En el Ángelus de este domingo 10 de septiembre, el Papa Francisco habló acerca de la “corrección fraterna” y aseguró, como en ocasiones pasadas, que “los chismes son una plaga en la vida de las personas”
![]() |
El Papa Francisco saluda a los fieles durante el Ángelus del domingo 25 de junio de 2023. Crédito: Vatican Media |
Desde la ventana del Palacio
Apostólico del Vaticano, el Santo Padre reflexionó acerca del Evangelio del día
(Mt 18, 15-20), que nos habla de la corrección fraterna, “una de las
expresiones más grandes del amor, y también una de las más exigentes, porque
no es fácil corregir a los otros”.
“Cuando un hermano en la fe
comete una falta contra ti, tú, sin rencor, ayúdalo corrigiéndolo. Ayudar
corrigiendo”, subrayó el Papa.
A continuación, lamentó que “lo
primero que se suele crear en torno a quien se equivoca son habladurías, en
las que todos se enteran del error, con todos los detalles, menos la
persona afectada. Esto no está bien y no agrada a Dios”, aseguró.
“No me canso de repetir que los
chismes son una plaga en la vida de las personas y de las comunidades,
porque traen división, sufrimiento y escándalo, y nunca ayudan a mejorar y a
crecer”, reiteró el Santo Padre.
Explicó que Jesús “nos enseña a
comportarnos de otra manera” y que nos anima a hablar “cara a cara” y
“lealmente” a quien se ha equivocado, con el fin de ayudarlo.
“Hazlo por su bien, superando la
vergüenza y encontrando el verdadero valor, que no es hablar mal de él a
sus espaldas, sino decirle las cosas a la cara con mansedumbre y
amabilidad”, instó el Papa Francisco.
En los momentos donde dudemos si
“no es suficiente” o temamos que el otro no lo entienda, el Papa Francisco
animó a pedir ayuda.
“Pero, ¡cuidado!
—advirtió—, ¡No la del grupito que chismea! Jesús dice: ‘Toma contigo una
o dos personas’, refiriéndose a personas que realmente quieran ayudar a
ese hermano o hermana que ha errado”.
“¿Y si sigue sin entender?
Entonces, dice Jesús, involucra a la comunidad. Pero también en este
caso, seamos claros: no se trata de poner a la persona en la picota, de
avergonzarla públicamente, sino de unir los esfuerzos de todos para
ayudarla a cambiar”.
“Señalar con el dedo a las
personas no es bueno, de hecho, a menudo hace más difícil que quien se ha
equivocado reconozca su propio error. Más bien, la comunidad debe hacerle
sentir a él o a ella que, al tiempo que condena el error, le está cerca con la
oración y el afecto, siempre dispuesta a ofrecer el perdón y a empezar de
nuevo”, remarcó.
En este sentido, animó a los
fieles a hacerse las siguientes preguntas: “¿Cómo trato a los que se equivocan
contra mí? ¿Me lo guardo y acumulo resentimiento con “me las pagarás”?
¿Hablo acerca de ello a sus espaldas? ¿O intento hablarles? ¿Rezo por él o
ella, pido ayuda para hacer el bien?”.
“Y nuestras comunidades, ¿se
hacen cargo de los que caen, para que puedan volver a levantarse y
empezar una nueva vida? ¿Señalan con el dedo o abren sus brazos? ¿Qué haces
tú?”.
“Que María, que siguió amando
incluso cuando escuchaba a la gente condenar a su Hijo, nos ayude a
buscar siempre el camino del bien”, concluyó el Papa Francisco.
Por Almudena Martínez-Bordiú
Fuente: ACI Prensa