Durante muchos años, Mayra Rodríguez laboró en Planned Parenthood, en Phoenix, Arizona, donde diariamente acudían, al menos, 50 mujeres para abortar, contó para Aleteia
![]() |
| Courtesy of Mayra Rodríguez |
Desde pequeña, al ver a su madre laborando en el sector salud, Mayra
Rodríguez comenzó a interesarse en seguir esa profesión. Al crecer decidió
formarse tomando cursos en Administración de empresas de la salud, y
posteriormente, se convirtió en laboratorista clínica.
Llegada a Planned Parenthood
Al emigrar a los Estados Unidos junto a su familia, llegó a Phoenix,
Arizona, donde una de sus amigas la invito a laborar en un el ámbito de la
salud, justo donde Mayra quería desarrollarse, pues necesitaban personal
hispano que dominara el español. Al creer que había encontrado el trabajo de
sus sueños, decidió aceptar, con la ilusión de ayudar a muchas mujeres,
particularmente latinas.
La fría realidad de cada centro abortista
Con el paso de tiempo, en el año 2016, Mayra fue reconocida como la mejor
empleada del año por la IPPF (International Planned Parenthood Federation),
ganándose así el puesto de directora en un centro abortista de Arizona. Después
de un tiempo desempeñando su puesto, ella recuerda:
«Como directora de un centro de abortos, principalmente, me di cuenta de
que yo le decía a las mujeres que llegaban a uno de nuestros centros de
prevención que el aborto era seguro, incluso más que un embarazo completo, por
lo que era mejor abortar».
En una ocasión, una enfermera se acercó a Mayra para reportar que el médico
que realizó un aborto había dejado la cabeza del bebe adentro de la paciente
que estaba atendiendo, quien tenía 19 años y 14 semanas de embarazo. Ella
se dio cuenta pues, al finalizar un aborto por aspiración, los restos
mutilados del bebe se llevan al área «Producto de Concepción», donde se
identifican las partes del bebe y se unen como rompecabezas para asegurar que
estén todas las partes.
El médico se negaba a reconocerlo, ya que eso implicaba suministrar una
segunda dosis de Fentanilo, droga que usan como
anestesia, y extraer el dispositivo intrauterino que había implantado en la
joven.
Mayra cuenta cómo fue la respuesta del médico al llamarle la
atención:
Él dijo ‘ve y búscalo en la basura’. No voy a mentir, yo sabía que se iban
a una bolsa roja, siempre lo supe, para después tirarlos junto a los desechos
médicos y finalmente quemarlos”.
Sin embargo, fue ahí, donde la
vida de Mayra cambió por completo. “Escuchar que se refirieran a él como
basura fue lo que más me impactó”, señaló Mayra.
Desmintiendo a la IPPF
Al momento de salir de este centro, Mayra inicio una gran batalla donde se
enfrentó al monstruo abortista por medio de una demanda por despido
injustificado y mala praxis para estar en defensa de los niños abortados.
A pesar de las dificultades por ser inmigrante y por haber sido empleada de
Planned Parenthood, ganó el juicio en el 2019, convirtiéndose en la única en
haber ganado un juicio así.
Después de ello, Mayra le da gracias a Dios por haber vivido esta
experiencia, pues Él mismo fue quien le abrió los ojos para ahora defender la
cultura de la vida y a muchas mujeres que pasan por esta situación, advirtiendo
que no existe el «aborto seguro» y que hay consecuencias, físicas, psicológicas
y emocionales.
Karen Hutch
Fuente: Aleteia






