Homilía hoy en Casa Santa Marta
Antoine Mekary | ALETEIA |
“La verdad es humilde, la verdad es
silenciosa”, “con las personas que buscan sólo el escándalo, que buscan sólo la
división”, el único camino a recorrer es el del “silencio” y la “oración”. Lo
subraya el Papa Francisco, retomando las celebraciones de la Misa en Santa
Marta interrumpidas durante el verano.
El Papa
reflexiona sobre el evangelio del día en el que Jesús, vuelto a Nazaret, es
acogido con sospecha. La Palabra del Señor permite, por tanto, “reflexionar
sobre cómo actuar en la vida cotidiana, cuando hay malentendidos” y comprender
“cómo el padre de la mentira, el acusador, el diablo, actúa para destruir la
unidad de una familia, de un pueblo”.
Ningún
profeta es bien acogido en su patria
Llegado a la sinagoga, Jesús fue acogido
con gran curiosidad: todos quieren ver con sus propios ojos ver las grandes
obras de que fue capaz en otras tierras.
Pero el Hijo
del Padre Celeste usa solo “la Palabra de Dios”, una costumbre que adopta
también cuando “quiere vencer al Diablo”. Y es precisamente esta actitud de
humildad la que deja espacio a la primera “palabra-puente”, aclara el
Papa Bergoglio, una palabra que siembra la “duda”, que lleva a un cambio de
atmosfera, “de la paz a la guerra”, “del asombro a la indignación”. Con “su
silencio” Jesús vence a los “perros salvajes”, vence “al diablo” que “había
sembrado la mentira en el corazón”.
“No eran personas, era una jauría de perros
salvajes que le echaron fuera de la ciudad. No razonaban, gritaban. Jesús
callaba. Lo llevaron a la cima del monte para despeñarle. Este pasaje del
evangelio acaba así: ‘Pero Él, pasando por en medio, se alejó’. La dignidad de
Jesús: con su silencio vence a esa jauría salvaje y se va. Porque no había
llegado su hora. Lo mismo sucederá el Viernes Santo: la gente que el Domingo de
Ramos había hecho fiesta por Jesús y le había dicho ‘Hosana, Hijo de David’,
decía ‘crucifícalo’: habían cambiado. El diablo había sembrado la mentira en el
corazón, y Jesús callaba”.
La
verdad es mansa
“Esto – afirma el Papa – nos enseña que
cuando se da esta forma de actuar, de no ver la verdad, queda el silencio”.
“El silencio que vence, pero a través de la
Cruz. El silencio de Jesús. Pero cuántas veces en las familias empiezan
discusiones sobre política, deporte, dinero, y una vez y otra esas familias se
destruyen, en estas discusiones en las que se ve que el diablo está allí y
quiere destruir… Silencio. Dice la suya y después calla. Porque la verdad es
mansa, la verdad es silenciosa, la verdad no es ruidosa. No es fácil lo que ha
hecho Jesús, pero está la dignidad del cristiano que está anclada en la
fuerza de Dios. Con las personas que no tienen buena voluntad, con las
personas que sólo buscan el escándalo, que sólo buscan la división, que buscan
sólo la destrucción, también en las familias. Y oración”.
Papa
Francisco concluye con esta oración:
“Que el Señor nos de la gracia de discernir
cuándo tenemos que hablar y cuando debemos callar. Y esto en toda la vida: en
el trabajo, en casa, en la sociedad… en toda la vida. Así seremos imitadores de
Jesús”.
Fuente:
Aleteia