Esta práctica de 5 pasos
de san Ignacio puede ayudarte
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Karl Fredrickson - Unsplash |
Es
habitual que surjan emociones de una misteriosa y profunda fuente en mi
interior y yo me quedo inquieto y molesto por no tener ni idea del porqué. Es
típico que no sepa explicar por qué estoy teniendo un mal día y también tengo
problemas para solucionarlo. Esto se debe, según me dijo una vez un psicólogo,
a que no tengo ni idea de lo que estoy sintiendo. Esto implica que a menudo me
comporto de forma irreflexiva y poco saludable porque estoy cargando con
dolores pasados de los que ni siquiera soy consciente de que todavía me
afectan. Solamente después reflexiono y entiendo la causa de lo que ha
sucedido.
Por
pequeñas que sean mis heridas, me resulta difícil dejarlas atrás. Como pastor,
hablo con personas que buscan consejo y oración y descubro que los dolores y
los traumas pasados pueden persistir como una herida abierta. Quizás sea un recuerdo
de la infancia o un acontecimiento más reciente, pero igualmente, si se deja
sin resolver, esa herida pasada continuará teniendo consecuencias negativas
regularmente. Una falta de curación interior puede destruir matrimonios y
amistades. Nos hace comportarnos de forma autodestructiva y puede imposibilitar
nuestra paz interior.
De
modo que, ¿cómo sanamos para poder avanzar?
Presentamos
a san Ignacio de Loyola, sacerdote del siglo XVI y fundador de los jesuitas. Su
vida estuvo marcada por múltiples acontecimientos traumáticos.
Su
madre murió siendo él muy joven, estuvo involucrado en varios altercados
violentos, mató a un hombre durante un duelo y en una batalla sufrió la
mutilación de su pierna por una bola de cañón.
Como
resultado de su lesión, se sometió a diversas cirugías dolorosas sin anestesia.
Fue durante su recuperación que empezó a replantearse su vida y a empezar a
hacer cambios.
Más
tarde publicaría sus Ejercicios espirituales, que detallan su
método práctico para lograr la libertad espiritual. Una parte de este proceso,
denominada Examen, es útil para examinar heridas, errores y
motivaciones para acciones del pasado.
Aquí
tenéis su meditación diaria de cinco pasos para ayudaros a traer luz sobre
heridas del pasado y abrir el camino a la sanación…
1. Busca iluminación
Con
esto, san Ignacio quiere decir que debemos ampliar nuestra perspectiva. Es
demasiado fácil fijarse en las heridas del pasado y permitir que se conviertan
en nuestra identidad, por lo que, con el tiempo, llevar ese peso nos aísla.
Vernos
con nuevos ojos es tremendamente útil. Ignacio particularmente tiene en mente
buscar una perspectiva piadosa, desde Dios, pero también es bueno buscar el
apoyo de amigos y familiares.
2. Da gracias
Cuando
estoy inquieto o me siento dolido, mi mente se fija constantemente en mis
preocupaciones, lo cual no hace sino que el dolor crezca. Los psicólogos
coinciden con san Ignacio en que es importante insistir en las experiencias
positivas para romper un ciclo mental negativo. Esto no borrará el dolor, pero
proporcionará un espacio de respiración emocional muy necesario.
3. Conoce tus emociones
Echa
un vistazo honesto a tu día, incluyendo qué heridas pueden haberse acumulado y
qué heridas pasadas aún persisten. A menudo me tomo un tiempo a solas al final
del día para reflexionar y considerar honestamente cómo me encuentro,
preguntándome qué emociones estoy experimentando e identificando su origen.
Las
emociones fuertes significan que tengo que hurgar más para resolver lo que está
pasando en mi alma. Los psicólogos están de acuerdo en que es vital hacer esta
revisión, identificar las emociones y trabajar para entenderlas.
4. Sé responsable
Es
duro, pero no importa quién me haya hecho daño, no puedo usarlo como excusa
para mis faltas. Uno de los pasos para sanar es romper el ciclo de comportarse
mal.
Aunque
me afecten negativamente las heridas del pasado, no puedo permitir que la
negatividad sature el resto de mi vida y controle mi comportamiento. Cuando
asumimos la responsabilidad de nuestras acciones, nos hace libres para tomar
decisiones positivas en el futuro.
5. Está preparado para el
mañana
No
tenemos que vivir cautivos de nuestro pasado para siempre. El futuro
resplandece para cada persona sin importar qué experiencias nos llevaron a cada
uno a donde estamos hoy. San Ignacio aconseja que cada día hagamos una
resolución para ser la mejor versión posible de nosotros mismos.
A
lo largo de su vida, san Ignacio encontró en sus meditaciones un modo eficaz de
dejar atrás su pasado y progresar hacia el tipo de persona que quería llegar a
ser.
Su
influencia se sigue sintiendo ampliamente hoy en día, ya que personas de todos
los ámbitos de la vida utilizan sus métodos prácticos para progresar en el
autoconocimiento, comprender sus emociones y encontrar sanación.
Michael Rennier
Fuente:
Aleteia