El monte
como lugar de encuentro con Dios es el tema central de Mons Dei, la
nueva edición de Las Edades del Hombre, que inauguró la reina
Sofía en Aguilar de Campoo (Palencia)
El Becerro de oro de Esteban March. Ca. 1650.
Colección Banco Santander. Foto: Edades del Hombre
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Se incluyen obras del Goya, el Greco, Gregorio Fernández o Berruguete,
junto a otras de artistas contemporáneos.
Del monte Sinaí –con las
tablas de la Ley– a la crucifixión en el Calvario, pasando por el monte Tabor,
el sermón de las bienaventuranzas o el sacrificio de Isaac que ordena Dios a
Abraham, «la historia de la Salvación transcurre de monte en monte».
Así lo muestra Mons
Dei, la nueva edición de Las Edades de Hombre, que inauguró la reina Sofía en
Aguilar de Campoo. La temática –subraya el sacerdote Gonzalo Jiménez,
secretario general de esta fundación– es idónea para una exposición que, hasta
el mes de noviembre, recala en la comarca de la Montaña Palentina.
A pesar de que la muestra
utiliza «un lenguaje de fácil lectura», en esta ocasión «hemos trabajado un
poco más algunos conceptos simbólicos, jugando mucho con la iluminación», añade
Jiménez. En particular, «presentamos a Cristo como el monte de la salvación».
«La salvación se identifica con el camino que emprendió Jesús, y después de él,
los santos. Un camino que implica esfuerzo, sacrificio… Y también esperanza e
ilusión. Porque el seguimiento a Jesús es gozoso, pero a veces también
doloroso».
Ambos elementos son
inseparables. «Lo vemos en el relato de la Transfiguración, en el que Jesús
manifiesta su naturaleza divina a la Iglesia». Sin embargo, «a los apóstoles
que le acompañan, el Señor no les deja quedarse ahí: tienen que bajar, asumir
el destino reservado a cada uno, como hará el mismo», que poco después de este
episodio vuelve a anunciar su Pasión y Muerte.
En esa línea va encaminado
también el mensaje que la exposición quiere subrayar con la subida al monte de
perfección de san Juan de la Cruz, título del sexto capítulo de la muestra.
«Puede que haya aquí elementos un poco sorpresivos, pero servirán para provocar
la pregunta en el visitante de un modo más interactivo», confía el secretario
general.
De El Greco a Venancio Blanco
Alrededor de 120 obras
conforman esta edición de Las Edades del Hombre en Aguilar de Campoo, localidad
famosa tanto por su románico como por su fábrica de galletas. Se entremezclan
gigantes como el Greco, Goya, Gregorio Fernández, Alonso Cano o Berruguete, con
autores contemporáneos. Una presencia especialmente destacada, entre estos
últimos, es la reservada a Venancio Blanco, fallecido en febrero, a los 94
años. Antiguo director de la Academia Española de Bellas Artes en Roma, el
escultor salamantino cuenta con obras expuestas en el Museo Vaticano, el Reina
Sofía, el Museo de Bellas Artes de Amberes o la catedral de la Almudena en
Madrid.
Su nombre ha quedado
estrechamente vinculado a Las Edades del Hombre, que le permitieron dar rienda
suelta a su vocación de «artista cristiano». «Venancio Blanco entendía su vida
y los dones que había recibido como un regalo de Dios que ponía al servicio de
los demás», afirma Gonzalo Jiménez.
Las dos sedes de Mons Dei
La exposición está dividida
en dos sedes. La primera, la iglesia de santa Cecilia, en la ladera sureste del
castillo, es considerada uno de los mejores exponentes de torres-campanario
románicos de la península Ibérica. Fue construida entre los siglos XII y XIII.
En este lugar se presenta
la montaña como «un lugar de encuentro con Dios y de apertura a la
trascendencia»; «un espacio en el que el Dios se manifiesta al hombre y el
hombre dialoga con Dios». Se trata de un elemento, de una forma u otra,
«presente en la simbología de las grandes religiones», explica el secretario
general. El recorrido de Mons Dei se inicia así con «la
religiosidad universal» como punto de partida, siguiendo un simbolismo que
estuvo presente ya en Credo, la exposición celebrada en 2013 en
Arévalo (Ávila).
Un segundo capítulo aborda
«El monte en la historia de Israel». Y desde ahí, la muestra se traslada a la
colegiata de San Miguel, sede de los cinco restantes capítulos, que abordan
desde «La simbología mariana en torno a la montaña», a «La Iglesia de Jesús
cimentada sobre los apóstoles, monte que anuncia, celebra y comunica la
salvación a todos los hombres». Para culminar en la Eucaristía como «anticipo
del banquete escatológico en el monte de Dios», en el que «Cristo y su madre
nos preceden y esperan».
La colegiata de San Miguel
es un conjunto arquitectónico cuyos orígenes se remontan a la época visigoda,
si bien el templo fue reedificado en la época románica y, finalmente, en el
siglo XV, todo lo cual le aporta una peculiar combinación de estilos.
Rutas por la Montaña
Palentina
Así concebida, sin embargo,
la exposición Mons Dei dejaba sin apenas abordar el románico
norte, el característico de la Montaña Palentina, con gran cantidad de
iglesias. «No quisimos tocar más el románico, un tema ya muy desarrollado en
ediciones anteriores, pero tampoco podíamos dar la espada a esta realidad»,
cuenta Gonzalo Jiménez.
La solución fue el
epílogo Ecclesia Dei, un conjunto de siete rutas, como complemento
de la exposición, que se adentran en la montaña, permitiendo al visitante
experimentar en carne propia sensaciones similares a las que los afamados
artistas de todos los tiempos impregnaron en sus obras. En colaboración con la
Junta de Castilla y León, el Obispado de Palencia y la Fundación Santa María la
Real del Patrimonio Histórico, se ha elaborado una guía para lanzarse a
explorar la comarca con mayor abundancia de arquitectura románica en España.
Ricardo Benjumea
Fuente: Alfa y Omega