A los participantes en el
II Fórum Internacional
Video Mensaje Del Papa Francisco. Captura De Pantalla Vatican Media |
El
Santo Padre llama a todos los cristianos a desarrollar “todos juntos” una
mayor colaboración para que se supere todo tipo de desigualdad todo tipo de
discriminación, que “son precisamente las que hacen posible que un hombre pueda
hacer esclavo a otro hombre”.
El
Papa Francisco ha enviado un video
mensaje a los participantes en el II Fórum Internacional sobre
la esclavitud moderna que tiene lugar en Buenos Aires (Argentina) del 5 al 8 de
mayo, y cuyo tema es “Viejos problemas en el nuevo mundo”.
El
Santo Padre propone dos principales tareas en este ámbito: La primera es “poner
en acción una estrategia que permita un conocimiento mayor del tema” y la
segunda apunta a “actuar en favor de quienes son convertidos en esclavos”.
En
este sentido, el Papa se refiere a “defender sus derechos, impedir que los
corruptos y los criminales escapen de la justicia y tengan la última palabra
sobre las personas explotadas”.
Se
trata de un foro organizado por la Arquidiócesis ortodoxa de Buenos Aires,
guiada por el querido Metropolita Tarasios, y por el Instituto Ortodoxo
Patriarca Atenágoras de Berkeley en California y cuenta con el patrocinio del
Patriarcado ecuménico.
A
continuación, publicamos el texto del video mensaje que el Santo Padre
Francisco, publicado por la Oficina de Prensa del Vaticano:
Vídeo mensaje del Santo
Padre
Queridos
hermanos y hermanas:
Acogí
con agrado la invitación para dirigirles un saludo a ustedes, que están
participando en este Fórum sobre las formas modernas de esclavitud: «Viejos
problemas en el nuevo mundo», organizado, por la Arquidiócesis ortodoxa de
Buenos Aires, guiada por el querido Metropolita Tarasios, y por el Instituto
Ortodoxo Patriarca Atenágoras de Berkeley en California y cuenta con el
patrocinio del Patriarcado ecuménico. Antes de nada, manifiesto mi más sentido
agradecimiento al Patriarca ecuménico, Su Santidad Bartolomé I, y al Arzobispo
de Canterbury, Su Gracia Justin Welby, que el año pasado inauguraron estos
Fórum. Me consuela saber que compartimos la misma preocupación por las víctimas
de la esclavitud moderna.
La
esclavitud no es algo de otros tiempos. Es una práctica que tiene raíces hondas
y se manifiesta todavía hoy y en muchas formas diversas: tráfico de seres
humanos, explotación del trabajo a través de deudas, explotación de niños,
explotación sexual y de trabajos domésticos forzados son algunas de las tantas
formas. Cada una es más grave y deshumana que las otras. A pesar de la falta de
información que tenemos a disposición desde algunas regiones del mundo, las
cifras son dramáticamente elevadas y, muy probablemente, subestimadas. Según
algunas estadísticas recientes, habría más de 40 millones de personas, hombres,
pero sobre todo mujeres y niños, que sufren la esclavitud. Solo para hacernos
una idea podemos pensar que si vivieran en una única ciudad, sería la más
grande megalópolis de nuestro planeta y tendría, más o menos, cuatro veces más
la población de toda el área urbana de Buenos Aires y gran Buenos Aires.
Ante
esta realidad trágica, nadie puede lavarse las manos si no quiere ser, en
cualquier modo, cómplice de este crimen contra la humanidad. Una primera tarea
que se impone es poner en acción una estrategia que permita un conocimiento
mayor del tema, rompiendo ese velo de indiferencia que parece cubrir la suerte
de esta porción de la humanidad que sufre, que está sufriendo. Parece ser que
muchos no desean comprender el alcance del problema. Hay algunos que, al estar
involucrados directamente en organizaciones criminales, no quieren que se hable
de esto, simplemente porque sacan elevados beneficios gracias a las nuevas
formas de esclavitud. También está quien, aun conociendo el problema, no quiere
hablar porque se encuentra allí donde termina la “cadena de consumo”, como
consumidor de los “servicios” que ofrecen hombres, mujeres y niños convertidos
en esclavos. No podemos hacernos los distraídos: todos estamos llamados a salir
de cualquier forma de hipocresía, afrontando la realidad de que somos parte del
problema. El problema no está en la vereda de enfrente: me involucra. No nos
está permitido mirar hacia otra parte y declarar nuestra ignorancia o nuestra
inocencia.
Una
segunda gran tarea es la de actuar en favor de quienes son convertidos en
esclavos: defender sus derechos, impedir que los corruptos y los criminales
escapen de la justicia y tengan la última palabra sobre las personas
explotadas. No es suficiente que algunos estados y organismos internacionales
adopten una política particularmente dura al querer castigar la explotación de
los seres humanos, si después no se afrontan las causas, las raíces más
profundas del problema. Cuando los países sufren pobreza extrema, sufren
violencia y corrupción, ni la economía, ni el marco legislativo ni las
infraestructuras de base son eficaces; no logran garantizar la seguridad ni los
bienes ni los derechos esenciales. De este modo, es más fácil que los autores
de estos crímenes sigan actuando con total impunidad. Además, hay un dato
sociológico: la criminalidad organizada y el tráfico ilegal de seres humanos
eligen sus víctimas entre las personas que hoy tienen escasos medios de
subsistencia y todavía menos esperanzas para el futuro. Para ser más claro:
entre los más pobres, entre los más postergados, los más descartados. La
respuesta de base reside en crear oportunidades para un desarrollo humano
integral, iniciando con una educación de calidad: este es el punto clave,
educación de calidad desde la primera infancia, para seguir generando después
nuevas oportunidades de crecimiento a través del empleo. Educación y empleo.
Este
trabajo inmenso, que requiere valentía, paciencia y perseverancia, necesita un
esfuerzo común y global por parte de los diversos actores que componen la
sociedad. También las Iglesias deben empeñar su tarea en esto. Mientras
individuos y grupos especulan vergonzosamente sobre la esclavitud, nosotros
cristianos, todos juntos, estamos llamados a desarrollar cada vez más una mayor
colaboración, para que se supere todo tipo de desigualdad todo tipo de discriminación,
que son precisamente las que hacen posible que un hombre pueda hacer esclavo a
otro hombre. Un compromiso común para afrontar este desafío será una ayuda
valiosa para la construcción de una sociedad renovada y orientada a la
libertad, a la justicia y a la paz.
Deseo
que este Fórum tenga buen éxito; pido al Señor que los bendiga a ustedes y
bendiga el trabajo que están haciendo. Y, por favor, no se olviden de rezar por
mí. Gracias.
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Rosa Die Alcolea
Fuente:
Zenit