Afirma que “la defensa del derecho a la
vida no es un fuero exclusivo de los cristianos”. Apoya la decisión del Papa de
contar con el Cardenal Caffarra
La
doctora Mónica López Barahona es una de los dos españoles que el Papa Francisco
ha nombrado como miembros ordinarios en la Academia Pontificia de la Vida.
Doctora en Ciencias Químicas con la especialidad de Bioquímica y Biología Molecular, entró en esta institución vaticana como miembro correspondiente en 1999, nombrada por san Juan Pablo II.
Doctora en Ciencias Químicas con la especialidad de Bioquímica y Biología Molecular, entró en esta institución vaticana como miembro correspondiente en 1999, nombrada por san Juan Pablo II.
El
Papa Benedicto XVI la nombró miembro ordinario en 2007 y Francisco la acaba de
renovar por cinco años más. Es directora general académica del Centro de
Estudios Biosanitarios (CEB) y directora de la Cátedra Jérôme Lejeune de
Bioética.
“Supongo
que el Santo Padre habrá valorado el currículum vitae, las aportaciones que he
podido realizar en la andadura previa de la Academia y mi compromiso con la defensa
de la vida humana desde su concepción hasta la muerte natural. Pero es una
suposición. Sinceramente, desconozco las razones y los criterios que se han
aplicado a la hora de nombrarme miembro ordinario en esta nueva andadura de la
Academia”, explica la doctora Barahona a Religión Confidencial.
Preguntada
sobre cuáles son las respuestas y argumentos más acuciantes que debe dar la
Academia Pontificia de la Vida al mundo de hoy, su respuesta es clara: “No me
corresponde a mí establecer las prioridades de la Academia, pero este
departamento está al servicio de la Iglesia para reflexionar,
investigar y emitir informes sobre aquellas cuestiones relacionadas con la
vida humana que se le pidan”.
Las
cuestiones sobre las que se piden a la Academia para su reflexión, las plantea
la Congregación para la Congregación para la Doctrina de la Fe o Secretaría de
Estado del Vaticano.
Eufemismos que confunden
Respecto
al cambio de lenguaje que los portavoces y expertos deben aplicar para explicar
y demostrar el bien de los principios que, en materia de vida, defiende la
Iglesia Católica, la doctora Barahona se lamenta de que en Bioética “muchas
veces se denominan ciertas realidades con un lenguaje impreciso”.
Así,
explica algunos eufemismos que se emplean en este campo: “El aborto se denomina
interrupción voluntaria del embarazo, cuando no es una interrupción sino
la finalización del embarazo; se continúa empleando el término pre-embrión para
denominar al embrión de 14 días de vida… El lenguaje debe emplearse de forma
rigurosa, sin eufemismos, para transmitir de modo fiel a la verdad todas
las cuestiones que se planteen”.
La
Academia Pontificia de la Vida se enfrenta a una serie de retos: el
aborto, la ideología de género, los vientres de alquiler, la fecundación
artificiales, la eutanasia, el encarnizamiento terapéutico, la edición génica,
la investigación con células troncales, la ecología y su impacto en la vida
humana, etc. “En definitiva, todo aquello que tiene o puede tener implicaciones
éticas relevantes sobre la vida humana”, explica la doctora.
El cardenal Caffarra
La
experta en bioquímica y biología molecular también da su opinión respecto a que
el Papa Francisco haya nombrado al cardenal Carlo Caffarra miembro de honor de
la Academia.
“El
cardenal Caffarra ha pertenecido a la Academia desde 1994 y su talla
intelectual, espiritual y humana han sido una gran riqueza para la
Academia, sin duda, como miembro de honor la continuará enriqueciendo”, afirma
la doctora.
Sobre
el nombramiento de un abortista
Mónica
López Barahona desconoce “las razones y los criterios que se han aplicado en el
nombramiento de Biggar”.
Sin
embargo, sobre la designación de no católicos en esta institución vaticana,
explica que “la defensa del derecho a la vida desde la concepción
hasta la muerte natural no es un fuero exclusivo de los católicos.
La
ciencia muestra claramente que existe vida y vida humana desde la concepción y
esta realidad que es innegable, es suficiente, para que esta vida pueda
defenderse sólo desde la razón, cuando ésta no está iluminada por la fe, o
pueda defenderse desde otras confesiones”.
Fuente:
ReligionConfidencial