Centurión romano y mártir,
15 de marzo
San
Longinios fue el centurión que por órdenes de Pilatos, estuvo con otros
soldados al pie de la cruz de Nuestro Señor y el que traspasó su costado con
una lanza. Longinos fue quien, al ver las portentosas convulsiones de la
naturaleza que se produjeron a la muerte de Cristo, pronunció la famosa frase
que le hizo el primer convertido a la fe cristiana: "Verdaderamente, Este
era Hijo de Dios". También se dice que se estaba quedando ciego y al dar
la lanzada, una gota del Salvador cayó sobre sus ojos y lo dejó sano al
instante; por tal razón, abandonó la carrera de soldado y después de haber sido
instruido por los apóstoles, llevó una vida monástica en Cesárea, Capadocia,
donde ganó muchas almas para Cristo por medio de palabras y ejemplo.
Muy
pronto cayó en manos de los perseguidores, que lo llevaron a juicio y como se
rehusó a ofrecer sacrificio, el gobernador ordenó que se le quebrantaran a
golpes todos los dientes y que le cortaran la lengua. Sin embargo, el santo
cogió un hacha y redujo a fragmentos los ídolos, de donde salió una horda de
demonios que se apoderó del gobernador y sus ayudantes, que comenzaron a dar
gritos y gemidos. Longinos fue hacia el gobernador y le dijo que solo con su
muerte podrá ser curado, por lo que fue condenado a ser decapitado. Tan pronto
fue ejecutado el santo, el gobernador mostró su arrepentimiento y en el mismo
momento recuperó la cordura y terminó su vida haciendo toda clase de buenas
obras.
Fuente:
ACI Prensa