Todos los días nos encomendamos en el nombre del Padre, del hijo y del Espíritu Santo, pero, ¿qué significado tiene?
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Desde pequeños, casi siempre en
el seno familiar, se nos enseña que los cristianos católicos tenemos una señal
característica de nuestra fe: la señal de la cruz, que se refiere a la
pasión y muerte de Cristo. Por eso, a los niños se les insiste en que
hagan bien ese gesto, porque existen personas que no saben hacerlo
correctamente, ni con las palabras adecuadas.
La idea es no hacerla de
cualquier manera ni con indiferencia. Aquí algunas instrucciones de uso:
1. HACERLA BIEN Y CON SENTIDO
Cuando se hace la señal de la
cruz, es importante prestar atención al gesto y a las palabras que acompañan
esta acción, porque a través de este rito tan simple, los cristianos expresan
que el Dios tres veces santo está inscrito en su carne.
¡En el nombre del Padre, del Hijo
y del Espíritu Santo!
Tu mano derecha se coloca en la
frente y dices: «En el nombre del Padre». El amor creativo abre tu mente a las
realidades espirituales.
La mano baja hasta el vientre y
dices «y del Hijo». El amor salvador baja a la Tierra para hacerte más humano.
Tu mano pasa del hombro izquierdo al hombro derecho, y dices «y del Espíritu
Santo». Y el amor santificante te hace estar en comunión con lo que otros
viven.
Esta señal de la cruz no es un
gesto trivial. Une el Cielo y la Tierra, reúne lo humano y lo divino en ese
punto central del corazón del que brota la oración.
Muchos cristianos han muerto como
mártires por haberlo hecho en países que no toleran la fe cristiana.
Poniendo todo tu deseo en este
ejemplo de la señal de la cruz, puedes decir esta corta oración:
En el nombre del Padre que me
crea por amor,
en el nombre del Hijo que me
lleva con amor,
en nombre del Espíritu que me
lleva al amor…
Amén.
Jacques
Gauthier - Edifa
Fuente: Aleteia