Sus palabras en el Ángelus en la Fiesta de Todos
los Santos
En la Solemnidad de todos los Santos el Papa
Francisco rezó el Ángelus con los fieles y peregrinos que
se dieron cita en la Plaza de San Pedro, deseosos de escuchar su comentario al
Evangelio y recibir su bendición apostólica.
El Santo
Padre recordó que se trata de “nuestra fiesta”, porque la
santidad de Dios ha tocado nuestra vida. A la vez que afirmó que “los santos no
son modelitos perfectos, sino personas atravesadas por Dios”. Y agregó que
podemos compararlos con los vitrales de las iglesias que dejan entrar la luz
con sus diversas tonalidades. De modo que los santos “son nuestros hermanos y
hermanas que han acogido la luz de Dios en su corazón y la han transmitido al
mundo, cada uno según su propia “tonalidad”. Pero todos – añadió el Obispo de Roma – han
sido transparentes, han luchado para quitar las manchas y las oscuridades del
pecado, de modo que la luz gentil de Dios pueda pasar. Lo que representa,
también para nosotros, la finalidad de nuestra vida.
En cuanto al
pasaje evangélico propuesto por la liturgia del día, el Papa
Bergoglio recordó que en esta ocasión Jesús se dirige a
los suyos, y a todos nosotros, diciendo “bienaventurados”, tal como se lee en
el Evangelio de San Mateo. Se trata – explicó – de la parábola con la que el
Señor comienza su predicación, que es “evangelio”, es decir, buena noticia,
porque es el camino de la felicidad.
De la
felicidad Francisco dijo que quien está con Jesús
es “bienaventurado”, es feliz. Porque la felicidad no está en el hecho de tener
algo o de llegar a ser alguien, sino que la felicidad verdadera es estar con el
Señor y vivir por amor.
De ahí que
los ingredientes para una vida feliz se llaman “bienaventuranzas”. Mientras son
bienaventurados los sencillos, los humildes, que dan lugar a Dios, que saben
llorar por los demás y por sus propias equivocaciones, permaneciendo mansos y
luchando por la justicia. Ellos son misericordiosos con todos – dijo el Papa –
custodian la pureza del corazón, trabajan siempre por la paz y permanecen en la
alegría. No odian y cuando sufren responden al mal con el bien.
De las
bienaventuranzas el Santo Padre destacó
que no requieren gestos asombrosos, puesto que no son para superhombres, sino
para quien vive las pruebas y las fatigas de cada día. Y así son los santos –
agregó – “respiran como todos el aire contaminado por el mal que hay en el
mundo, pero en el camino jamás pierden de vista el trazado por Jesús, indicado
en las bienaventuranzas, que son como el mapa de la vida cristiana.
Por esta
razón afirmó que “hoy es la fiesta de aquellos que han alcanzado la meta de
este mapa: no sólo los santos del calendario, sino tantos hermanos y hermanas
de la ‘puerta de al lado’, que tal vez hayamos encontrado y conocido”. Es
también “una fiesta de familia, de tantas personas sencillas y escondidas que,
en realidad, ayudan a Dios a llevar adelante el mundo”. ¡Y hoy hay tantas!,
exclamó Francisco.
Al concluir,
el Santo
Padre pidió a la Madre de Dios, Reina de los Santos y
Puerta del Cielo, que interceda en nuestro camino de santidad y por quienes ya
nos han precedido partiendo hacia la Patria celestial.
Radio
Vaticano
Fuente: Aleteia