“La
Iglesia con rostro amazónico debe buscar un modelo de desarrollo alternativo, integral
y solidario, basado en una ética que incluya la responsabilidad por una
auténtica ecología natural y humana” explica el documento
“Escuchar
a los pueblos indígenas y a todas las comunidades que viven en la Amazonía,
como los primeros interlocutores de este Sínodo, es de vital importancia
también para la Iglesia universal”: con esta premisa comienza el documento
preparatorio de la Asamblea especial del Sínodo de los Obispos para la región
pan amazónica, en programa en octubre 2019, que ha sido presentado esta mañana
en la Oficina de Prensa de la Santa Sede.
Predominio de la cultura
del descarte
“En
la selva amazónica, de vital importancia para el planeta,- se lee en el
documento – se desencadenó una profunda crisis por causa de una prolongada
intervención humana donde predomina una «cultura del descarte» y una mentalidad
extractivista.
Amazonía, espejo de toda
la humanidad
El
preámbulo del documento define a la región amazónica como “una región con una
rica biodiversidad”, “multi-étnica, pluri-cultural y pluri-religiosa, un espejo
de toda la humanidad que, en defensa de la vida, exige cambios estructurales y
personales de todos los seres humanos, de los estados, y de la Iglesia”. Y
especifica que las reflexiones del Sínodo Especial “superan el ámbito
estrictamente eclesial amazónico, porque se enfocan a la Iglesia universal y
también al futuro de todo el planeta”. Se parte de un territorio
específico, - explica el texto - desde donde se quiere hacer un puente
hacia otros biomas esenciales de nuestro mundo”. Entre ellos la Cuenca del
Congo, corredor biológico Mesoamericano, los bosques tropicales de Asia
Pacífico y el acuífero Guaraní, entre otros.
Ver, discernir y actuar,
hacia una cultura del encuentro
El
Documento Preparatorio se divide en tres partes correspondientes al método
“ver, juzgar (discernir) y actuar”. El texto cuenta asimismo con preguntas que
permiten “un diálogo y una progresiva aproximación a la realidad y expectativa
regional de una cultura del encuentro” . Porque, como precisa el texto del
documento, “los nuevos caminos para la evangelización y el plasmar una Iglesia
con rostro amazónico pasan por las veredas de esa «cultura del encuentro» en la
vida cotidiana”.
Ver. Identidad y clamores
de la pan Amazonía
La
cuenca amazónica supone para nuestro planeta una de las mayores reservas de
biodiversidad y más de un tercio de los bosques primarios del planeta. Nueve
países comparten este gran “bioma” en una extensión de más de siete millones y
medio de kilómetros cuadrados: Brasil, Bolivia, Colombia, Ecuador, Guyana,
Perú, Surinam, Venezuela, incluyendo la Guyana Francesa como territorio
ultramar.
La amenaza de los
intereses económicos
“La
riqueza de la selva y de los ríos de la Amazonía está amenazada hoy por los
grandes intereses económicos que se asientan en diversos puntos del
territorio”, señala el documento. Intereses que provocan, entre otras
cosas, “la intensificación de la tala indiscriminada en la selva, la
contaminación de ríos, lagos y afluentes”, a lo que se suma el narcotráfico,
poniendo en riesgo la supervivencia de los pueblos, víctimas asimismo del
“cambio de valores de la economía mundial, para la cual el valor lucrativo es
mayor que la dignidad humana”.
Identidad indígena
El
texto del documento preparatorio en vista del Sínodo recuerda además que en la
región amazónica viven alrededor de tres millones de indígenas, representado
alrededor de 390 pueblos de nacionalidades diferentes. Cada uno de ellos,
representa “una identidad cultural particular, una riqueza histórica
específica”. Además de las amenazas “que emergen desde dentro de sus propias
culturas, los pueblos indígenas han vivido desde los primeros contactos con los
colonizadores fuertes amenazas externas”. Y contra estas amenazas, se organizan
y luchan por la defensa de sus vidas, culturas, territorios y derechos.
“En muchos de estos contextos, la Iglesia Católica está presente a través
de misioneros y misioneras comprometidos con las causas de los pueblos indígenas
y Amazónicos”.
El Papa Francisco y los
pueblos indígenas
El
documento recuerda asimismo el histórico encuentro del Papa Francisco con
los pueblos indígenas de la Amazonía el 19 de enero en Puerto Maldonado, Perú.
Ocasión en la cual el Pontífice dirigiéndose a las comunidades amazónicas
expresó:
“Quienes
no habitamos estas tierras necesitamos de vuestra sabiduría y conocimiento para
poder adentrarnos, sin destruir, el tesoro que encierra esta región”. Francisco
llamó también “a cambiar el paradigma histórico en que los Estados ven la
Amazonía como despensa de los recursos naturales, por encima de la vida de los
pueblos originarios y sin importar la destrucción de la naturaleza”. El
Papa habla de la cultura dominante del consumo y del descarte convierte al
planeta en un gran basural y denuncia “este modelo de desarrollo como anónimo,
asfixiante, sin madre, sólo obsesionado por el consumo y los ídolos del
dinero y del poder” y apela “por la defensa de las culturas y por la
reapropiación de la herencia que viene con la sabiduría ancestral”, expresando
con claridad que “la defensa de la tierra no tiene otra finalidad que no sea la
defensa de la vida”.
Discernir. Hacia una
conversión pastoral y ecológica
En
el documento preparatorio se subraya asimismo que “el proceso de evangelización
de la Iglesia en la Amazonía no puede ser ajeno a la promoción del cuidado del
territorio y de sus pueblos. Para ello, necesita establecer puentes que puedan
articular los saberes ancestrales con los conocimientos contemporáneos”. “La ecología
integral, como se lee en la encíclcica Laudato sí - es más que la mera
conexión entre lo social y lo ambiental. Comprende la necesidad de
promover una armonía personal, social y ecológica, para la cual necesitamos de
una conversión personal, social y ecológica” es decir, una conversión integral.
La misión en Amazonía
“En
este sentido, un enfoque misionero en la Amazonía requiere más que nunca un
magisterio eclesial ejercido en la escucha del Espíritu santo que garantiza
unidad y diversidad”, continúa el documento. “Esta unidad en la diversidad,
siguiendo la tradición de la Iglesia, está estructuralmente atravesada por lo
que se conoce como sensus fidei del Pueblo de Dios”.
Tal
discernimiento debe estar acompañado por los pastores, especialmente por los
Obispos. Y cuando el Papa Francisco se encontró con los pueblos de la Amazonía
en Puerto Maldonado, expresó: Ehe querido venir a visitarlos y escucharlos,
para estar juntos en el corazón de la Iglesia, unirnos a sus desafíos y con
ustedes reafirmar una opción sincera por la defensa de la vida, defensa de la
tierra y defensa de las culturas”.
Actuar. Nuevos caminos
para una Iglesia del rostro amazónico
La
Asamblea especial para la Región Panamazónica “está llamada a identificar
nuevos caminos para hacer crecer el rostro amazónico de la Iglesia y también
responder a las situaciones de injusticia de la región, como el neocolonialismo
de las industrias extractivistas, los proyectos de infraestructuras que dañan
su biodiversidad, y la imposición de modelos culturales y económicos ajenos a
la vida de los pueblos”.
El modelo de desarrollo
alternativo
La
Iglesia con rostro amazónico debe «buscar un modelo de desarrollo alternativo,
integral y solidario, basado en una ética que incluya la responsabilidad por una
auténtica ecología natural y humana, que se fundamenta en el evangelio de la
justicia, la solidaridad y el destino universal de los bienes, y que supere la
lógica utilitarista e individualista, que no somete a criterios éticos los
poderes económicos y tecnológicos”.
Por
tanto, - continúa el documento - es preciso alentar a que todo el Pueblo
de Dios, partícipe de la misión de Cristo, Sacerdote, Profeta y Rey a que no
permanezca indiferente a las injusticias de la región para poder descubrir,
en la escucha del Espíritu, los deseados nuevos caminos”.
Estos
nuevos caminos para la pastoral de la Amazonía – se lee finalmente en el
documento - exigen “relanzar la obra de la Iglesia” en el territorio y
profundizar el “proceso de inculturación” que exige que la Iglesia en la
Amazonía haga propuestas “valientes”, que supone tener «osadía» y «no tener
miedo», como nos pide el Papa Francisco.