legalidad habida y por haber.
La razón nos enseña por tanto
que una cosa no es buena por ser ley. Una cosa debe ser ley por ser
buena.
2. Algunos utilizan la ley de
plazos para argumentar que el aborto no es un crimen y por lo tanto la objeción
de conciencia no tiene cabida. Un ejercicio fácil de lógica nos demuestra
lo absurdo de la ley de plazos.
Dicen que tenemos una ley de
plazos que garantiza que se acaba con la vida de un conjunto de células y no
con una vida humana.
Algo no puede ser y no ser a la
vez. En Francia se puede abortar hasta la semana 12. En España hasta la
semana 14. Si un feto no es persona en España en la semana 13, no puede ser que
sí lo sea en Francia. Salvo que asumamos que nosotros tardamos algo más en
¿ser? personas.
Si un feto no es persona hasta la
semana 14, ¿en qué momento exacto de esa semana comienza a serlo? ¿La
semana 13, 6 días, 23h y 59 minutos? ¿Un minuto después de la media noche?
Si no tenemos ni idea de en qué
momento exacto sucede no se sabe el qué, ¿a qué estamos jugando? ¿A
ser dioses?
Algunos dicen que la ley de
plazos responde a criterios científicos y tiene que ver con el desarrollo de
los órganos y sistemas del feto. ¿En qué momento exacto del desarrollo somos
personas? Teniendo en cuenta que el desarrollo es continuo hasta el día de
nuestra muerte.
¿Cuándo los pulmones pesan 200
gramos? ¿Cuándo el fémur mide 10 centímetros? ¿Cuándo la nariz sobresale medio
centímetro de la cara?
Luego están los talibanes que
dicen que el aborto debería ser libre hasta el noveno mes. Determinando la
dignidad del feto en función de que pueda vivir por sí solo sin depender de la
madre. Que alguien les diga que un niño no puede vivir por si solo ni
cuando tiene 15 años.
La sensación que uno tiene es que
a los que hacen las leyes les importa muy poco si lo que se destruye es
una vida humana o no. Sorprende por tanto la beligerancia de quienes
consideran que la objeción de conciencia es algo que va contra un derecho
evidente.
Si asumimos que no tenemos ni
idea de en qué momento empieza la vida (falso) lo mínimo sería prohibir en
cualquier caso arrebatar una “posible” vida inocente. Lo contrario es crueldad
y cinismo apoyado en leyes que contravienen toda lógica.
3. La verdad científica enseña
que desde el momento de la concepción eso es una vida nueva y diferente a la de
la madre. Por el argumento anterior, si una vida es digna en la semana 70
fuera de la barriga, lo es también la semana 2 dentro.
El que diga lo contrario es
importante que lo demuestre. Querer arrebatar una posible vida sin antes
haber demostrado que no lo es suena algo salvaje.
4. La experiencia explica por qué
tantos médicos son objetores de conciencia. El médico sabe que el aborto
es algo más que eufemismos baratos. Es trocear a un niño que se mueve y
lucha por su vida.
Conocí una médico abortista que
lo dejó al nacer su primer hijo. Trabajaba en Barcelona. Llegó a inducir
partos a niños de 6 meses que nacían vivos y los mataban fuera. Los ahogaban en
cloroformo.
Tantos médicos objetan
porque saben lo que es y lo que no quieren hacer. No hay palabras que
valgan frente a la experiencia del que conoce la realidad del asunto de primera
mano.
No tendríamos que estar hablando
de objeción de conciencia porque el aborto no debería estar permitido. Como
bien dice Juan Manuel de Prada la objeción es un subterfugio para esquivar
una ley aberrante, criminal y salvaje.
Si por mí fuera a los que
expulsaba del mundo de la medicina es a los que trocean a niños vivos,
inocentes e indefensos. Los objetores son los médicos que necesitamos.
Un saludo".
Este artículo, actualizado, se
publicó originalmente en Religión en Libertad en septiembre de 2021.
Fuente: Religión en Libertad






