Frente
a la Iglesia de los eventos y de los espectáculos, el Papa Francisco mostró su
preferencia por la Iglesia que crece en el silencio, en lo escondido
El Papa durante la Misa en Casa Santa Marta. Foto: Vatican Media |
Durante
la Misa celebrada este jueves 15 de noviembre en la Casa Santa Marta, el Santo
Padre afirmó que “la Iglesia crece en la simplicidad, en el silencio, en la
alabanza, en el sacrificio eucarístico, en la comunidad fraterna, donde todos
se aman y no se pelean”.
Subrayó
que “la Iglesia se manifiesta en la Eucaristía y en las buenas obras, incluso
cuando aparentemente no son noticia”. También dijo que “la esposa de Cristo
tiene un temperamento silencioso, genera frutos sin ruido, sin hacer sonar
trompetas, como hacen los fariseos”.
Francisco
recordó que “el Señor nos explicó cómo crece la Iglesia con la parábola del
sembrador. El sembrador siembra y las semillas crecen de día y de noche. Dios
hace que crezcan y luego se ven los frutos”.
“Esto
es importante: primero, la Iglesia crece en silencio, en lo escondido; es el
estilo eclesial. ¿Y de qué modo se manifiesta en la Iglesia? Por medio de los
frutos de las buenas obras, para que la gente vea y glorifique al Padre que
está en los cielos, como dice Jesús, y en las celebraciones, es decir, en la
Eucaristía. Ahí es donde se manifiesta la Iglesia, en la Eucaristía y en las
buenas obras”.
Explicó
en su homilía que “la Iglesia crece por medio del testimonio, de la oración, de
la atracción del Espíritu que está dentro, no por medio de los eventos. Es
cierto que los eventos ayudan, pero el crecimiento de la Iglesia, ese
crecimiento que da frutos, se produce en el silencio, en lo escondido, con las
buenas obras y la celebración de la Pascua del Señor, de la alabanza de Dios”.
“El
Señor nos ayuda a no caer en la tentación de la seducción. ‘Nosotros querríamos
que la Iglesia se viese más, ¿qué podemos hacer para que se vea?’. Y entonces
se cae en una Iglesia de los eventos que no es capaz de crecer en silencio y
con las buenas obras, en lo escondido”.
El
Papa recordó que el mismo Jesús fue tentado por la seducción del espectáculo.
Explicó cómo el mismo Herodes, o incluso aquellos que lo juzgaron y lo
crucificaron le tentaban para que hiciera un milagro y así pudieran creer en
Él.
Sin
embargo, “Él eligió el camino de la predicación, de la oración, de las buenas
obras, de la Cruz y del sufrimiento”.
“La
Cruz y el sufrimiento. La Iglesia crece también con la sangre de los mártires,
hombres y mujeres que dan la vida. Hoy hay muchos y, es curioso, no son
noticia. El mundo esconde esa realidad. El espíritu del mundo no tolera el
martirio, lo esconde”, concluyó.
Fuente:
ACI Prensa