Discurso sobre “Combatir
la violencia cometida en nombre de la religión”
Ayer
mañana, a las 9:30 horas, en la Sala Clementina del Palacio Apostólico Vaticano,
el Santo Padre Francisco ha recibido en audiencia a los participantes en la
conferencia “Combatir la violencia cometida en nombre de la religión”.
Discurso del Papa
Francisco
Queridos
amigos,
Os
doy la bienvenida y os agradezco vuestra presencia. Es muy significativo que
los líderes políticos y religiosos se encuentran y debatan sobre cómo
contrarrestar la violencia cometida en nombre de la religión.
Me
gustaría recordar aquí lo que he afirmado en diversas circunstancias, particularmente
con ocasión de mi viaje a Egipto: “Dios, que ama la vida, no deja de amar al
hombre y por ello lo insta a contrastar el camino de la violencia como
requisito previo fundamental de toda alianza en la tierra. Siempre, pero sobre
todo ahora, todas las religiones están llamadas a poner en práctica este
imperativo, ya que mientras sentimos la urgente necesidad de lo Absoluto, es
indispensable excluir cualquier absolutización que justifique cualquier forma
de violencia. La violencia, de hecho, es la negación de toda auténtica
religiosidad.” (Discurso a la Conferencia Internacional por la Paz, Al -Azhar
Conference Center, El Cairo, 28 de abril de 2017).
La
violencia proclamada y llevada a cabo en nombre de la religión solo puede
desacreditar a la religión misma; como tal, debería ser condenada por todos y,
con especial convicción, por el hombre auténticamente religioso, que sabe que
Dios es solo bondad, amor, compasión, y que en Él no puede haber espacio para
el odio, el rencor y la venganza. La persona religiosa sabe que una de las
mayores blasfemias es invocar a Dios como garante de los pecados y crímenes
propios, invocarlo para justificar el homicidio, la matanza, la esclavitud, la
explotación en todas sus formas, la opresión y la persecución de personas y
poblaciones enteras.
La
persona religiosa sabe que Dios es el Santo y que nadie puede pretender
apelarse a su nombre para hacer el mal. Todo líder religioso está llamado a
desenmascarar cualquier intento de manipular a Dios para fines que no tienen
nada que ver con Él y su gloria. Debemos enseñar, sin cansarnos nunca, que cada
vida humana tiene en sí misma un carácter sagrado, merece respeto,
consideración, compasión, solidaridad, independientemente de su origen étnico,
religión, cultura, orientación ideológica o política.
Pertenecer
a una determinada religión no otorga dignidad ni derechos adicionales a quienes
se adhieren a ella, así como el no pertenecer no los quitan ni los disminuyen.
Por
lo tanto, es necesario que los líderes políticos y religiosos, los maestros y
responsables de la educación, de la formación y de la información aúnen sus
esfuerzos para advertir a cualquiera que fuera tentado por formas perversas de
religiosidad equivocada, de que esas no tienen nada que ver con el testimonio
de una religión digna de ese nombre.
Esto
ayudará a todos los que con buena voluntad buscan a Dios a encontrarlo
verdaderamente, a encontrar a Aquel que libera del miedo, del odio y de la
violencia, que quiere servirse de la creatividad y de las energías de cada uno
para difundir su designio de amor y de paz que se dirige a todos.
Estimados
señoras y señores, una vez más expreso mi agradecimiento por vuestra voluntad
de reflexionar y dialogar sobre un tema tan dramáticamente importante, y por
haber dado una aportación tan significativa al crecimiento de una cultura de la
paz basada siempre en la verdad y en el amor. Dios os bendiga así como a
vuestro trabajo. Gracias.
Fuente:
Zenit