Del jubileo la buena
costumbre del viernes de la misericordia
Una
niña de 10 años, huésped del Centro Regional S. Alejo – Margarita de Savoya
para ciegos, en Roma, percibe la presencia del papa Francisco, escucha su voz
entre la muchedumbre curiosa y le pide tocar su rostro. El Papa se agacha sin
pensarlo dos veces y ella traza con sus dedos suavemente una imagen mental del
Sucesor de Pedro.
En
la tarde del viernes 31 de marzo, el Papa Francisco visitó el Instituto para
ciegos en el marco de la continuidad del ‘viernes de la misericordia’,
iniciativa que se estrenó durante el jubileo de la misericordia, visitas
privadas, una vez al mes, recorriendo las obras de misericordia espirituales y
corporales hacia los que viven situaciones de exclusión física y social.
El
antes también llamado instituto “Cristóbal Colón”, realiza actividades
dirigidas a la inclusión social de personas invidentes o con problemas
visuales.
Durante
la visita, Francisco encontró a niños y niñas, jóvenes y ancianos, personas con
una minusvalía sensorial ligada al uso de la vista. Algunos de ellos invidentes
de nacimiento o como consecuencia de graves patologías y algunos con invalidez
múltiple.
El
Papa tuvo una atención especial con los más chicos, un grupo de cerca de 50
niños y niñas, que frecuentan el Centro para recibir una formación especial que
los ayude en los pequeños gestos cotidianos.
Igualmente,
el Pontífice bendijo a 37 ancianos y adultos, residentes fijos en esa casa.
Durante su visita, Francisco ha hecho una donación al Instituto y firmó un
pergamino para la Capilla del Centro, como recuerdo de esta visita.
Ary Waldir Ramos
Díaz