En todo proceso de vida encontramos diferentes errores o dificultades que hacen que en ciertos momentos nos alejemos del punto central, del propósito. Pues la fe no es ajena a esto; también se puede perder la fe…
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| Dominio público |
La vivencia de la fe está siempre
expuesta a dudas, crisis y demás situaciones que pueden hacernos alejar el
centro que es Cristo mismo.
Por esto, quiero proponerte una
pequeña lista de errores que ponen en riesgo la fe, en qué consisten y cómo
hacerles frente.
1. El relativismo
Uno de los riesgos que pueden
llevar a perder la fe es el relativismo. El relativismo desde la dimensión de
la fe sostiene que las creencias religiosas y espirituales son subjetivas y
relativas, lo que implica que no hay una verdad absoluta o universal en materia
de religión.
Es por esto que, según el
relativismo, cada persona o grupo tiene su propia interpretación y
comprensión de lo divino. Y todas las interpretaciones son igualmente válidas y
respetables.
Es por esto que el relativismo
suele conllevar al sincretismo, es decir, a la aceptación selectiva de diversos
ítems espirituales. En el relativismo se argumenta que no se puede afirmar
objetivamente cuál es la religión «correcta» o la verdad absoluta en cuestiones
espirituales.
Sin embargo, es importante
destacar que el relativismo no niega necesariamente la existencia de verdades
objetivas en otros ámbitos de la vida. Se limita a aplicar esta noción de
relatividad a la esfera religiosa y espiritual, reconociendo la diversidad de
creencias y la subjetividad inherente a la experiencia religiosa.
Cómo hacerle frente:
Para hacerle frente a esta
realidad es primordial tomar centro. Es decir, ponerse en la tarea de decantar
lo verdaderamente importante de lo que se hace accesorio. Como Cristianos,
nuestro centro siempre es y será Jesús.
Es normal que en el camino se
vayan añadiendo realidades a nuestra fe, es algo que siempre sucede y a lo que
no se debe tener miedo. Al contrario, debe servir para hacer un constante
discernimiento y elección de lo que es realmente fundamental.
2. ¿Has escuchado del «buenismo»?
Otro error común que podemos ver
al hablar de cómo se llega a perder la fe, es el buenismo. Comencemos por
comprender en qué consiste el término buenismo, pues se utiliza en diferentes
contextos y puede tener diversas interpretaciones.
En general, se refiere a una
actitud o enfoque excesivamente optimista y complaciente, en el cual se evitan
los conflictos o se busca evitar tomar posturas firmes ante situaciones
complicadas.
En relación con la fe, el
buenismo podría implicar una actitud de aceptación incondicional de todas las
creencias religiosas, sin cuestionarlas o confrontarlas críticamente, sin
ningún tipo de objetividad.
El buenismo podría manifestarse
en varias formas, podría implicar una postura de relativismo o sincretismo
extremo, en la que todas las interpretaciones y prácticas religiosas son
consideradas igualmente válidas y nadie tiene derecho a cuestionar o debatir
las creencias de los demás.
Esto podría llevar a evitar
discusiones difíciles o ignorar las diferencias doctrinales y éticas entre
diferentes tradiciones religiosas, lo que conlleva a una confusión.
El buenismo también puede
manifestarse en la tendencia a enfocarse únicamente en los aspectos positivos y
reconfortantes de la religión, mientras se evitan o se minimizan los aspectos
más difíciles o desafiantes. Aquellos que pueden hasta llevarnos a purificar la
misma fe.
Se podría evitar abordar temas
como el sufrimiento, el mal o los dilemas éticos complicados. Y, en su lugar,
se enfatizarían exclusivamente los aspectos amorosos y compasivos de la fe.
Cómo hacerle frente:
La actitud de apertura, respeto y
tolerancia es valiosa en el diálogo interreligioso. Sin embargo, el buenismo
excesivo puede limitar la capacidad de enfrentar críticamente los desafíos y
contradicciones que pueden surgir en el ámbito religioso.
Es importante encontrar un
equilibrio entre el respeto por la diversidad de creencias y la capacidad
de abordar los temas difíciles de manera reflexiva y crítica.
3. ¿Puede la falta de coherencia
llevarnos a perder la fe…?
La falta de coherencia en la fe
se refiere a la inconsistencia entre las creencias y las acciones. Normalmente,
nace cuando hay una desconexión entre lo que se profesa y celebra, con el cómo
se vive en la cotidianidad.
Este error puede llevar a otras
dificultades. Como la hipocresía, que puede erosionar la confianza y
credibilidad en esa persona o en la comunidad religiosa en general, o la
confusión y las dudas. La falta de coherencia en la fe puede generar en
aquellos que buscan guía espiritual o buscan vivir de acuerdo con sus creencias
un gran desconcierto.
Cuando hay una brecha evidente
entre lo que se enseña y lo que se practica, puede ser difícil para las
personas encontrar claridad y dirección.
Esta falta de coherencia en la fe
puede tener un impacto negativo en la comunidad. Puede llevar a divisiones
internas, descontento y una disminución del sentido de comunidad. Además de un
debilitamiento de la fe personal, pues quienes experimentan una falta de
coherencia en su propia fe, puede surgir un sentimiento de inseguridad y
cuestionamiento.
Pueden surgir preguntas sobre
la validez de sus creencias y si realmente están
siguiendo el camino correcto.
Cómo hacerle frente:
Superar la falta de coherencia en
la fe requiere una reflexión honesta y autocrítica, que sea siempre muy
objetiva.
Es importante que los creyentes
evalúen sus creencias y prácticas a la luz de sus enseñanzas fundamentales. Que
busquen la coherencia en todos los aspectos de su vida.
Esto implica una búsqueda
constante de integridad, sinceridad y alineación entre lo que se cree y cómo se
vive.
P. Mauricio Montoya
Fuente: Catholic Link






