La historia de la trágica
muerte del sacerdote Nicolás Konrad y cómo se conservó su sotana
El
P. Nicolás Konrad, sacerdote greco católico ucraniano durante la dictadura
comunista soviética, recibió una llamada para auxiliar a un enfermo el 26 de
junio de 1941. Sin conocer que se cernía una amenaza, el presbítero pidió la
compañía del cantor parroquial Volodymyr Pryjma y salió a cumplir los deberes
de su apostolado. De regreso a la parroquia fueron detenidos por agentes de la
policía secreta y martirizados en el bosque.
Justamente
cuando la noticia de que el sacerdote sería elevado a los altares fue confirmada,
una hermana del Dr. Isajiw recordó que un vestido de su abuela tenía una
conexión especial con el Beato. “Lo examinamos cuidadosamente, miramos en los
bolsillos, y allí estaban los agujeros de las balas”, relató el médico.
“Esta
es su sotana. La sotana que él vestía cuando fue asesinado”. La historia de la
trágica muerte del sacerdote y cómo, siendo un clérigo casado bajo las normas
de las Iglesias orientales, dejó una viuda y cuatro hijos huérfanos, era
conocida y plenamente documentada.
De
lo que no quedó registro fue del paradero de su sotana, que vestía el día de su
martirio y que se empapó de su sangre en el momento de su muerte,
convirtiéndose en una importante reliquia. “Por supuesto todos lo consideraban
un mártir, lo consideraban un Santo en la familia”, relató a CNA el Dr. George
Isajiw, nieto del mártir beatificado por San Juan Pablo II en 2001.
En
una audaz ocurrencia, la mujer decidió ocultar la reliquia a la vista de todos,
y dio forma a la sotana para hacerla pasar por un vestido suyo, cortando las
secciones donde se encontraban los agujeros de ingreso y salida de la bala que
puso fin a su vida y ocultándolas dentro de los bolsillos.
“Ella
hizo de ella (la sotana) un vestido para sí misma, de forma que al poner la
mano dentro de los bolsillos podía sentir los agujeros de las balas”, explicó
el Dr. Isajiw. La mujer se refugió con una familia católica en Bavaria y luego
emigró a Estados Unidos junto a su familia, donde murió en 1955. Vistió la
sotana del mártir hasta el final de su vida.
El
Beato Nicolás Konrad pudo haber evitado su martirio de haber huido del país lo
cual era posible por contar con familiares que le ofrecían documentos para
emigrar a Alemania. En su lugar, prefirió quedarse junto a sus feligreses y
predicar que debían mantener la esperanza y no temer, en un célebre sermón a
tan sólo cuatro días de su muerte. Mientras que los soldados soviéticos se
retiraban ante el ataque de fuerzas alemanas, Nikita Khrushchev, enviado de
Stalin a Ucrania, dio orden de disparar a los sacerdotes antes de dejar el
lugar.
“Él
dijo que todas nuestras vidas habían cambiado. La guerra había iniciado”, recordó
el Dr. Isajiw sobre el sermón de su abuelo. “¿Quién sabía que pasaría? Pero
nosotros no cambiaríamos. Nos mantendríamos haciendo lo que hacíamos, cuidando
de nosotros, cuidando de nuestras familias, sin entrar en pánico y sin cambiar
nuestra forma de vida, confiando en Dios”. Por su notable talento para los
estudios, el Beato Nicolás Konrad es considerado localmente patrono de los
estudiantes y su causa de canonización es promovida por la Universidad Católica
Ucraniana en Lviv.
Artículo publicado en Gaudium
Press con información de CNA.
Fuente:
Aleteia