La Congregación para las
Causas de los Santos del Vaticano está estudiando el segundo milagro para la
canonización de papa Montini
“Señor,
yo creo, yo quiero creer en Ti. Señor, haz que mi fe sea pura, sin
reservas, y que penetre en mi pensamiento, en mi modo de juzgar las cosas
divinas y las cosas humanas”, rezaba Pablo VI el 30 de octubre de 1968 en una
audiencia general en la plaza San Pedro.
La
fe llevó a una futura madre a pedir la intercesión ante Dios por un milagro al
Papa de la encíclica Humanae Vitae, texto que defiende la transmisión de
la vida. El pequeño y gran milagro se llama Amanda, una niña bella y risueña
que nació el 25 de diciembre con apenas 24 semanas y 4 días de gestación.
La
niña nació prematuramente tras un parto complicado, el rompimiento de la
placenta y la incompatibilidad con la vida sin el líquido amniótico. Los
médicos aconsejaban el aborto.
La
placenta se rompe a las 13 semanas y 3 días. La madre desesperada, Vanna
Pironato, no se resigna. Ella reza por un milagro en el Santuario de la
Virgen de las Gracias ubicado en Brescia, ciudad natal de Giovanni
Battista Montini que nace en Concesio (Brescia) el 26 de septiembre de
1897, el papa Pablo VI (1963-1978).
El
aborto era una opción inminente. “Si la membrana de la placenta no se reponía,
el corazón del feto dejaría de latir”, dicen los médicos que hacen lo posible
para salvarle la vida.
La
joven madre pidió la intercesión del beato. Lo hizo en un lugar muy especial
para Pablo VI, el santuario donde maduró su juvenil vocación sacerdotal y donde
iba a rezar con su familia todos los domingos.
Se
trata de un Santuario dedicado a la Virgen, cuya iglesia mayor (hoy basílica)
se encuentra adyacente a la casa paterna de Montini y está dedicada a la
festividad mariana que se celebra cada 8 de septiembre.
El
doctor Giuseppe Noia, especialista en obstetricia del Policlínico Gemelli de
Roma, realiza una amnioinfusión, es decir introduce liquido fisiológico en
la placenta en el lugar del líquido amniótico natural para que los pulmones de
la niña puedan desarrollarse.
La
mamá se traslada desde Roma al hospital de Monza para acercarla a la familia
bajo los cuidados de la doctora Patrizia Vergani. Vanna recibe en su cuerpo dos
amnioinfusiones, pero la segunda presenta grandes pérdidas. Amanda
sorprende a la ciencia y continúa creciendo. Finalmente nace en Navidad.
Amanda
viene al mundo frágil, con el peso de las 26 semanas de gestación, apenas
865 gramos, ante la incredulidad de los médicos que dudaban de su
supervivencia. Su pequeñísimo cuerpo fue entubado, llevado a terapia intensiva
y puesto en incubadora.
De
hecho, la Congregación para las Causas de los Santos del Vaticano está
verificando desde hace un año este caso, que de comprobarse, constituiría
el segundo milagro necesario para la canonización de Papa Montini. Vanna
Pironato ha vuelto al santuario mariano para agradecer.