Así pueden los padres
ayudar a formar a sus hijos en la fe con un efecto duradero
Cuando
algunos padres expresan preocupación porque sus hijos mayores se alejan de la
Iglesia, les digo que el objetivo principal es construir una base sólida de fe
de manera que nuestros hijos adultos puedan volver a “casa” como si volvieran a
tener una vida familiar equilibrada y funcional.
Una
analogía sería que los niños que provienen de familias disfuncionales pueden
haber cortado las relaciones con sus padres y como resultado tienen poca
interacción con sus familias como adultos y los niños de hogares estables
seguirán teniendo relaciones saludables con sus familias hasta la edad adulta.
La Iglesia es entonces nuestra familia espiritual.
Aunque
lo que digo no es una garantía, todavía hay algunas cosas que podemos hacer
como padres para ayudar a establecer estas raíces de fe en nuestros hijos.
1. No menospreciar a la
Iglesia
Tengo
una regla en mi casa: que no criticamos a la Iglesia ni
menospreciamos a nuestros sacerdotes delante de mi hijo. Es un asesino
vocacional y un propagador del cáncer espiritual el hablar negativamente de la
Iglesia.
Si
surge un conflicto, es importante que sus hijos lo vean resuelto de una manera
madura y respetuosa. Los sacerdotes también son personas y no son inmunes al
error, pero por su ministerio merecen nuestro máximo respeto. Es
importante que infundamos en nuestros hijos este sentido de respeto por la
Iglesia y sus siervos.
2. Animar a los hijos a
relacionarse con sacerdotes y religiosos
He
sido increíblemente afortunada por tener algunos sacerdotes en la vida de mi
hijo que lo han apadrinado en asuntos personales y espirituales.
Si
mi hijo hace una de sus preguntas típicamente inquisitivas que no puedo
contestar correctamente, no tengo ningún problema con decirle que envíe un
correo electrónico o llame al padre. Si necesita hablar con otra persona que no
sea su vieja mamá, mi hijo acude a ellos para buscar consejo y asesoramiento.
¿Cuándo fue la última vez que tuviste al padre espiritual a cenar en tu casa?
3. Hacer que los hijos se
involucren en su iglesia
Es
buenísimo para los preadolescentes y adolescentes hacer algún voluntariado en
la parroquia. Esto construye un carácter de servicio pero también pone a los
niños en interacción directa con sus padres espirituales en un nivel más
personal y más allá de las interacciones de la misa semanal. Ser un joven
voluntario activo también ayuda a establecer un sentido de pertenencia a la
Iglesia.
Igual
que las tareas domésticas hacen hincapié en que los niños son miembros de una
familia, ofrecerse como voluntarios en la iglesia como servidores del altar,
acompañante, monitor de guardería, jardinero, lo que sea, refuerza el hecho de
que son miembros activos de su parroquia. Nuestra relación con la Iglesia debe
ser dar y recibir, como en cualquier familia sana.
4. No alentar el
ecumenismo demasiado pronto
Probablemente
una de mis opiniones más impopulares, pero creo que es un gran error dejar que
nuestros hijos vayan a servicios de otras Iglesias o funciones juveniles. Los
niños pequeños e incluso los adolescentes no son lo suficientemente
maduros espiritualmente ni están lo suficientemente bien formados como para
defender su fe de manera articulada si son cuestionados por otras visiones.
Los
grupos juveniles de la Biblia son muy populares en el Sur y mi hijo es a menudo
invitado por sus amigos a ir a sus campamentos de la iglesia o reuniones de grupo
juvenil. Sé por experiencia que estos eventos son usados para atraer a miembros a
su iglesia.
Para
un niño o un adolescente aburrido con su iglesia, estos campamentos juveniles
pueden ser tentaciones seductoras. En su lugar, haga que sus hijos construyan
sus propias amistades en la iglesia asistiendo a campamentos católicos y
participando en sus grupos juveniles parroquiales.
Que
la iglesia católica sea su única influencia infantil para poder poner esa marca
indeleble en sus almas. Entonces más adelante en sus vidas el catolicismo
será el único lugar donde genuinamente se sientan como en su hogar. Hay
mucho tiempo para apoyar los esfuerzos en el ecumenismo en la edad adulta,
desde una posición de comprensión madura de la propia fe.
5. No dejar tu fe en el
banco
Lleva
tu catolicismo contigo a casa. No lo dejes en el banco el domingo por la
mañana. Deja que tu fe católica sea el fundamento de lo que dices, haces y
piensas en tu propia vida. Sea ese el ejemplo para tus hijos. No te
avergüences de ser católico y no te niegues a compartir tu fe.
Sé
valiente. Sé un católico feliz, y feliz de ser católico. Deja que tus hijos
vean tu gratitud por los sacramentos de la Iglesia y por las gracias
que proporcionan. Haz del tuyo un hogar católico con un crucifijo visible
en la pared e imágenes religiosas.
6. Por encima de todo,
orar
Orar.
Nunca dejes de orar. Ora por tus hijos y sus hijos. Busca la intercesión de los
santos y de la Santísima Virgen María. Ora sin cesar. Llévalos a la adoración.
Recen el Rosario con ellos. Lean la Biblia juntos como una familia. Rechacen
dejar que se pierdan poniendo su fe y su confianza en Cristo.
Sé
que puede dar miedo pensar en nuestros hijos dejando la Iglesia. Es una
preocupación que está más allá de nuestro control como padres. Los niños cuando
crecen a menudo hacen lo que quieren y van a donde les place. Este es un hecho
que está fuera de nuestro control.
Podemos,
sin embargo, controlar cuánto rezamos por ellos. Mira la historia de santa
Mónica con su hijo, el doctor de la Iglesia san Agustín, que era obstinado
y estaba espiritualmente perdido. Déjala ser un ejemplo de oración por la
familia que nunca deja de rezar por sus hijos ni pierde la esperanza.
Katrina Fernández
Fuente:
Aleteia