Muchas grandes cosas empiezan en hechos aparentemente
casuales
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MARIO ANTONIO PENA ZAPATERÍA | CC BY-SA 2.0 |
A menudo no ayudo a las personas que me
necesitan. ¡Cuántas veces quiero seguir de largo para no perder mi valioso
tiempo! Es como si pensara que mi agenda tiene prioridad sobre la vida que
surge. Sobre los imprevistos que suceden a mitad del camino.
“Quien
sabe escuchar la voz del Espíritu, reconoce que en la vida
las cosas grandes tienen su origen a menudo en imprevistos o hechos casuales”[1].
Quisiera aprender a escuchar la
voz del Espíritu en todos los imprevistos de mi vida. En
las personas insistentes al borde del camino. En las sorpresas con las que no
contaba y cambian el rumbo de mis pasos complicándome la vida.
Me cuesta escuchar esa voz que
susurra dentro de mí. Esa voz que me llama a detener mis pasos que se apresuran
y observar la vida que brota con lentitud al borde de mi camino.
Quiero un corazón abierto y
flexible. Quiero aprender a ver al que sufre y no ser ciego. Quiero una mirada
amplia que no va buscando con estrechez sólo el siguiente paso.
Quiero
más libertad interior ante los compromisos asumidos. Me gusta vivir así,
abierto a la sorpresa. A lo inesperado. A lo nuevo.
Carlos Padilla
Esteban
Fuente: Aleteia