¿Eres de los que piensa
que el trabajo no te deja punto de respiro? Lee esto...
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“Mientras
pasamos nuestra jornada llena de ocupaciones, es importante tomarse un momento
para orar, agradecer y pedirle al Señor que nos proteja”; escribe en el
preámbulo de su recuento Megan Nye.
Y
en la parte central, las 20 formas de conversar con Dios para las personas que
creen que su trabajo no les deja punto de respiro para acordarse de hacerle
tiempo al Creador en el trajín que impone la modernidad.
- Comienza bien el día. Tu jornada podría comenzar con una estampida y no acabar hasta que caigas, colapsado, en la cama. Pon tú mismo un comienzo en el curso correcto del día comenzándolo con una lectura espiritual al lado del plato de cereal.
- Pon una alarma. Usas la alarma del reloj para despertar. Algunos la usan para detenerse a intervalos del día y ponerse de pie o estirar un poco las piernas. ¿Por qué no hacer lo mismo con la salud espiritual que con la salud física? Pon alarmas a lo largo del día para que te recuerden rezar, hablar con Dios, aunque sean pocas palabras.
- Utiliza tu viaje. Habla con Dios en el coche. Si puedes platicar con un acompañante mientras conduces, ¿por qué no podrías hacerlo con Dios? Si vas en un transporte público, tienes la oportunidad para establecer una conversación silenciosa con tu salvador.
- Toma ventaja del audio. Puedes usar el aparato de audio para escuchar la narración de la Biblia o el devocional cotidiano. Enciéndelo mientras haces ejercicio, lavas los platos o tomas un baño. Llena tus oídos con el sonido de la Palabra de Dios.
- Abre tu
correo electrónico. Muchos sitios web ofrecen el servicio (gratuito) de enviarte un
correo diario que contiene una meditación, la historia de un santo,
oraciones o el texto de las lecturas de la Misa de ese día. Aprovecha la
tecnología y en lugar de que te distraiga, te ponga en alerta para orar.
- Usa la
pausa del refrigerio. El tiempo que en algunos trabajos dan para tomar un pequeño
refrigerio puede ser tiempo oportuno para comer mientras se leen las
lecturas del día, se escucha algún podcast católico o se ve un video
online. Ten la Biblia o un libro religioso en tu escritorio y sácalo al
principio de cada refrigerio.
- Coloca tu
Biblia en la mesita de noche.Para alcanzarla como primera acción de la mañana o justo antes de ir a
la cama por la noche. No para leerla completa, sino para elegir un
capítulo o un versículo en el cual se pueda meditar a lo largo de la
jornada (o te acompañe en el sueño).
- Crea una
asociación mental. Coloca una hojita engomada en el espejo del cuarto de baño para
que te recuerde orar cada vez que te laves los dientes. Pon una señal al
principio de las escaleras de tu casa animándote a orar mientras subes las
escaleras. Muy pronto establecerás el hábito de la oración.
- Quédate
cinco minutos después de la Misa. Si no tienes el tiempo o la oportunidad de hacer un viaje
especial para la adoración eucarística, date el tiempo de adorar al
Santísimo Sacramento cuando haya concluido la Eucaristía. Además de evitar
el tráfico del estacionamiento, saldrás fortificado antes de volver al
mundo.
- Haz una
cita con Dios. A veces estamos tan ocupados que necesitamos hacer cita con
nuestra esposa o nuestro esposo, o reunirnos con nuestros seres queridos.
Nuestra relación con Dios es preciosa, también. Si no hay algo parecido al
“tiempo libre” en tu vida, haz una nueva cita, ahora con Dios. Haz un
hueco para la oración diaria, la adoración semanal, el estudio mensual de
la Biblia…, cualquier acción que tú puedas hacer.
- Reza antes
de las comidas. Siempre hay tiempo para
agradecer. Antes de comenzar a comer, en casa o fuera, haz una pausa para
agradecerle a Dios sus muchas bendiciones y ofrecerle una oración por
aquellos que pasan necesidad.
- Hazlo un
asunto de familia. Sienta a tu familia alrededor de una mesa y lee un pequeño fragmento
devocional después de cada cena o de la comida del domingo. Arrodíllate
junto con los demás para las oraciones de la noche. Establece una rotación
diaria para que cada miembro de familia diga una intención de la oración.
- Crea
tradiciones alrededor de la vida de oración. Celebra el día del santo patrono de la familia o
de los miembros de la familia con una oración de intercesión. Enciende
velas de adviento con una pequeña oración. Pon un recipiente con agua
bendita en la puerta de entrada, para que los miembros de la familia la
tomen cuando entren o salgan de casa.
- Reza en el
camino. Por
ejemplo, reza por las benditas ánimas del Purgatorio cuando pases frente a
un cementerio. Considera el bien que puedes hacer a tus hermanos y
hermanas que están esperando entrar al Cielo. O recuerda orar tú mismo
cuando pases junto a una iglesia.
- Di una
oración matutina de ofrecimiento.Pliega tus
actividades diarias a la Voluntad de Dios, en tus propias palabras. O
memoriza una oración de ofrecimiento del día para dedicarle a Jesús tus
intenciones, la salvación de las almas, la reunificación de los cristianos
o cualquier otro propósito de acuerdo a tu experiencia.
- Ofrécelo a
lo alto. A veces,
la vida nos toma en sus manos y nos lleva por caminos que debemos andar.
Ofrecerlos a lo alto, incluso las pequeñas frustraciones, hacen una
oración.
- Escoge una
estampa de oración. Las estampas de oración no solamente se necesitan en el funeral de un
amigo o de un ser querido. Tener en la cartera algunas de estas cartulinas
pequeñas de santos a los que te sientas cercano, o que son patronos de
alguna causa, o queridos por tu familia, te da la oportunidad de rezar
mientras hacen la cola para pagar en el supermercado o cuando te detienes
en la luz roja del semáforo.
- Ten
cercanas oraciones ya hechas. Muchas veces nuestra mente no es capaz de elaborar pensamientos
dirigidos a Dios. Usa, entonces, un libro de oraciones y elige la que esté
de acuerdo a tu humor o a tu necesidad espiritual. Ora por el estrés, el
miedo, la angustia, el dolor que parecería estar atrapando tu mente.
Aprovecha las palabras que otros han elaborado para guiar tu conversación
con Dios.
- Toma un
paseo. Aun cuando
estés dando una vuelta al perímetro de tu casa, con el monitor de llanto
del bebé en la mano, crea algo de silencio para darle tiempo a Dios y
ponerte en su presencia; en la presencia de su creación. Deja que Él te
hable al corazón y comparte tus pensamientos con Él.
- Cambia tu
tono. ¿Cantas en
la bañera o cuando lavas platos en la cocina? En lugar de tararear los
últimos éxitos, canta un himno o una canción religiosa. Si no sabes
ninguna, prueba las canciones navideñas, sin importar si es verano. Cantar
la gloria de la Navidad, nunca esta fuera de temporada.
JAIME SEPTIÉN
Fuente:
Aleteia