Los mormones no son
cristianos. Son una secta
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Recientemente
se han producido unas importantes declaraciones del Presidente de los mormones. Se trata de una sutil pero muy
importante estrategia por parte de los mormones para normalizarse y hacerse
pasar por cristianos, sin serlo
Para
los mormones, el Presidente, junto con su Consejo, pero el Presidente en
particular, es un profeta, un visionario y un revelador que tiene total
conexión con la divinidad. Según ellos Dios le puede decir lo que quiera, y
negar cosas que antes incluso dijo; unas veces Dios dice una cosa y luego la
contraria. Y lo han hecho en varias ocasiones, como en la ubicación de la
ciudad donde se asentaron en América, acabando al final en Salt Lake City
(Utah), en el tema de la poligamia o en el racismo a los negros e indios, etc.
La
razón de fondo ha sido adaptarse a las diferentes situaciones según les
interesara, y así extenderse de la mejor forma cambiando lo que fuera
necesario. Claramente se ve este aspecto en su libro doctrinal base, “El Libro
de Mormón”, subtitulado como “Otro testamento de Jesucristo”, que suplanta,
desdice y actualiza el verdadero Evangelio, el de los cristianos. Igualmente
ocurre con toda la Biblia al completo.
Para
los mormones la revelación está abierta, es decir, Dios, según dicen ellos,
sigue hablando y revelándose, pudiendo cambiar cualquier cosa, incluso lo que
ponga en la Biblia: ya sean oráculos divinos que encontramos en los profetas
del Antiguo Testamento, ya sean declaraciones de Dios en sus manifestaciones en
el monte Sinaí ante Moisés, o también las mismas palabras de Jesucristo, o los
mismos Evangelios al completo.
E
incluso lo dicho por Dios en sus propios libros sagrados particulares de los
mormones, como “Perla de Gran Precio”, “Doctrina y Convenios” o “El Libro de
Mormón”; es más, también puede modificar y negar todo lo que haya dicho un
anterior Presidente, que habló por parte de ese mismo Dios, o el mismo fundador
de la agrupación, Joseph Smith.
Las declaraciones del
Presidente
El
actual Presidente de los mormones es Russell M. Nelson, nacido en el año 1924,
un nonagenario que conoce bien la estructura del grupo pues ha estado más de 30
años en las más altas esferas de gobierno del mormonismo, y que alcanzó la
presidencia este año de 2018 cuando murió el anterior Presidente, Thomas S.
Monson.
El
Presidente Nelson afirmó el pasado 16 y 18 de agosto que “El Señor ha impreso
en mi mente la importancia del nombre que ha revelado para su Iglesia […] Va a
ser un desafío deshacer la tradición de más de cien años” […] El Señor nos ha
dicho cómo se llamará su Iglesia. Entonces, no estamos cambiando nombres,
estamos corrigiendo un nombre. […] Los medios de comunicación pensarán que lo
estamos desechando [el nombre “Mormón”]. Nosotros no lo desechamos. Solo
queremos ser precisos”.
Neil
L. Andersen, del Quórum de los Doce Apóstoles, señaló la importancia de adoptar
una visión a largo plazo sobre este ajuste de nombre. Y dijo así: “Hay unidad
en la Primera Presidencia y los Doce o consejeros del Presidente, en este tema.
El Presidente ha hablado; el Señor ha hablado con el Presidente. Y este va a
ser un esfuerzo prolongado y llevará algunos años, pero esto no será algo que
se intente y luego lo dejaremos y no lo llevaremos a cabo, lo vamos a hacer y a
lograr”.
El nombre oficial
Hemos
de decir que el día 6 de abril del año 1830 se hizo el registro por parte de
Joseph Smith, el fundador, junto a un grupo de sus colaboradores, del nombre
“Iglesia de Jesucristo”, que es una denominación que usaban varias agrupaciones
surgidas en esas mismas décadas.
Poco
más tarde, en el año 1834, se la denominó “Iglesia de los Santos de los Últimos
Días”, y de nuevo cuatro años más tarde, en el 1838, adquirió la expresión
“Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días”. Añadir también que
diversas ramificaciones y escisiones dentro del mormonismo usan como
denominación la forma “Iglesia de Jesucristo”, añadiendo en algunos casos
apelativos como “Restaurada”.
Sin
embargo, lo que tenemos con estas declaraciones del actual Presidente de los
mormones es que se ha eliminar la referencia y uso denominativo de “mormones”,
y hacerse llamar “Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días”,
“Iglesia de Jesucristo”, o “Iglesia”. Quieren ser vistos como cristianos, y
aquí radica la peligrosidad de esta actuación que ahora quieren visibilizar y
enfatizar mucho más dejando de usar el nombre “mormones”. Se irán
modificando todos los documentos, tanto de papel como digitales, para erradicar
este uso, tal y como han afirmado.
Los mormones no son
cristianos. Son una secta
Desde
el surgimiento y fundación de los mormones en mitad del siglo XIX jamás han
sido considerados como cristianos: ni como católicos, ni como ortodoxos, pero
es que ni incluso como protestantes, y ello a pesar de la gran diversidad de
iglesias protestantes que hay, si bien todas ellas cristianas.
Una
secta es “un grupo social agresivo que tiene mimetismo y un señuelo”. Los
mormones se mimetizan haciéndose pasar por cristianos y no lo son. Por ejemplo,
son politeístas. Ellos creen en miles y millones de dioses. Para ellos
Jesucristo era un hombre cualquiera, que haciendo cosas rectas, justas,
correctas socialmente, siendo buena persona, sin más, alcanzó por sus propios
méritos el ser una divinidad. Y como él hay miles y millones.
Los
mormones son politeístas, y cada uno, cuando se convierte en Dios, tras
alcanzar la divinidad, se le regala un planeta para ayudar a los habitantes de
esos planetas de las demás galaxias a ser dioses también. A Jesús se le regaló
el planeta Tierra para ayudarnos a los demás a convertirnos en dioses y
adquirir un planeta propio donde ser el Dios adorado por los habitantes de
allí. Y esto no es cristianismo, es más, imposibilita ser cristiano, sin entrar
en otros aspectos doctrinales que impiden serlo. Por ello, los mormones,
mimetizándose, haciéndose pasar por cristianos, no hacen sino engañar. Es así
por lo que este grupo es denominado como secta, la secta de los mormones.
Desde
el origen de los mormones el fundador Joseph Smith perpetró un engaño ante sus
seguidores, y solo para consolidar su poder y aumentar su ego, el culto a su
personalidad, y además satisfacer sus apetitos insaciables sexuales, casándose
con varias mujeres, decenas, de sus amigos y compañeros, diciendo siempre que
eran obligaciones que Dios le mandaba.
Una
confusión calculada para extenderse entre zonas culturalmente cristianas
Es
tal la confusión entre sus mismos miembros, que hemos de recordar que la casi
totalidad de los mormones, incluidos sus misioneros, que por las calles van
ofreciendo sus folletos y buscando nuevos adherentes, también creen ser
cristianos. Así, el 97% de los mormones de los EE.UU. piensa que son cristianos
(Pew Research Center, 2012). Y deberían ser los más preparados y formados sobre
qué son y qué les distingue de los cristianos de verdad.
Y
con mayor razón estas cifras serán incluso más elevadas en el resto de América,
en Europa, Asia o África, donde los mormones se extienden y se hacen pasar por
cristianos ante poblaciones poco formadas cultural y religiosamente.
Sin
embargo, en la estructura más alta de la agrupación, entre sus líderes
principales, sí son conscientes de que no son cristianos y que todo se trata de
una estrategia de expansión y propagación.
Solo
cabe formar a los miembros del cristianismo, e incluso a la sociedad en
general, creyente o no, para que sepa distinguir lo que es una secta de lo que
no lo es. Lo que es el cristianismo y lo que no lo es. Incluso es
imprescindible formar a los misioneros, sacerdotes, religiosos y religiosas y a
los miembros laicos cristianos, para que sepan desenmascarar a las sectas, las
cuales se aprovechan de la buena voluntad de poblaciones donde se difunde y se
predica el evangelio de Cristo, para hacerse pasar por tales, por grupos cristianos,
sin serlo.
Vicente
Jara
Fuente:
Aleteia