«Me ha
roto el corazón. Mi hermano George estaba preparando su boda el próximo mes,
iba al monasterio a rezar y meditar»
«Somos
coptos, no tenemos miedo», fue el cántico de los cristianos egipcios que, entre
llantos, despidieron ayer en pequeñas ceremonias en la provincia de Al Minya a
las víctimas del último atentado contra esta minoría religiosa en Egipto,
reivindicado por el grupo yihadista Daesh.
Fueron coptos hasta el final, cuando
los terroristas enmascarados –que la Fiscalía egipcia ha cifrado en un comando
de seis hombres– hicieron detener los autobuses en los que viajaban al
monasterio de San Samuel, en el desierto al sur del país, los encañonaron y les
forzaron a renunciar a su fe, según han relatado los supervivientes.
«Los
hombres armados preguntaron a los pasajeros,¿sois cristianos? Cuando dijeron
que sí, les dispararon, y saquearon sus posesiones, robaron las joyas de oro a
las mujeres», detalla en un comunicado el obispo «Anba» Agatón, de la diócesis
de Margaga, parte de la archidiócesis de Minya (a más de 200 kilómetros al sur
de El Cairo) y donde se levanta el monasterio de San Samuel.
Según
el relato de varios supervivientes, a los cristianos emboscados –trabajadores
del monasterio, peregrinos y decenas de niños de viaje con la parroquia– se les
instó a recitar la shahada, profesión de fe musulmana por la que juran «no hay
más Dios que Alá y Mahoma su profeta» antes de convertirse al islam. «Se les
pidió renunciar a su fe cristiana, uno por uno, pero se negaron, y murieron
como cristianos», explica entre lágrimas un superviviente del ataque que perdió
a sus sobrinos, en un testimonio recogido por el diario local Al Youm7.
Algunos
de los hombres que se negaron a renegar de su fe fueron forzados a abandonar
los vehículos y, en aquel camino de polvo sin asfaltar en medio del desierto
egipcio, fueron ajusticiados de un disparo a quemarropa. Otros murieron cuando,
indiscriminadamente, los enmascarados dispararon desde dentro de los autobuses,
uno de ellos un microbús cargado de niños de corta edad.
«Me
ha roto el corazón. Mi hermano George estaba preparando su boda el próximo mes,
iba al monasterio a rezar y meditar», ha explicado la hermana de una de las
víctimas a la cadena local CTV. Cirilo, de apenas 18 años y estudiante de
instituto, quería unirse a la facultad de Medicina, pero la presión de los
próximos exámenes le asustaba, así que decidió viajar al monasterio para pedir
a los monjes de San Samuel que rezaran por él. Las víctimas más jóvenes tenían
apenas 2 y 4 años, según una lista publicada por el obispado.
Los
terroristas habrían filmado la masacre, que se ha cobrado las vidas de 29
personas según las últimas cifras del Ministerio de Salud egipcio, con la
presunta intención de difundir más tarde el vídeo como parte de su propaganda,
apuntando a la sangrienta firma de Daesh, que la mañana del sábado confirmó su
autoría. Según el comunicado oficial de los yihadistas, difundido a través de
redes sociales del grupo, varios «soldados del Califato» acabaron con más de
«31 cruzados» en una «emboscada» mientras se dirigían al monasterio de San
Samuel.
La
reivindicación del autodenominado Estado Islámico se produjo horas después de
que el presidente Abdelfatah Al Sisi culpara a este grupo terrorista del ataque
en Al Minya, con el objetivo de «acabar con el Estado egipcio». Aunque todavía
no se ha detenido a los autores de la masacre, el Ministerio de Interior ha
asegurado que los terroristas habrían recibido entrenamiento en Libia.
En
este sentido, Al Sisi aseveró que sus Fuerzas Armadas atacarían campos de
entrenamiento yihadistas «tanto en Egipto como en el extranjero”. En una
reacción similar a la ordenada tras la decapitación de una veintena de coptos
egipcios por el Daesh en Libia en 2015, a última hora del viernes aviones de la
Fuerza Aérea egipcia bombardearon posiciones yihadistas en Derna, al este del
país norteafricano.
ALICIA
ALAMILLOS El Cairo
Fuente:
ABC