En el mes de agosto el
Pontífice retomará poco a poco su agenda
El
Papa Francisco continúa fiel a su costumbre de no irse fuera del Vaticano a
descansar unos días durante los meses de verano en Roma, incluso durante el
llamado “ferragosto” romano, en torno al 15 de agosto y en el que la ciudad
alcanza altas temperaturas, permanece en el estado más pequeño del mundo.
En
el mes de julio el Papa Francisco reduce al mínimo su agenda de actividades, y
este será el sexto verano que el Santo Padre pasará en el interior de los muros
vaticanos, con excepción de su reciente viaje a Bari; así como alguna posible
visita a algún amigo o institución, como ha hecho en años anteriores.
Lejos
han quedado ya esos años en los que pontífices como San Juan Pablo II y
Benedicto XVI se tomaban unos días de descanso en la residencia papal de Castelgandolfo
o incluso en el Valle de Aosta, en plenos Alpes Italianos.
Francisco
lo dejó claro en una ocasión hace algunos años, cuando contó a los mismos
periodistas que desde 1975 no se va de vacaciones. “La última vez que tomé
vacaciones fuera de casa fue en 1975. Desde entonces las tomo –¡de verdad! –
pero en mi hábitat. Cambio de ritmo, duermo algo más, leo cosas que me reposan,
escucho algo de música, rezo más… Y todo eso me descansa”, afirmó.
En
su etapa como Arzobispo de Buenos Aires, el Cardenal Jorge Mario Bergoglio
tampoco salía fuera de la ciudad, como sí suele hacer la mayoría de la gente.
Prefería permanecer en su casa, leyendo, preparando el nuevo curso y, por
supuesto, atendiendo a todo aquél que acudiese a él en busca de consejo o
ayuda.
El
Vaticano anunció hace pocos días que durante el mes de julio quedan suspendidas
las Audiencias Generales de los miércoles celebradas en la Plaza de San Pedro y
la Misa que cada mañana Francisco celebra en la capilla de la la Casa Santa
Marta.
Los
fieles que durante el mes de julio pretendan ver al Pontífice, sólo podrán
hacerlo en el Ángelus dominical, que se convierte así en la única cita que se
mantiene durante este tiempo.
En
el mes de agosto, aunque gran parte de los europeos continuarán disfrutando de
las vacaciones estivales, el Pontífice retomará poco a poco su agenda. Entre
sus actividades, las Audiencias Generales de los miércoles que durante algunas
semanas pasarán de la Plaza de San Pedro al Aula Pablo VI para “esquivar” el
calor.
El
Papa argentino ha cambiado el ritmo que le imprimían al verano los otros
pontífices. Pero, ¿a qué dedica el tiempo estos días? Reza, lee, prepara
futuros documentos y también los próximos viajes y citas de calado que tiene
por delante.
En
los próximos meses le esperan importantes compromisos, entre ellos el viaje a
Irlanda a finales de agosto con motivo del Encuentro Mundial de las Familias.
Se trata de una de las citas más importantes que la Iglesia celebra cada tres
años.
Este
año se celebrará en concreto en Dublín del 21 al 26 de agosto de 2018, bajo el
lema “El Evangelio de la Familia: Alegría para el Mundo” y el Papa asistirá los
últimos dos días.
El
Encuentro Mundial de las Familias está organizado por el Dicasterio para los
Laicos, la Familia y la Vida de la Santa Sede.
Pero
Francisco tiene por delante un curso en el que visitará Palermo (Italia) el 15
de septiembre. Su agenda también la ocupará el Sínodo de los Obispos sobre los
jóvenes y las vocaciones en octubre, así como la canonización de Pablo VI y del
que fuera Arzobispo de San Salvador, Mons. Óscar Romero.
La
residencia de verano de los papas en Castelgandolfo era el principal lugar
escogido por San Juan Pablo II y Benedicto XVI para descansar en los días de
más calor en Roma, pero Francisco por decisión propia, transformó al poco de su
llegada al Vaticano, gran parte de la casa en un museo en el que los visitantes
pueden admirar desde vestimentas de varios pontífices a los propios
apartamentos papales.
Sin
embargo, Castelgandolfo no fue el único lugar al que acudían sus predecesores.
El Papa polaco, al menos en nueve ocasiones, se trasladó de vacaciones al Valle
de Aosta, en plenos alpes italianos. Allí dedicaba su tiempo a sus actividades
preferidas: excursiones por la montaña, conversar con amigos; leer libros de
filosofía, teología y literatura, y rezar.
“Amo
estas montañas –dijo una vez ante unas 12 mil personas–; desde aquí arriba se
respira con el aire puro de los montes la invitación misteriosa a la fe y a la
conversión”.
Por
su parte, Benedicto XVI siguió los pasos de su predecesor y más de un verano
también hizo de los alpes italianos su lugar de descanso.
Por Álvaro de Juana
Fuente:
ACI Prensa