Eleva tus pensamientos a
lo alto y confía en Aquel que te fortalece. Que nunca sea un día más en el
calendario de tu vida
Sí,
para un instante y recógete.
Ahora
es hora de que te calmes e intentes arreglar los pensamientos que brotan de tus
sentimientos.
Puedes
remangarte las mangas del alma, o simplemente ponerte en el rincón de un
armario frío o vacío sin permitirte vivir cosas buenas que se sumen a tu
destino.
Para
Dios nada es imposible.
Para
ti puede ser un camino nuevo, otro deseo, otro cielo, o una manera de resolver
tus problemas con fe y serenidad.
Quizá
Él te esté indicando que prestes más más atención a los pequeños avisos de la
vida cotidiana.
No
sirve tener prisa para ciertas cosas, no sirve culpar al mundo por tus errores.
La
respuesta está dentro de ti.
Sé
niño, sí, llora si lo necesitas, saca tus monstruos y no te juzgues tanto.
No
es señal de debilidad. Es señal de que el corazón ya está lleno y necesita
alivio.
Acierta
con tu conciencia, y transmite a quien te ama la presencia, el estar, el ser.
Baila
conforme a tu esperanza y sonríe sin incomodarte con el mundo. Muchas cosas
surgen en un segundo. Muchas cosas se transforman en luz.
Date
un tiempo, date paz, di una oración antes de acostarte.
Eleva
tus pensamientos a lo alto y confía en Aquel que te fortalece. Que nunca sea un
día más en el calendario de tu vida.
Que
haya vida en cada gesto, en cada momento de felicidad y placer.
Rézale
a tu ángel de la guarda, reza por todos.
Sé
humilde y agradece.
Ahora
está contigo.
Por ResiliênciaMag
Fuente: Aleteia