El Prefecto Emérito de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Cardenal
Gerhard Ludwig Müller, aseguró que la homofobia no existe sino que es un
invento del lobby gay para el “dominio totalitario” sobre las mentes de otros
Cardenal Gerhard Müller. Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa |
Así lo indicó
el Purpurado alemán en entrevista concedida a Costanza Miriano, una escritora
católica italiana y madre de cuatro hijos, en el marco del reciente Día
Internacional contra la Homofobia celebrado el 17 de mayo, y ante la próxima
presentación que hará el Cardenal el viernes 25 en Roma del libro de Daniel C.
Mattson “Por qué no me defino gay: Cómo me he reapropiado de mi
realidad sexual y he encontrado la paz”.
“La
homofobia simplemente no existe, es claramente una invención, un
instrumento del dominio totalitario sobre la mente de los otros. Al movimiento
homosexual le faltan los argumentos científicos y por esto han construido una
ideología que quiere dominar, buscando construir su realidad. Es el esquema
marxista, según el cual no es la realidad la que construye el pensamiento, sino
el pensamiento el que construye la realidad”, resaltó el Cardenal Müller en la
entrevista.
Entonces,
continuó, “quien no acepta esta realidad debe ser considerado enfermo.
Como si, entre otras cosas, se pudiera actuar contra la enfermedad con la
policía o los tribunales”.
El Cardenal
recordó que antes “en la Unión Soviética los cristianos eran encerrados en el
manicomio”, una medida de “regímenes totalitarios como el nacionalsocialismo y
el comunismo. Hoy en Corea del Norte la misma suerte corre quien no acepta el
pensamiento dominante”.
Sobre las
iniciativas encabezadas por líderes católicos para celebrar el Día contra la
Homofobia, el Prefecto Emérito comentó que “hoy algunos obispos no tienen el
coraje de decir la verdad y se dejan intimidar: no entienden que la
homofobia es un engaño que sirve para amenazar a la gente”.
“Nosotros los
cristianos no debemos tener miedo a las amenazas: en los primeros siglos los
seguidores de Cristo eran encarcelados o eran despedazados por las bestias. Hoy
se despedaza a la gente con el psicoterrorismo, aprovechando su ignorancia”,
señaló.
El Cardenal
dijo que “de un obispo, de un sacerdote, podemos esperar que esté en
capacidad de no retroceder ante estas ideologías. Nosotros somos de
aquellos que buscan, con la gracia de Dios, amar a todas las personas,
incluidas aquellas que experimentan la atracción hacia el mismo sexo; pero
dejando claro que amar no es obedecer a la propaganda de género”.
Sobre el libro
que presentará en pocos días, el Purpurado alemán indicó que está basado en la
experiencia de su autor, Daniel C. Mattson, “y esto vale más que todas las
ideologías”.
“Su historia
muestra cómo estas ideologías son fuertes y ejercitan una presión sobre todos
aquellos que tienen problemas con la propia sexualidad. Se puede tener
problemas por distintas razones, pero la realidad es que se es solo
hombre o mujer. Existen dos sexos, esta es la realidad. El
resto son interpretaciones”, afirmó.
El Purpurado
también recordó la “famosa frase” que el Papa Francisco dijo en la conferencia
de prensa en el avión de regreso de Río de Janeiro a Roma en 2013: “¿Quién soy
yo para juzgar?’”.
Explicó que
quienes la usan o citan suelen olvidarse que el Santo Padre dijo “lo mismo que
está en el Catecismo: toda persona merece respeto porque es imagen de Dios, y
nosotros no podemos usar a las personas para ningún fin”.
El Cardenal se
refirió luego al caso del “monseñor gay” Krzystof Charamsa, que reveló su
homosexualidad y su vida en pareja un día antes del inicio del Sínodo sobre la
Familia en 2015.
“Nosotros en la
Congregación para la Doctrina de la Fe teníamos un colaborador, se puede decir
públicamente porque él mismo hizo mucha bulla al decir ‘yo soy gay’, que nunca
pidió ayuda o acompañamiento”.
“Por el
contrario, Mattson afirma ‘yo no quiero definirme gay’ porque sabe que ‘gay’ es
una falsa expresión que manifiesta desprecio, y porque si bien hay este
problema de atracción hacia el mismo sexo, no es la atracción lo que define a
una persona. Una persona es siempre más que esto”, indicó.
El Cardenal
Müller resaltó que las personas “somos criaturas que gracias a la redención
tenemos la vocación a la vida eterna, y quien vive esta atracción debe vivir en
castidad, algo a lo que estamos llamados todos los cristianos”.
Para concluir,
el Prefecto Emérito de la Congregación para la Doctrina de la Fe afirmó que
“nuestros políticos en Europa deben ocuparse de muchas personas que están sin
trabajo, de la natalidad, de las familias, de muchos problemas serios”.
“En vez de eso
–concluyó– se preocupan de transformar nuestras democracias en sistemas
totalitarios. Las ideologías en sí mismas son violentas. ¿Cómo puede un
Parlamento establecer qué es verdadero y qué no? ¿Cómo puede afirmar que dos
más dos es cinco?”
Fuente: ACI
Prensa