Cómo acabar con el estrés y finalmente sentirse en paz
¿Te sientes
superado por todo ese estrés, responsabilidades y desafíos en tu vida diaria?
Si soy honesto conmigo mismo, las veces que me siento más ansioso y estresado
se debe por lo general a mi tendencia permanente a complicar las cosas y a mi
inclinación al “ajetreo”.
Doy gracias por
las ocasionales inspiraciones que tengo sobre la manera de abordar este
problema y, a medida que envejezco, reconozco la sabiduría de algo que mi padre
a menudo me decía cuando era joven: simplifica tu vida.
Todo en nuestra cultura moderna implica complejidad y complicaciones innecesarias. Anhelo más oportunidades de vivir el momento y la experiencia de la vida en “tiempo real”, en vez del ritmo frenético en el que vivo a menudo. Quiero que lo que se recuerde de mí sea algo más que “él logró más que muchos”. No pretendo tener todas las respuestas, pero me gustaría compartir el planteamiento en tres pasos en el que estoy trabajando para lograr una mayor simplicidad, paz y sentido en mi vida:
Todo en nuestra cultura moderna implica complejidad y complicaciones innecesarias. Anhelo más oportunidades de vivir el momento y la experiencia de la vida en “tiempo real”, en vez del ritmo frenético en el que vivo a menudo. Quiero que lo que se recuerde de mí sea algo más que “él logró más que muchos”. No pretendo tener todas las respuestas, pero me gustaría compartir el planteamiento en tres pasos en el que estoy trabajando para lograr una mayor simplicidad, paz y sentido en mi vida:
- Tener prioridades claras
- Practicar el desprendimiento
- Servir a los demás
Paso 1: Tener
prioridades claras
Desde que
experimenté una profunda conversión a Cristo en otoño de 2005 y me uní a la
Iglesia católica, he pasado de una visión compartimentada de la vida
intentando, sin éxito, equilibrar trabajo y familia, a una vida donde Cristo es
lo primero, la familia es lo segundo y el trabajo es lo tercero en mi lista de
prioridades.
Además, yo me
esfuerzo por mantener a Cristo en el centro de todo lo que hago, y el resultado
es un enfoque más auténtico e integrado de la vida, donde yo soy la misma
persona en todo momento.
¿Cómo lo hago?
Cristo: Él me lo pide todo y, a cambio, me da todo lo que necesito. A través de
mi vida activa de oración, la Misa y la participación en la vida sacramental de
la Iglesia que Él fundó, sirvo a Cristo y me aseguro de que es mi prioridad.
“Señor, ayúdame a simplificar mi vida, aprendiendo lo que quieres que yo sea y
convirtiéndome en esa persona” (Santa Teresa de Lisieux).
Familia: Mi vocación de padre y marido es ayudar a mi familia a llegar al Cielo. Yo
les debo mi tiempo y amor, y tengo la responsabilidad de transmitirles la fe.
En nuestra casa, la cena familiar es una prioridad porque es el compromiso que
mi esposa y yo compartimos de amar a nuestros hijos lo bastante como para
desafiarlos con la verdad. Trabajamos duro para asegurar que nuestros niños
crezcan valorando el sacramento del matrimonio mostrándoles el modelo de un
gran matrimonio en casa.
Trabajo: Me dedico a santificar mi trabajo y a buscar la excelencia. Tengo que
recordar que mi vocación no es mi trabajo o carrera. Mi trabajo existe para
servir a mi familia … no al revés, Mi trabajo ayuda a mantener a mi familia, y
es una forma de cumplir mi misión, pero no puedo permitir que me absorba de una
forma insana.
Tener las
prioridades claras requiere voluntad y compromiso. Tenemos que planear el
tiempo, tener líneas rojas y apegarnos a nuestros principios. Lo más
importante, tenemos que reconocer que estamos hechos para el cielo y no para
este mundo. Seremos juzgados un día por cómo vivimos, no por lo rápido que
vivimos. “Debemos recordar siempre que somos peregrinos hasta que lleguemos a
nuestro hogar del cielo, y que no debemos dejar que nuestros afectos nos
demoren en las posadas del camino y en las tierras por donde pasamos, de lo
contrario olvidaremos nuestro destino y perderemos interés en nuestro objetivo
final” (San Ignacio de Loyola)
Paso 2:
Practicar el desprendimiento
¿Cómo nos
desprendemos? ¿Significa que tenemos que convertirnos en ermitaños y vivir en
una celda en la montaña? Por supuesto que no. Pero necesitamos darnos cuenta
que vivimos en un mundo materialista y consumístico que nos anima a conseguir
las más cosas posibles, a menudo a expensas de lo que es de verdad importante.
Si podemos
practicar la libertad real frente a la persecución ciega de una ilusoria vida
mejor, ligada a adquirir la mayor cantidad de bienes materiales que no
necesitamos y otras influencias negativas de este mundo, estaremos mejor preparados
para hacer elecciones más sanas y llenas de sentido en la vida.
Recordemos
también que apegarnos a la gente y a las actividades adecuadas nos ayudarán
también a desprendernos de las influencias negativas.
Ideas para
buscar el desprendimiento:
- Déjalo ir. Pregúntate si realmente necesitas
“eso”, sea lo que sea. ¿La casa más grande, el coche más grande y otros
“juguetes” de verdad nos harán más felices? O, ¿estamos llenando un vacío
en nosotros mismos con las cosas equivocadas?
- Ten cuidado de que tus posesiones/hobbies/intereses
no se conviertan en obstáculo entre tú y Cristo.
- Se consciente de lo que significa de verdad
“basta”.
- Resiste las sirenas de la cultura que te llevan a
ser quien no eres y a suspirar por cosas que no necesitas.
- Reconoce la virtud del esfuerzo y rechaza la vida
fácil y sin responsabilidades que a menudo se te ofrece.
- Evita la “mentalidad de manada” y haz lo que
sabes que es correcto y verdadero, no lo que hacen los demás.
- Valora a los verdaderos amigos…los que te desafían
a ser mejor y que no te piden que dejes de ser quien eres de verdad.
Prepárate para tener menos amigos con el fin de mejorar por encima de todo
la salud de tus relaciones.
- Apaga el ruido. Pierde menos tiempo en el iPhone,
TV, Internet y Talk Radio y dedícate más a la reflexión silenciosa, la
oración, el tiempo de calidad con tus seres queridos, el ejercicio físico
y la lectura.
- Expresa con frecuencia gratitud a Dios por las
bendiciones y todo lo que tienes, y nunca des tu buena suerte por
descontada.
Para mí es un
reto diario el concepto del desprendimiento. Es muy difícil de practicar, pero
cuando progreso en este área siento un profundo sentido de libertad y paz que
me anima a profundizar en ello cada día. El mundo está constantemente tratando
de sacarme de mi relación con Cristo.
Cuando practico
el desprendimiento de nuestra cultura y sus influencias negativas, reconozco
más claramente y valoro las bendiciones que he recibido de nuestro Señor. “No
se puede complacer a Dios y al mundo al mismo tiempo. Ambos se oponen
totalmente en sus pensamientos, deseos y acciones. “San Juan María Vianney
Paso 3: Servir
a los demás
Hace unos meses
estaba con una de mis clientes de coaching ejecutivo, con la que llevaba dos
semanas de trabajo. Ella entró en la sala, obviamente muy contenta de compartir
algo conmigo. Colocó un documento de dos páginas sobre la mesa entre nosotros y
declaró: “¡Quiero discutir hoy sobre misión y valores profesionales!”
Obviamente, estas páginas representan los de ella. Luego me pidió que
compartiera mi propia declaración sobre misión y valores antes de que
habláramos de ella, y mi clienta sacó su cuaderno para escribir lo que supuso
que sería una larga descripción de mi propia declaración.
“Son sólo
cuatro palabras, así que no hay necesidad de tomar notas”, le dije, para su
desconcierto.“¿Cómo puede
ser? Quiero oír cuáles son tu misión y valores, ¡y son solo cuatro palabras!” Le sonreí y le
dije: “Si me dejas terminar, te lo diré. Mi misión y valores son sencillos:
servir a los demás”.
Se quedó ya
totalmente asombrada. “No veo cómo puede ser esta tu misión y valores. ¡La mía
ocupa casi dos páginas! ”
“Bueno, cuando
yo tenía 20 años, probablemente mi escrito se parecería al tuyo. Pero, conforme
me he hecho mayor, he apostado por la sencillez, y me doy cuenta de que tengo
todo lo que necesito en esta vida cuando pongo a otros antes que a mí mismo. Al
servir a las necesidades de los demás me gano la vida y mantengo a mi familia a
través de mi coaching, la consultoría, los libros y las conferencias.
Formo parte de
una gran misión ayudando a otros a alcanzar su máximo potencial. Lo más
importante es que sirvo a Cristo sirviendo a los demás. Mi empresa se llama Serviam
Partners, y serviam en latín significa ‘Yo te serviré”. Me encanta
lo que hago y me siento muy afortunado de estar tan alineado con mi misión”.
Ella se quedó
sin habla mientras encajaba todo esto. Nunca revisamos su escrito de dos
páginas, pero la siguiente vez que nos vimos, ella trajo una versión de un
párrafo en lugar de la versión de dos páginas. Hemos progresado, y con el
tiempo, la reduciremos gradualmente a unas pocas palabras.
Comparto esta
historia porque saber quién eres y lo que estás llamado a hacer es un
componente esencial para simplificar tu vida. Cuando yo tenía 20 y 30 años, me
centré en subir la escala corporativa tan rápido como fuera posible, con pocas
ideas de lo que haría al llegar a la cima.
Como he escrito
en mi tercer libro, Something More: The Professionals Pursuit of a
Meaningful Life, dejé un puesto de alto ejecutivo de una empresa mil
millonaria de restaurantes cuando tenía 30 años, para crear una empresa de
búsqueda nacional de boutique, y en 2013 lancé Serviam Partners, que ofrece
servicios de coaching ejecutivo y consultoría de gestión para empresas y líderes
de alto nivel. Estos cambios profesionales fueron intencionados, y formaban
parte de mi creciente deseo de simplificar mi vida y de aprovechar totalmente
mis habilidades y pasiones al servicio de los demás.
Probablemente
la mayor revelación para mí en los últimos años ha sido el sentido de la paz y
alegría que siento, y que sólo viene de ayudar a otras personas. A pesar de que
yo siempre busco conocer y hacer la voluntad de Dios en mi vida, el momento en
que más frecuentemente me siento cerca de lograrlo es cuando hago algo al
servicio de los demás.
¿Cómo sirvo a
los demás?
- Aunque esté muy ocupado, siempre intento tener
tiempo de calidad para los demás.
- Trato a los demás como yo quisiera ser tratado.
- Intento ser un buen oyente.
- Rezo por los demás.
- Tengo discusiones civilizadas con los que no
piensan como yo.
- Ser sincero es un regalo cuando se entrega con
profesionalidad y amor. Yo siempre trato de dar este regalo a los que me
encuentro.
- Pongo en contacto a los demás con personas y
recursos que les pueden ayudar.
- Trato de dar no sólo mi tiempo, sino también mi
talento y valor para servir y ayudar a los menos afortunados que yo.
- Siempre trato de añadir valor a mis relaciones.
- Sirvo a grandes causas y me implico con ayuda de
mi familia y amigos.
Mi entrega a
los demás es en última instancia un regalo que se me devuelve. Cuando me dedico
a ayudar a una persona necesitada, siento una tremenda sensación de plenitud.
También sé que en estos momentos preciosos estoy sirviendo a Cristo y vivo en
su voluntad. Mi horario agitado a veces puede ponerse por delante, y no consigo
hacer todo lo que quiero por los demás, pero sigo intentando.
Intencionalidad
y claridad llevan a la sencillez
¿Alguna vez
reflexionas sobre tu carrera? ¿Vuelves sobre tus pasos y reflexionas sobre las
lecciones aprendidas? Al principio de mi carrera yo era un seguidor, después me
convertí en gerente y luego en líder. Ahora, me dedico a la etapa de
“influencer” de mi carrera.
Trabajo a
través de mis libros, charlas, coaching y consultoría para influir en los
resultados positivos de la gente que me encuentro en la vida. Cometo errores,
pero tengo claras mis metas y mi deseo de seguir un camino más simple, de
servir a los demás y seguir a Cristo. El camino para llegar hasta aquí tuvo
muchas idas y venidas, pero yo tenía siempre clara mi intención.
Te animo a que
cambies de dirección en la vida y a que te des cuenta de que el momento para
asumir un enfoque más simple de la vida es ahora y no cuando llegues a la
jubilación. He visto con gratitud el ejemplo que mis padres me dieron de cómo
vivir con sencillez, actuar con humildad y servir a otros con amor y caridad.
Te animo,
simplemente, a que abraces la sencillez. Esta es una lucha contracultural
difícil, pero deshazte de lo que sobra y quédate con lo necesario. Concéntrate
en lo que es importante y ten las prioridades correctas. Sirve a los demás. Sé
fiel al Magisterio y vive una vida católica auténtica. Pon a Cristo el primero
en todo.
Simplifica tu
vida
Fuente: Aleteia