La
trágica historia de santa Inés puede enseñarnos mucho sobre la necesidad de
valorar nuestras relaciones
Inés
fue una bella joven de la Roma antigua, nacida en la nobleza y criada en una
familia cristiana durante el tiempo en que el emperador intentó acabar con la
llama del cristianismo.
Incluso
así, Inés era apreciada por sus amigos en la juventud y acostumbraba
pasear por la ciudad con ellos, acompañada de su hermana adoptiva Emerenciana.
Fue su impresionante apariencia lo que atrajo a muchos pretendientes. Sus
largos cabellos, piel clara y ojos castaño oscuro eran comentados por los
hombres del más alto rango.
Habría
sido una ventaja para ella haberse casado con cualquier hombre que se acercara,
sin embargo ella rechazó a todos, pues reconoció que los corazones estaban
llenos de lujuria. Además de eso, en sus ojos, ella ya estaba “tomada” por Dios
y deseaba vivir una vida pura y casta.
Un
día, otro pretendiente pasó, esta vez era el hijo de un influyente prefecto
romano. Un joven orgulloso, que tenía la seguridad de que Inés se casaría con
él, especialmente a causa de su alto estatus. Ella lo rechazó dos veces.
Eso enfureció a su papá que, rápidamente, informó a las autoridades locales que
Inés era cristiana.
Al
principio, obstaculizada por la ley romana (que no permitía la ejecución de una
virgen), cada intento por perjudicar su pureza fue rechazado. Una nueva
decisión se tomó y los funcionarios la condenaron a una muerte cruel.
La
ciudad quedó en shock con la noticia de la ejecución de un cordero
tan precioso, y se cree que su muerte contribuyó al fin de la persecución
cristiana.
La
trágica historia de Inés, una bella joven que fue asesinada por no aceptar las
propuestas de un hombre poderoso, puede enseñarnos mucho sobre la
necesidad de valorar nuestras relaciones. Por encima de todo, Inés quería
preservar sus creencias religiosas y la pureza de su corazón.
Por
eso, se rehusó a dar marcha atrás cuando estaba bajo presión. Estos hombres que
se acercaron a ella fueron, claramente, alimentados por sus pasiones pecaminosas
y se quedaron pasmados cuando ella no cedió.
En
nuestras propias vidas, muchas veces pensamos que, para encontrar el amor,
debemos bajar nuestros estándares. Pensamos que se necesita “dar y recibir” en
nuestras relaciones cuando se trata de nuestra pureza. Un novio, novia
pude sugerir: “Vámonos a vivir juntos”, y podríamos responder: ¿”Por qué no?
¿No estamos en el siglo XXI?”.
Lo
que Inés nos enseña es que no debemos doblegarnos ante las presiones del
mundo y que es posible permanecer fuertes en nuestra fe, incluso cuando todos
están contra nosotros.
No
necesitamos comprar un amor superficial, sino buscar mucho amor, que nos
satisfaga verdaderamente. Ella es un gran ejemplo para nosotros y para todos
los novios, y nos inspira a permanecer fieles a nuestras creencias y
a apegarnos estrechamente al amor de Dios.
Si
tienes novio o novia (o estás a punto), lucha con pureza y rézale a santa
Inés de Roma. Ella conoce la presión que estás padeciendo e intercederá por ti
en su nombre, dándote la fuerza para hacer lo que parece imposible.
O gloriosa santa Inés,
que serviste a Dios con
humildad y confianza en la tierra
y estás, ahora, en el gozo
de su visión beatifica en el cielo,
porque perseveraste hasta
la muerte
y ganaste la corona de la
vida eterna.
Acuérdate, ahora, de los
peligros
que me rodean en este
valle de lágrimas,
e intercede por mí en mis
necesidades y problemas.
Amén.
PHILIP KOSLOSKI
Fuente:
Aleteia