En la mañana de este jueves 16 de noviembre, el Papa Francisco recibió en audiencia en el Vaticano a los participantes en el congreso titulado “La dimensión comunitaria de la santidad”, promovido por el Dicasterio para las Causas de los Santos
Imagen referencial del Papa Francisco | Crédito: Elisabeth Alva/ACI Prensa |
En su discurso, el Pontífice
destacó que durante los últimos años ha crecido “el número de beatificaciones y
canonizaciones de hombres y mujeres pertenecientes a diversos estados de vida:
esposos, célibes, sacerdotes, consagrados y laicos de todas las edades,
procedencias y culturas”.
En esta línea, subrayó la
“llamada universal a la santidad” y recordó que estos santos son cercanos a
nosotros, son “miembros de nuestras comunidades, que vivieron una gran caridad
en las pequeñas cosas de la vida cotidiana, incluso con sus limitaciones y
defectos, siguiendo a Jesús hasta el final”.
A continuación, destacó 3
aspectos de la santidad: la santidad que une, la santidad familiar y el
martirio.
La santidad que une
Para el Santo Padre, la santidad
no es sólo “un acontecimiento personal”, sino también comunitario.
Explicó que “cuando Dios llama al
individuo, es siempre para el bien de todos” y que el encuentro con Jesús tiene
“una dimensión comunitaria”.
El Papa Francisco recordó que
esta realidad es expresada de modo particularmente conmovedor por santa Teresa
del Niño Jesús, quien en sus escritos “contempla a la humanidad entera como el
‘jardín de Jesús’, cuyo amor abraza a todas sus flores de un modo a la vez
inclusivo y exclusivo”.
La santidad familiar
Más tarde, el Santo Padre
señaló que la Iglesia nos ofrece en la actualidad muchos ejemplos de este
aspecto, como “matrimonios santos, en los que cada cónyuge es instrumento de
santificación del otro”.
A continuación, citó a los santos
Luis y Zelia Martin; a los beatos Luis y María Beltrame Quattrocchi; los
venerables Tancredi y Giulia di Barolo y los venerables Sergio y Domenica
Bernardini.
Según el Papa Francisco, “la
santidad de los esposos, además de la santidad particular de dos personas
distintas, es también santidad común en la conyugalidad: por tanto,
multiplicación —y no mera suma— del don personal de cada uno, que se comunica”.
En este sentido, recordó a la
familia Ulma, formada por el matrimonio de Jozef, Wiktoria y sus siete hijos,
todos ellos mártires y beatificados recientemente
en Polonia.
“También ellos nos recuerdan que
la santificación es un camino comunitario, que debe hacerse de dos en dos, y no
en solitario”, subrayó el Papa Francisco.
La santidad martirial
Por último, el Santo Padre
remarcó “no hay época que no haya tenido sus mártires, hasta nuestros
días”.
Citó como ejemplo el caso de Asia
Bibi, la cristiana pakistaní símbolo del sufrimiento provocado por la
persecución anticristiana.
El Papa Francisco puntualizó que
es “una mujer que sigue viviendo, y hay muchas, muchas como ella, que dan
testimonio de fe y de caridad. Y no olvidemos que nuestro tiempo también tiene
muchos mártires”.
Señaló que “a menudo se trata de
comunidades enteras que han vivido heroicamente el Evangelio o han ofrecido a
Dios la vida de todos sus miembros”.
También recordó los 21 mártires
coptos asesinados
por el ISIS e introducidos recientemente en el Martirologio Romano que
murieron diciendo: “Jesús, Jesús”, en la playa.
A modo de conclusión, el Santo
Padre reiteró que todos los caminos de la santidad se dirigen hacia una misma
meta, ‘la plenitud del amor”.
Por Almudena Martínez-Bordiú
Fuente: ACI Prensa