Kamel
Abderrahmani es argelino y musulmán, y estudia en Francia. Se ha sumado a la
campaña en defensa de la cruz que corona un monumento de Juan Pablo II. El
laicismo «quiere destruir todo carácter cristiano de la sociedad francesa»
En
el pueblo de Ploërmel, en la Bretaña francesa, «Su Santidad Juan Pablo II ya no
está en olor de santidad». Estas palabras del musulmán Kamel Abderrahmani no
son, ni mucho menos, una crítica al Papa polaco. Al contrario: defienden la
integridad de un monumento en su honor, frente a la decisión del Consejo de
Estado de hacer retirar la cruz que lo corona.
La
decisión se tomó el 25 de octubre, pero la polémica viene de atrás. Más en
concreto, del año 2006, cuando la escultura, regalo del ruso Zurab Tserreteli,
se erigió en la plaza de Ploërmel. Desde el principio, corrientes laicistas
mostraron su descontento.
Una
de ellas, la Federación del Pensamiento Libre, llevó el asunto a los
tribunales, que el 30 de abril de 2015 ordenaron la retirada de la estatua. La
corte administrativa de Nantes anuló la sentencia ocho meses después, pero el
Consejo de Estado –supremo órgano consultivo del Gobierno y última instancia de
la jurisdicción administrativa– ordenó retirar la cruz, si bien no toda la
estatua. Se basa en la ley de 1905 que regula la separación entre Iglesia y
Estado.
#MuestraTuCruz
La
decisión ha suscitado mucha indignación en la sociedad francesa, y más allá de
sus fronteras. En redes sociales, se ha manifestado en la campaña
#MontreTaCroix (Muestra tu cruz), que muestra cruces en lugares señalados del
país.
«Ayer
la tomaron con los musulmanes y los judíos, y contra el cristianismo», subraya
Abderrahmani. Este argelino, que reside temporalmente en Francia por sus
estudios, es musulmán pero colabora con el portal católico AsiaNews.
En
su último artículo, ha criticado la deriva del concepto de laicidad en el
país galo. «En un Estado laico –explica–, lo religioso no interviene en lo que
es político, lo político permanece neutro ante las religiones y el Estado reconoce
la existencia de una o más religiones pero ellas no tienen ningún derecho a
intervenir en sus asuntos».
Laicidad, «enemiga de
las religiones»
Sin
embargo, «parece que esta concepción de la laicidad comienza a oscurecerse o
casi a desaparecer». El joven musulmán afirma que este concepto está siendo
instrumentalizado y puede acabar convirtiéndose en «enemigo de las religiones».
En cambio, «no hay ninguna religión que sea una amenaza para la laicidad».
«Este
laicismo que quiere destruir todo carácter cristiano de la sociedad francesa y
que quiere poner en conflicto a la laicidad con la religión, amenaza con tener
consecuencias negativas. Creo que los cristianos deben reaccionar para mantener
esa cruz, porque una cruz sobre la cabeza de un hombre santo como Juan
Pablo II no molesta ni a los judíos, ni a los musulmanes, ni a la ley de 1905».
María
Martínez López
Fuente:
Alfa y Omega