La historia de un
abuelo que aconsejaba a sus hijos que bautizaran cuanto antes a sus nietos
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Estas palabras me
las dijo un abuelo después de leer en el periódico las palabras del papa
Francisco en Dublín, con motivo del Encuentro Mundial de las Familias. Este
comentario de mi amigo me hizo reflexionar, y le pregunté por qué le habían gustado las palabras del Papa.
-Lo dijo el propio
Papa- me respondió. Porque un niño sin bautizar es un pagano, y un niño
bautizado “tiene la fuerza de Dios dentro”.
Le pregunté por
sus nietos, pues hoy muchos abuelos
están apenados porque sus hijos no bautizan o tardan en bautizar a sus nietos.
– Gracias a Dios,
mis nietos están todos bautizados. Pero en algunos casos me costó un poquito.
– Es el nuevo papel de los abuelos: la transmisión de la fe a sus
nietos ¿Cuántos nietos tienes?, le pregunté.
–
Siete. Hubo algunos problemas en tres casos. Sus padres –buenos cristianos–
querían retrasar el bautismo de sus hijos respectivos. Entonces intervine yo,
como padre y como abuelo. Con mucha cautela, ¿sabes?
– Hay que
ir con los pies de plomo si no quieres producir el efecto contrario.
–
Pregunté primero a sus padres porqué retrasaban el bautismo. Me dijeron que
“Ahora, con los gastos del nacimiento, hemos de esperar y no entrar en
más gastos”. ¡Pero si el bautismo es gratis!, le dije.
– ¿Y qué respondió?
–
“Me refiero a los gastos de la fiesta. Que si invitados, amigos y parientes…”.
Y entonces yo le dije: Pero bueno, qué es más importante, ¿que haya
invitados o que el niño esté en gracia de Dios? Qué es más importante,
nuestra propia comodidad o que el niño esté sin pecado original, lleno de
gracia. ¿Buscamos nuestro interés o el interés del niño…?
–
Sí, como ha dicho el Papa ahora en Irlanda: los niños bautizados
“tienen la fuerza de Dios”. Y no la tienen los no bautizados. ¿Y qué pasó?
–
Pues que mi mujer y yo rezamos y esperamos. Nuestros hijos reflexionaron y los
bautizaron muy pronto.
– ¿Y no encontraste ninguno que te dijera que se
bautizará cuando tenga uso de razón y elija él libremente?
–
No, pero conozco algunos alumnos míos universitarios no bautizados -o sea sin
la gracia de Dios- que estaban en un mar de dudas, buscando aquí y allá
religiones o teorías filosóficas. Alguno se bautizó, pero otros siguieron
teniendo dudas. Uno me dijo: “¡Ojalá mis padres me hubieran bautizado! Me
hubiera ahorrado este mar de dudas y luchas sobre la fe”.
Me
gustó lo que dijo mi amigo. Le dije que lo publicaría. Fue tajante en decirme
que sin nombre ni apellidos, cosa que respeto.
Salvador Aragonés
Fuente: Aleteia