Tendrá lugar en octubre. Al mismo tiempo, un periódico italiano acaba de desvelar una carta que probaría que el Papa estaba al tanto del Holocausto
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| Alfa y Omega |
Hace semanas que la Pontificia Universidad Gregoriana está promocionando el
congreso internacional que tendrá lugar los días 9 al 11 de octubre bajo el
título, New
Documents from the Pontificate of Pope Pius XII and their Meaning for
Jewish-Christian Relation: A Dialogue between Historians and Theologians. Serán
unas jornadas de reflexión y estudio para analizar los documentos del
Pontificado de Pío XII y su repercusión en las relaciones judeo-cristianas.
Además de contar con la participación del Secretario de Estado, Pietro Parolin,
o el Rabino jefe de Roma, Riccardo Di Segni, acudirán los mayores académicos e
investigadores en la materia, tanto cristianos como judíos. Se espera en la
cita a Iael Nidam-Orvieto, Directora del Instituto Internacional para la
Investigación sobre el Holocausto de Yad Vashem; o Suzanne Brown-Fleming,
Directora del Jack, Joseph, and Morton Mandel Center for Advanced
Holocaust Studies del Memorial del Holocausto en Washington.
El propósito es «ofrecer nueva luz sobre las controversias históricas y
teológicas sobre el Papa Pío XII y el Vaticano durante el período del
Holocausto, y sobre las relaciones judeo-cristianas a distintos niveles,
gracias a importantes descubrimientos que surgen del análisis de los archivos
vaticanos y una fortalecida colaboración entre instituciones e investigadores»,
indican los organizadores en un comunicado.
Carta de un jesuita polaco al Vaticano
Durante el encuentro es de esperar que los participantes aborden una
revelación de última hora que acaba de hacer el periódico italiano Corriere
della Sera. El diario ha publicado una carta que indicaría que el
Pontífice sabía de los campos de exterminio y de la llamada solución final.
La carta data de 1942 y fue remitida a Roma por un jesuita polaco, Lothar
König, al secretario privado del Papa, el alemán Robert Leiber. En la misiva se
menciona el crematorio de las SS en el campo de concentración de Bełzec,
situado en la Polonia ocupada por los nazis, y el campo de Auschwitz. El
descubrimiento de la carta, hallada en los Archivos Vaticanos, se debe a
Giovanni Coco, archivero e investigador, que explica al Corriere della
Sera la trascendencia del documento. «En la carta se lee que, en el alto
horno, cerca de Rava Rus’ka, es decir, en Bełzec, cada día mueren hasta 6.000
hombres, especialmente polacos y judíos», asegura Coco en el artículo.
Pío XII no hizo una condena explícita del nazismo quizá por temor a
las represalias tras el caso de los obispos de Países Bajos y la carta
acusatoria contra los nazis que valió continuas represalias y deportaciones
entre la comunidad judía. La misma Edith Stein fue deportada a Auschwitz en
1942 en aquella persecución desatada por protesta de los obispos. Aprendida la
lección, los estudiosos sostienen que el Pontífice optó
por el silencio público para evitar que la situación empeorara en las
zonas ocupadas y, en consecuencia, entorpeciera la labor de ayuda a los
perseguidos que estaba llevando a cabo la Iglesia. Incluso su voz se vio
todavía más comprometida con la ocupación alemana de Roma, en septiembre de
1943.
Bebés judíos nacidos en la cama del Papa
Los mismos Archivos Vaticanos y recientes documentos encontrados, los
últimos en el
Pontificio Instituto Bíblico dados a conocer hace pocos días, revelan
cómo la Iglesia en Roma se la jugó por salvar miles de vidas. A principios de
septiembre se conocía esta lista que constataba que 155 congregaciones
católicas salvaron a unas 4.300 personas de las que, al menos 3.200 eran
judías. Muchas otras se refugiaron en la residencia papal de Castel Gandolfo e
incluso algunas mujeres judías llegaron a dar a luz en la misma cama del Papa.
Un puñal con la esvástica nazi
En aquellos tiempos, además el III Reich planeaba secuestrar o atentar
contra la vida del Papa. Distintos cables diplomáticos desde Londres habían
advertido a la Santa Sede y, como publicaba el Osservatore Romano en
2016, distintos funcionarios cercanos al Pontífice tuvieron que diseñar un plan
para esconder a Pío XII en el caso de que los nazis superasen los muros
vaticanos. Sobre esta amenaza, en Il Corriere della Sera Giovanni
Coco explica por qué el Pío XII conservaba un puñal con la esvástica nazi: «Fue
encontrado en el apartamento de Pío XII por su sucesor, Juan XXIII, quien pidió
explicaciones al entonces sustituto de la Secretaría de Estado, monseñor Angelo
Dell’Acqua, quien, al no saber nada sobre el objeto se dirigió a sor Pascalina
Lenhert, ama de llaves de Pío XII. Y la hermana Pascalina reveló que un miembro
de las SS llevó el puñal a una audiencia con el Papa, pero, arrepentido,
finalmente se lo entregó al Pontífice».
Ángeles Conde Mir
Fuente: Alfa y Omega






