El Pontífice recibió a
delegados de los Judíos del Cáucaso en el Vaticano
THOMAS COEX / AFP |
El
papa Francisco insistió en la importancia de la amistad entre judíos y
católicos, rechazó las actitudes antisemitas y reiteró que un “cristiano no
puede ser antisemita”. Lo dijo a los delgados del World Congress of Mountain
Jews del Cáucaso, venidos a Roma y, que, por primera vez, tuvieron una
audiencia privada con un Sucesor de Pedro en el Vaticano este 5 de noviembre de
2018.
“Incluso
hoy, lamentablemente, las actitudes antisemitas están presentes. Como he
mencionado muchas veces, un cristiano no puede ser antisemita. Nuestras raíces
son comunes. Sería una contradicción de la fe y de la vida. Juntos estamos
llamados a comprometernos a que el antisemitismo sea erradicado en la comunidad
humana”, dijo el Papa ante 30 delegados del Congreso Mundial de Judíos de
Montaña del Cáucaso.
Es
la primera vez – mencionó Francisco – que estos “hermanos judíos” que
pertenecen a su “antigua tradición van a visitar al Papa, y por esta razón, la
reunión de hoy es una fuente de alegría”.
El
Papa ha encontrado la última vez a una comunidad judía en su viaje a Lituania
el pasado 23 de septiembre. “Era una jornada dedicada a la conmemoración de la
Shoá” para recordar en el 75 aniversario la destrucción del ghetto de Vilnius y
el asesinato de miles de judíos.
Conmemorar
“el holocausto es necesario para que quede viva la memoria del pasado”. “Sin
una memoria viva no habrá futuro porque, si no aprendemos de las páginas más
oscuras de la historia a no caer en los mismos errores, la dignidad humana
seguirá siendo letra muerta”, expresó.
Francisco
en varias ocasiones ha rememorado en silencio y con gestos, el mal del
holocausto, es decir en memoria de la persecución y aniquilación sistemática de
los judíos europeos por parte del Estado alemán nacionalsocialista y sus
colaboradores. Entre 1933 y 1945, final de la Segunda Guerra Mundial, fueron
asesinados 6 millones de judíos.
Asimismo,
aseguró que deseaba conmemorar dos eventos trágicos: “El 16 de octubre cuando
ocurrió otro dramático 75o: el asedio del ghetto de Roma. Y en unos pocos días,
el 9 de noviembre, “serán ochenta años desde la llamada “Kristallnacht” (Noche
de los Cristales Rotos), cuando “se destruyeron muchos lugares de culto judíos,
también con la intención de erradicar lo que en el corazón del hombre y de un
pueblo es absolutamente inviolable: La presencia del Creador”.
“Cuando
quisimos reemplazar al Dios bueno con la idolatría del poder y la ideología del
odio, llegamos a la locura de exterminar a las criaturas”.
“Por
lo tanto, – añadió – la libertad religiosa es un bien supremo para ser
protegido, un derecho humano fundamental, un baluarte contra los reclamos
totalitarios”.
En
este contexto, afirmó que siempre ha insistido “en enfatizar la importancia de
la amistad entre judíos y católicos. Basada en una fraternidad arraigada en la
historia de la salvación, que se hace concreta en la atención
mutua”.
“Con
ustedes me gustaría agradecer al Dador por todo el bien que nos ha brindado
nuestra amistad, impulso y motor del diálogo entre nosotros. Es un diálogo que
en este momento estamos llamados a promover y expandir a nivel interreligioso,
para el bien de la humanidad”.
En
este sentido, el Obispo de Roma rememoró con gusto “el hermoso encuentro
interreligioso de hace dos años en Azerbaiyán, donde noté la armonía que las
religiones pueden crear “a partir de las relaciones personales y la buena
voluntad de los responsables”.
E
indicó que aquí está el camino: orar por todos y dialogar con todos. “Sí,
porque hoy “no es el momento para soluciones violentas y abruptas, sino el
momento urgente para emprender procesos pacientes de reconciliación” (2 de
octubre de 2016). Es una tarea fundamental a la que estamos llamados”.
Por
último pidió al “Todopoderoso que bendiga nuestro camino de amistad y
confianza, para que podamos vivir siempre en paz y, donde sea que nos
encontremos, podemos ser artesanos y constructores de paz. Shalom Alechem!”.
Ary Waldir Ramos Díaz
Fuente:
Aleteia