Seguramente te has preguntado por qué las religiosas se cubren la cabeza con un velo o por qué es de distintos colores. Aquí te contamos todo al respecto
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¿Por qué las consagradas llevan
velo? ¿Cuáles son los significados que reviste? Y ¿por qué las religiosas
llevan velos de colores distintos?
La respuesta a estas preguntas la
da Giulia Galeotti en El velo. Significados de un velo femenino (Ediciones
Dehoniane Boloña).
Galeotti cita a la madre
benedictina Anna Maria Canopi, fundadora de la abadía Mater Ecclesiae sobre
la isla de San Julio (lago de Orta, Novara), en el artículo Donne chiesa
mondo para explicar el sentido y las emociones relacionadas con la velatio,
es decir, la entrega del velo a la consagrada.
Bajo la mirada de Dios
«El significado del velo es
evidente –explica sor Anna Maria– la monja, consagrada en la virginidad para
ser exclusivamente esposa de Cristo, debe apartarse de otros posibles pretendientes
y amantes. Se retira del mundo, al claustro (Claustrum, término de donde
provienen claustrale, clausura), para estar siempre bajo la mirada de Dios
y solo gustarle a Él por la pureza y la intensidad del amor».
El beso del velo
Prosigue Canopi: «El velo es, por
lo tanto, una especie de clausura en la clausura, pues dentro del monasterio la
monja tiene un estilo de vida y una manera de relacionarse con las demás
enclaustradas muy reservada».
«Esta costumbre no tiene nada de
opresora, es más, el velo es muy apreciado por la monja que lo lleva muy
devotamente: lo besa cada vez que se lo pone y se lo quita. Esto la aparta de
distracciones y la ayuda a tener la mirada del corazón más directamente hacia
Dios, en la contemplación de su rostro siempre deseado y cercano».
«El velo es, además, también el
signo del pudor que la esconde, en cierto sentido, de su mismo esposo».
Como la sangre de Cristo
El rito litúrgico de la velatio
virginum, subraya Canopi, «es altamente sugestivo. Antiguamente el velo se
usaba incluso de color rojo, que significaba que la virgen era rescatada por la
sangre del esposo, Cristo».
Sobre la base de este testimonio,
observa la autora del volumen, la monja vive, por lo tanto, de manera sublime
el misterio nupcial y materno en el plano sobrenatural: el fuerte
simbolismo del velo indica precisamente la generosidad e intensidad con que la
enclaustrada se vuelve don para Dios y para todos, permaneciendo escondida,
para ser completamente gratuita.
Diversos colores
Volviendo a la norma, el velo de
las consagradas puede adornarse de manera distinta y cambiar de color y tejido,
indicando respectivamente el orden de pertenencia, la función desempeñada por
la religiosa en la comunidad o el momento de la vida cotidiana.
El “dominio” del negro
Efectivamente, el color
predominante ha sido históricamente el negro. Precisamente para dar un ejemplo,
las Dominicas lo llevan desde el 1206, junto con el hábito y el escapulario de
lana blanco ceñido a la cintura; las Agustinas de la mitad del siglo XIII junto
al hábito de lana, el cinturón y el escapulario cafés; para las Carmelitas,
además del velo negro, el hábito y el escapulario café, capa a rayas de varios
colores antes, y luego blanca; velo negro también para las Trinitarias
contemplativas del 1236, junto al hábito, escapulario cruzado rojo sobre el
pecho.
El caso de las cistercienses
Velo blanco, en cambio, para las
Siervas de María, con hábito (con correa de cuero), escapulario y capa negros.
Las Cistercienses al inicio se
vestían de negro, pasando luego a un hábito de lana cruda natural, escapulario
negro, zapatillas de tela llamadas socci, medias con suelas de cuero
o zuecos.
Sin embargo, su capítulo del 1481
les concedió el uso de túnicas y capuchas, con tal de que no fueran muy
arregladas ni con pliegues. Pero nada de velos de seda.
Cuándo se puede quitar
En cada orden religiosa existe la
costumbre de adoptar un hábito para el coro y uno más simple para el uso
cotidiano.
En la vestimenta de casa el velo
puede quitarse, quedando con el pelo semi cubierto por una venda y toca. Y
también en las propias habitaciones las religiosas están dispensadas de usarlo.
La cabeza cubierta está prescrita
para el rezo del breviario que se lleva a cabo en el coro de la iglesia
interna, ya que se trata de un acto solemne que expresa la reverencia debida a
la relación con Dios.
El hábito coral
El uso del velo con el hábito
coral prevé el mismo sistema de la cobertura de la cabeza, pero puede ser muy
distinto el grosor.
Frente al sutil tejido negro de
las benedictinas de San Lorenzo, podemos ver el oscuro paño de las agustinas de
Santa Catalina de Venecia, documentado por la imagen que el franciscano
Vincenzo Cornonelli publicó en su catálogo sobre las órdenes religiosas en tres
volúmenes, entre el 1707 y el 1715.
Jerarquías
Históricamente en el claustro, la
tipología y el color del velo, además del hábito, revestían un papel de
reconocimiento: indicaban el estatus de las monjas en la estructura claustral,
distinguiendo entre las profesas, con velo negro, y las novicias, normalmente
con velo blanco.
El velo es, por lo tanto, también
indicación de las diferencias del grado jerárquico.
Gelsomino
del Guercio
Fuente: Aleteia






