Santa María Soledad fue una mujer valiente que organizó una importante red de asistencia a los enfermos. Sus sabias palabras pueden ayudarnos a seguir su ejemplo
Imagen del suelo | Shutterstock |
¿Necesitas fuerza para cuidar de
los demás, iniciar un proyecto o perseverar en algún
buen esfuerzo? Encuéntralo en estos grandes dichos de Santa María Soledad
Torres Acosta, fundadora de la Congregación de las Siervas de María.
En
la España del siglo XIX tuvo la fuerza para organizar una red de mujeres que
acudían a las casas de los enfermos para prestarles atención sanitaria o
ayudarles a morir acompañados. ¿De dónde sacó esa energía y resiliencia? Escuchemos
sus propias palabras y tomemos sus consejos prácticos y espirituales.
Confianza y
prudencia
Si queremos dar frutos, necesitamos tener una buena dosis de realismo y
al mismo tiempo confiar en Dios.
“Cuidaos mucho de vosotros mismos, para que
tengáis fuerzas y cuidéis bien de los pobres enfermos”.
“Incluso en las cosas buenas es necesaria la
prudencia”.
“La Providencia de Dios es mayor que toda
previsión de sus criaturas”.
Busca servir
a Dios y él te dará fortaleza.
Necesitamos recordar que Dios da significado a todo lo que
hacemos. Es a través de él y para él que hacemos buenas obras.
“Dios, Señor Nuestro, […] es quien da valor y
fuerza en el santo servicio”.
“Los enfermos son imagen de Cristo sufriente, y es
a él a quien servimos”.
“Pon todo tu anhelo en agradar mucho a Jesús,
Nuestro Divino Esposo. Que hagamos todo en Él y para Él”.
“Sólo la religión es capaz de dar fuerza y coraje a los más débiles para superar tantas cosas que se
presentan en la vida”.
“Podemos considerar que todo se aprovecha cuando
logramos los buenos deseos y metas de Dios nuestro Señor”.
“Jesús, que es amoroso y que mueve los corazones,
es quien todo lo hace”.
Amo la cruz
Los cuidadores a menudo se enfrentan al misterio del dolor, las
limitaciones humanas y la muerte. En tales momentos conviene tener
presente el enorme valor de la cruz para perseverar a pesar de las
dificultades:
“El camino al Cielo en realidad es un tanto amargo
y costoso, por eso debemos tener presente: Lo que vale mucho cuesta un poco de
trabajo”.
“Todas las horas del día debéis recurrir a Nuestro
Señor con esta breve oración: Dios mío, que sepa sufrir”.
“Tened fe en que Dios no permitirá más de lo que
podemos soportar”.
“Es necesario morir, y morir muchas veces”.
“Sigamos adelante con la cruz”.
“Trabajemos haciendo y sufriendo, con mucha
paciencia y aceptación, lo que Dios manda, y tendremos un hogar en las moradas
eternas de gloria para siempre”.
Patricia Navas González
Fuente: Aleteia