Homilía ayer en Casa Santa Marta
TOMACCO |
El corazón del hombre es como “un campo de
batalla”, donde se enfrentan dos “espíritus” diferentes: uno, el de Dios, “nos
lleva a las obras buenas, a la caridad, a la fraternidad”; el otro, el del
mundo, nos empuja “hacia la vanidad, el orgullo, la suficiencia, la
murmuración”. Lo subraya el Papa Francisco hoy en la Misa de Santa Marta.
El punto de
partida de las reflexiones del Pontífice es la Primera Lectura, en la que
“el apóstol Pablo enseña a los Corintios el camino para tener el pensamiento de
Cristo”, un camino marcado por el abandono al Espíritu Santo. El Espíritu
Santo, se hecho, es el que nos lleva a “conocer a Jesús”, a tener sus mismos
“sentimientos”, a comprender su “corazón”.
La eterna lucha entre el
bien y el mal
“El hombre dejado a sus fuerzas no
comprende las cosas del Espíritu”, aclara el Papa Bergoglio en la homilía.
“Hay dos espíritus, dos formas de pensar,
de sentir, de actuar: la que me lleva al Espíritu de Dios y la que me lleva al
espíritu del mundo. Y esto sucede en nuestra vida: todos nosotros tenemos estos
dos ‘espíritus’, por decirlo así. El Espíritu de Dios, que nos lleva a las
obras buenas, a la caridad, a la fraternidad, a adorar a Dios, a conocer a
Jesús, a hacer muchas obras buenas de caridad, a rezar. Y otro es el espíritu
mundano, que nos lleva hacia la vanidad, el orgullo, la autosuficiencia, la
murmuración: un camino totalmente distinto. Nuestro corazón – decía
un santo – es como un campo de batalla, un campo de guerra donde estos dos
espíritus luchan’”.
Vencer las tentaciones
como Jesús
“En la vida cristiana”, por tanto, “se debe
combatir para dejar espacio al Espíritu de Dios” y “arrojar el espíritu
mundano”. Y un “examen de conciencia” diario, sugiere el Papa, ayuda a
“identificar las tentaciones”, a aclarar cómo actúan estas fuerzas
contrapuestas.
“Es muy sencillo: tenemos este gran don,
que es el Espíritu de Dios, pero somos frágiles, somos pecadores y tenemos
también la tentación del espíritu del mundo. En este combate espiritual, en
esta guerra del espíritu, hay que vencer como Jesús”.
No somos animales, sino
hijos de Dios
Todas las noches, concluye el Papa
Francisco, el cristiano debería revisar la jornada que acaba de terminar, para
comprobar si ha prevalecido la “vanidad” y la “soberbia”, o si ha conseguido
imitar al Hijo de Dios.
“Conocer lo que sucede en el corazón. Si no
hacemos esto, si no sabemos lo que sucede en nuestro corazón – y esto no lo
digo yo, lo dice la Biblia – somos como los animales que no entienden nada, van
adelante con el instinto. Pero nosotros no somos animales, somos hijos de
Dios bautizados con el don del Espíritu Santo. Por esto es importante
comprender lo que ha pasado hoy en mi corazón. Que el Señor nos enseñe a hacer
siempre, cada día, el examen de conciencia”.
Vatican Media
Fuente:
Aleteia