Al
clausurar el Sínodo de los Obispos
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Jóvenes que han participado en el Sínodo © Vatican News |
“La
Iglesia y el mundo tienen necesidad urgente de vuestro entusiasmo” ha dicho a
los jóvenes el Cardenal Baldisseri, quien ha leído la carta a los jóvenes
al término de la Misa de clausura del Sínodo, celebrada esta mañana, 28 de
octubre de 2018, en la Basílica de San Pedro.
El
Santo Padre ha abrazado y ha agradecido la participación a varios jóvenes que
han subido el altar, en representación de los 34 jóvenes que han trabajado en
esta XV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, presentes en la
Eucaristía.
En
la carta, los padres sinodales y participantes en el Sínodo, dicen a los
jóvenes: “Queremos ayudaros en vuestras alegrías para que vuestras esperanzas
se transformen en ideales” y alientan: “La Iglesia es vuestra madre, no os
abandona y está dispuesta a acompañaros por caminos nuevos, por las
alturas donde el viento del Espíritu sopla con más fuerza”.
El
Cardenal Lorenzo Baldisseri es el Secretario General de la XV Asamblea General
Ordinaria del Sínodo sobre los jóvenes, la fe y el discernimiento
vocacional, celebrado del 3 al 28 de octubre en el Vaticano.
Este
XXX Domingo del Tiempo Ordinario se ha clausurado el tercer Sínodo convocado
por el Papa Francisco, y fruto de ellos, se ha elaborado un documento final para seguir trabajando
y rezando por los jóvenes, explicó el Santo Padre.
Sin
embargo, el Santo Padre avirtió de que “el
resultado del Sínodo no es un documento”. Francisco aseguró que “ahora el
Espíritu nos entrega a nosotros el documento para que trabaje en nuestros
corazones, somos nosotros los destinatarios del documento”.
La
carta ha sido escrita por 8 participantes en el Sínodo: 4 padres sinodales
(procedentes de distintos continentes), 2 jóvenes auditoras, un invitado
especial y un experto.
***
Carta de los padres
sinodales a los jóvenes
Nos
dirigimos a vosotros, jóvenes del mundo, nosotros como padres sinodales, con
una palabra de esperanza, de confianza, de consuelo. En estos días hemos estado
reunidos para escuchar la voz de Jesús, “el Cristo eternamente joven” y
reconocer en Él vuestras muchas voces, vuestros gritos de alegría, los
lamentos, los silencios.
Conocemos
vuestras búsquedas interiores, vuestras alegrías y esperanzas, los dolores y
las angustias que os inquietan. Deseamos que ahora podáis escuchar una palabra
nuestra: queremos ayudaros en vuestras alegrías para que vuestras esperanzas se
transformen en ideales. Estamos seguro que estáis dispuestos a entregaros con
vuestras ganas de vivir para que vuestros sueños se hagan realidad en vuestra
existencia y en la historia humana.
Que
nuestras debilidades no os desanimen, que la fragilidad y los pecados no sean
la causa de perder vuestra confianza. La Iglesia es vuestra madre, no os
abandona y está dispuesta a acompañaros por caminos nuevos, por las
alturas donde el viento del Espíritu sopla con más fuerza, haciendo desaparecer
las nieblas de la indiferencia, de la superficialidad, del desánimo.
Cuando
el mundo, que Dios ha amado tanto hasta darle a su Hijo Jesús, se fija en las
cosas, en el éxito inmediato, en el placer y aplasta a los más débiles,
vosotros debéis ayudarle a levantar la mirada hacia el amor, la belleza, la
verdad, la justicia.
Durante
un mes hemos caminado juntamente con algunos de vosotros y con muchos otros
unidos por la oración y el afecto. Deseamos continuar ahora el camino en cada
lugar de la tierra donde el Señor Jesús nos envía como discípulos misioneros.
La
Iglesia y el mundo tienen necesidad urgente de vuestro entusiasmo. Haceos
compañeros de camino de los más débiles, de los pobres, de los heridos por la
vida.
Sois
el presente, sed el futuro más luminoso.
Rosa Die Alcolea
Fuente:
Zenit