¿Puede predecir el futuro o mover objetos a través
de la habitación?
Satán y sus demonios seguidores son figuras
misteriosas del reino de lo espiritual. Nos atormentan diariamente, aunque por
lo general sus acciones son invisibles a nuestros ojos.
La Escritura
puede decirnos mucho sobre Satán y sus subalternos y, a lo largo de los siglos,
la Iglesia ha crecido en su entendimiento de estos seres espirituales
malévolos.
Aquí tenéis
cinco hechos que ayudarán a arrojar más luz sobre estas oscuras criaturas
(haced clic sobre los números de páginas para ver la siguiente parte).
¿Qué era Satán antes de caer en la oscuridad?
El Catecismo
de la Iglesia Católica afirma: “La Iglesia enseña que primero
fue un ángel bueno, creado por Dios” (CIC 391). Tradicionalmente se le llama
Lucifer o “portador de luz”, cuando era un brillante ángel de luz (cf. Isaías
14, 12-15).
Además, en la
Iglesia hay tradiciones que varían con respecto a qué tipo de ángel era Satán.
Santo Tomás de Aquino sostiene en su Summa que
“el nombre querubín significa ‘plenitud de ciencia’. Serafín significa
‘el que arde’ o ‘el que incendia’. Por lo tanto, es evidente que el querubín
toma su nombre de la ciencia, compatible con el pecado mortal; y el serafín lo
toma del ardor del amor, que no puede darse con el pecado. Por eso, al primer
ángel pecador no se le llama serafín, sino querubín”.
Sin embargo,
no hay declaración dogmática de la Iglesia en relación a si Satán era un
querubín o un serafín.
¿Puede
Satán (o cualquier demonio) predecir el futuro?
El Catecismo declara:
“Sin embargo, el poder de Satán no es infinito. No es más que una criatura,
poderosa por el hecho de ser espíritu puro, pero siempre criatura” (CIC 395).
La respuesta breve es no. Los ángeles
caídos (y también los ángeles buenos) no tienen acceso al futuro a no ser que
Dios se lo revele.
Como decía Jesús en el Evangelio de Marcos: “En cuanto a ese día y a la hora,
nadie los conoce, ni los ángeles del cielo, ni el Hijo, nadie sino el Padre”
(Marcos 13, 32).
Por otro
lado, pueden hacer predicciones sobre el futuro basándose en la observación.
Los demonios son por naturaleza extremadamente inteligentes y pueden observar a
las personas y los acontecimientos desde muy cerca, lo que les da una idea de
lo que podrá suceder. Esencialmente pueden “predecir” el futuro con una
precisión limitada, pero no porque conozcan algo oculto, sino porque son
capaces de observar y ofrecer una predicción general, como cualquier ser humano
astuto.
¿Pueden
mover objetos físicos?
Los seres
angelicales son criaturas espirituales poderosas y tienen un poder limitado en
lo relacionado a la materia física. La mayoría de las veces los demonios
realizan trucos visuales influyendo negativamente sobre nuestras mentes con
ilusiones, haciendo parecer que algo se mueve cuando en realidad no es así.
Otras veces
pueden mover objetos físicos, haciéndolos volar a través de una habitación como
puede verse en varias películas de terror. Es un suceso extraño, pero puede suceder.
Tomás de Aquino dedica
una cuestión en su Summa a explicar cómo
puede ocurrir.
¿Qué
aspecto tiene Satán?
Todos los
ángeles son espíritus puros, lo cual significa que no poseen un cuerpo físico,
aunque a veces pueden asumir la apariencia de un ser humano o alguna otra
criatura. La forma visible que a menudo se recoge en la Escritura o en
historias populares es una mera fachada, una máscara que se ponen para que
podamos verlos con nuestros ojos. De otra manera son criaturas invisibles por
naturaleza.
Los artistas
han usado varias imágenes para representar a Satán, como un dragón, una
serpiente o alguna otra criatura mítica. Sin embargo, de acuerdo con la
naturaleza de Satán, no tiene forma física.
¿Puede
Satán enviar a la gente al Infierno?
El Catecismo es
muy claro en este punto: “Morir en pecado mortal sin estar arrepentido ni
acoger el amor misericordioso de Dios, significa permanecer separados de Él
para siempre por nuestra propia y libre elección. Este estado de autoexclusión
definitiva de la comunión con Dios y con los bienaventurados es lo que se
designa con la palabra ‘infierno’” (CIC 1033).
Dicho sencillamente, no, Satán no puede
forzar ni arrojar a nadie al Infierno. Nosotros escogemos ir allí con nuestro
rechazo a Dios. Satán
quizás nos influya durante nuestro tiempo en la tierra, pero seguimos siendo
libres de tomar una elección al final de nuestras vidas. Si un ser humano va al
Infierno, es porque lo ha escogido así y va libremente.
Philip
Kosloski
Fuente: Aleteia