La negativa de muchos
ahora a tener hijo, constituye un grave desafío y “una mutación fundamental en
la convivencia”
En
su más reciente carta semanal, el Obispo de Córdoba en España, Mons. Demetrio
Fernández, lamentó que en nuestros días el mundo occidental se muere de viejo
debido al invierno demográfico.
En
su carta del 14 de septiembre por el Encuentro Diocesano de Laicos que se
realizará en Córdoba el próximo 7 de octubre, el Prelado dijo que actualmente
“atravesamos un invierno demográfico tremendo, es decir, no nacen los hijos
necesarios para el repuesto generacional, y por tanto, hay más viejos que
niños”.
“El
mundo occidental –España, entre ellos- se muere de viejo”, lamentó.
El
invierno demográfico, dijo el Obispo, es contrario al hecho que “Dios ha puesto
en el corazón del hombre y de la mujer esta capacidad de complementación
recíproca, que se prolonga en los hijos, por los que los padres están
dispuestos a dar la vida, a gastarse un día tras otro. Es una
aventura que genera esperanza”.
Por
ello, la negativa de muchos ahora a tener hijo, constituye un grave desafío y “una
mutación fundamental en la convivencia”; y por esa razón ha convocado para el
encuentro diocesano a varias personas que darán “testimonios muy elocuentes del
valor de la familia y de la vida”.
Mons.
Fernández también se refirió a la importancia de la educación de los niños y
jóvenes, así como el rol fundamental de los padres porque en este aspecto “son
insustituibles”.
“El
Estado está al servicio de este derecho fundamental, que no cumple solamente
con ‘una escuela única, pública y laica’, sino que debe apoyar toda iniciativa
social, como son las escuelas de la Iglesia Católica.
No se trata de un favor, sino de un derecho”.
Mons.
Fernández también resalta la presencia de la fe católica en la escuela pública
y recuerda la necesidad de atender a los pobres en sus distintas clases de
pobrezas como “esclavitudes, explotaciones, abusos, descartes con rostro
humano; la pobreza de no tener a Dios, que es la más grande de las pobrezas,
tan extendida en nuestro tiempo”.
“La
Iglesia está llamada a salir al encuentro de todas esas pobrezas, reconociendo
el rostro de Cristo en los pobres de la tierra, cercanos y lejanos, y tratando
de incorporarlos a la tarea de la evangelización”, subrayó.
El
Obispo de Córdoba recordó que todo esto debe enmarcarse en una “aspiración
seria a la santidad” en unión con Cristo “y al mismo tiempo con una inserción
en el mundo, como lugar propio de los laicos: en la familia, en el trabajo, en
la cultura, en la vida pública, en todos los ámbitos donde el seglar/laico se
convierte en sal de la tierra y luz del mundo, en fermento que transforma la
masa”.
En
definitiva, concluyó, “como el alma en el cuerpo para animar nuestra sociedad
contemporánea”.
Puede
leer la carta completa AQUÍ.
Fuente: ACI Prensa