El «estilo de vida» de los primeros cristianos fue
un foco de atracción: «Eran contraculturales»
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Carmen Bernabé es doctora en Teología Bíblica |
El cristianismo
se fue expandiendo por el mundo desde que tras Pentecostés naciese la Iglesia. Con
el testimonio de los apóstoles nacieron las primeras comunidades cristianas,
que rápidamente se fueron extendiendo por todo el Imperio Romano.
Su forma
de vivir y de amarse atrajeron a muchos y las distintas persecuciones que
sufrieron pudieron evitarlo.
Carmen Bernabé es la
presidenta de la Asociación Bíblica Española, doctora en Teología Bíblica y
profesora de Nuevo Testamento en la Universidad de Deusto. Ella conoce como
pocos cómo eran estas primeras comunidades cristianas que transformaron el
mundo y destaca el "estilo de vida" de estos cristianos como un foco
de atracción determinante. Sobre este aspecto concreto habla en esta entrevista
en el
- Carmen Bernabé señala la diferencia entre modos y
estilos de vida ¿Dónde está esa diferencia?
- El modo de
vida no se elige, sino que es impuesto por el sistema social. Es lo que se
considera “normalidad”, lo que se supone que es “la realidad”. Por el contrario,
el estilo de vida se elige y se adopta de forma consciente. El estilo de
vida puede ser más o menos crítico y alternativo respecto al modo de vida
impuesto por la sociedad a la que se pertenece. Hay prácticas que suscitan
sentimientos y crean una identidad nueva. Pueden incluso modificar antiguos
modos de vida y criticar a las antiguas identidades y sus prácticas. Y eso
tiene una dimensión política innegable.
- Usted ha estudiado el modo de vida urbano en el
Imperio Romano y los textos de los primeros siglos que reflejan un estilo de
vida que daba identidad diferenciada, en prácticas y hábitos, a personas y
grupos de aquel tiempo. ¿Qué supuso aquello?
-En la
antigüedad grecorromana, los cínicos y los epicúreos renunciaban a ciertas
expectativas sociales, negándose a realizar algunas prácticas y adoptando
otras, y, en su deseo de ser personas virtuosas, llegaron a adquirir identidad
propia reconocida. Es lo que pasó también con los cristianos. Los textos
cristianos de los primeros siglos muestran que las personas que se integraban
en las primeras comunidades de seguidores de Jesús, lo hacían atraídas por
el estilo de vida y las prácticas de quienes las formaban.
- ¿En las primeras comunidades cristianas contaron más
las prácticas que las creencias?
-Sin duda.
Para entrar a formar parte de la comunidad, quienes lo solicitaban tenían que
seguir un proceso de resocialización en el que adquirían nuevos hábitos de
vida referentes a la atención y acompañamiento a las personas más vulnerables,
al uso del dinero, a una pobreza asumida con el objeto de compartir bienes, a
formas de comer y beber o de relación sexual, que eran críticas con el modo de
vida imperante.
»Ese proceso
de prácticas, que duraba entre dos y tres años, buscaba vivencialmente alcanzar
otro estilo de vida, otra forma de ser humano. Se realizaba en compañía de
miembros de la comunidad y, en todo el proceso, las palabras y el ejemplo de
Jesús eran un elemento fundamental. La meta era que los modos de mirar y
valorar la realidad según el estilo de vida del grupo se convirtieran en
hábitos espontáneos, reflejos. Al final del recorrido, antes de su bautismo e
incorporación plena a la comunidad, las personas eran examinadas, pero no de
sus creencias, sino de sus prácticas.
- ¿Cómo se caracterizó el estilo de vida cristiano?
- Fue por la
respuesta a dos exigencias fundamentales: La primera fue el afán por eliminar
las duras condiciones que afligían la vida de la mayoría de las personas. La
segunda, la espera de un mañana inminente en que sucedería una regeneración
radical caracterizada por el reinado de Dios sobre el mundo.
- ¿Cuál era la situación social y económica de la gente
en el mundo grecorromano?
-No había un
sistema de bienestar público universal que ayudara a las personas más
necesitadas y vulnerables en sus necesidades, ni siquiera en las mínimas. Había
impuestos y tasas, pero el sistema de redistribución de la riqueza era
unidireccional, vertical-ascendente, de modo que no revertía en todos los
habitantes, sino que era utilizado por la élite en su solo beneficio.
»No había otro
principio que la solidaridad familiar, o de aldea o barrio, pero con el
principio de reciprocidad “te doy para que tú me des en otra ocasión”. Y existía una
beneficencia para nada desinteresada: la de los evergetas que hacían donaciones
a cambio de que sus esculturas o sus nombres aparecieran en placas de
reconocimiento junto a los muros de las ciudades; o la de los “patronos”, ricos
poderosos que entregaban bienes o dinero a cambio de que les dieran votos, y
les tributaran la salutatio, un rendez-vous cuando les encontraban o
les acompañaban en sus paseos.
- ¿Los huérfanos y viudas eran la última categoría
social?
- Entre quienes
no pertenecían a los estamentos superiores, la muerte del cabeza de familia
dejaba a la viuda y a los huérfanos en una situación de gran vulnerabilidad al
perder su sostén económico, su lugar social y la protección frente a presiones
y amenazas. Muchas viudas pobres con hijos pequeños se veían obligadas a
mendigar o ejercer la prostitución. En Grecia, el estado se ocupaba solo de
proteger a los huérfanos de guerreros que habían muerto en batalla.
»Entre romanos
y griegos de la antigüedad era difícil encontrar generosidad con los más pobres
y excluidos. Epicteto, filósofo estoico y antiguo esclavo, recomienda en su
Enchiridion no dejarse llevar por la impresión de la persona que sufre,
acompañarle solo con palabras y no dejarse afectar en lo más íntimo y central
del propio ser. Sin embargo, en Babilonia, el Código de Hammurabi, de hacia
1759 a.C., habla de los huérfanos y viudas, los que más fácilmente podían ser
oprimidos o engañados y a los que el rey debía proteger de forma especial.
- Los primeros cristianos fueron judíos, que tenían
otra sensibilidad moral. ¿Cuándo las comunidades se abrieron al mundo
grecorromano de los “gentiles”, adoptaron las prácticas, más humanitarias, de
Israel?
- En Israel
hacer justicia a la viuda, al huérfano y al extranjero se convirtió en un valor
y una responsabilidad de la comunidad. En numerosos pasajes de la Biblia
aparece el incumplimiento de ese deber como una violación fundamental de la
Alianza. Esta convicción desarrolló prácticas socio-políticas y económicas destinadas
a aliviar, al menos en parte, su situación: la norma de “la rebusca”, o “el
diezmo del tercer año de la cosecha” que se dedicaba a su atención. Esas
prácticas formaban la sensibilidad moral de los judíos, del propio Jesús y de
sus primeros seguidores.
»Jesús
denunció con firmeza el expolio de las viudas y puso en medio de sus seguidores
el amor y respeto a los niños que le escuchaban y recibían su bendición. Las
comunidades organizaron la atención a viudas y huérfanos: hacían contribuciones
voluntarias en dinero, les acogían en sus casas, les apadrinaban y
posibilitaban un futuro.
»Según cuenta
Eusebio de Cesárea la iglesia de Roma tenía en el siglo III un registro con
1.500 viudas. Las viudas tenían funciones especiales en la comunidad,
singularmente visitar a los presos y entrenar a jóvenes en hábitos sociales, y
algunas viudas que tenían bienes acogían en su casa a otras sin recursos. La
organización de la comunidad llevó a fundar los primeros orfanatos en el siglo
IV.
- ¿Qué consideración había de la niñez en el Imperio
Romano?
- Algunos
niños y niñas, de familias acomodadas, eran muy queridos por sus padres, pero
importaban no por sí mismos, sino como “proyectos de adulto”, garantía de
continuidad del patrimonio familiar y apoyo en la ancianidad. Dominaba una
gran violencia sobre la infancia. La mayoría de la población vivía en un nivel
de subsistencia y controlaba la natalidad con métodos anticonceptivos (plantas,
condones y pomadas espermicidas).
El aborto, con altísimo riesgo para las
mujeres de morir o quedar estériles, en la mayoría de los casos era decidido
por los varones, quienes decidían también la vida o la muerte del bebé. Se
depositaba al recién nacido sobre una losa en el suelo y era el cabeza de
familia quien tenía que aceptarlo en el grupo familiar levantándolo en sus
brazos. Si esto no se producía, el bebé estaba condenado. Su destino era la
muerte o la “exposición”.
»El
infanticidio eliminaba a la criatura antes de los siete días, y en algunos
casos hasta a los tres años, ahogándola o arrojándola al río o a las
cloacas; esa era la suerte que corrían muchos niños que nacían débiles o
deformes. La “exposición” consistía en abandonar al bebé a su suerte en un
paraje desértico para que muriera, o en un lugar transitado para que alguien lo
recogiera; muchos de estos últimos recogidos eran criados para venderlos como
esclavos o dedicarlos a la prostitución. La pederastia de hombres mayores,
incluso casados, con niños de ambos sexos, se consideraba aceptable y
normal.
- ¿Cómo se humanizaron la vida de la infancia y de los
extranjeros?
-Aquellos
cristianos siguieron y extendieron las tradiciones judías, donde los abusos
eran condenados severamente, porque consideraban a todos personas creadas a
imagen de Dios. Hasta donde hoy se sabe, en los tres primeros siglos de
nuestra era, la única crítica generalizada y la única negativa colectiva al
abandono de niños se produjo ente los judíos y los primeros cristianos.
»El escrito
cristiano sirio de la Didajé, de finales del siglo I, y la Carta de Bernabé o
los textos de Justino Mártir denunciaban malos tratos y abusos sexuales como
vicios incompatibles con el estilo de vida cristiano. Frente a ello los
seguidores de Jesús extendieron las prácticas de adopción desinteresadas,
por piedad y compasión; fueron en eso verdaderamente contraculturales.
También lo fueron los cristianos en aceptar y acoger de manera universal en sus
comunidades a extranjeros, a personas de diferentes pueblos, frente a las
prácticas de las religiones étnicas de aquel tiempo.
- ¿Cómo eran considerados entonces los esclavos?
-La esclavitud
estaba en la base del sistema social y económico de la antigüedad. A
Aristóteles le pareció algo natural. Más tarde, en la época helenística y
romana se consideraba como una situación de la que solo era responsable la
fortuna. En el siglo I, Séneca pensaba que a todos los seres humanos les iguala
la muerte y protestó contra el mal trato que recibían algunos esclavos, cuando
escribió en su carta a Lucilio: “Son siervos, pero seres humanos”. Séneca nunca
se dirigió a los esclavos; se dirigía a los amos a los que les decía que nunca
era mejor que los esclavos les respetaran a que les temieran.
»El
cristianismo hizo una aportación peculiar y nueva al dirigirse también a los
esclavos. Sabemos que a los esclavos no se les reconocía el derecho sobre su
cuerpo, ni a la libre movilidad, ni siquiera a su nombre que les era dado por
el amo. No tenían derecho a formar una familia. Los hijos que pudieran tener de
sus uniones, no reconocidas, pasaban a ser propiedad del amo, que podía
separarlos y venderlos.
»El uso
sexual de esclavos y esclavas, incluyendo a niños y niñas, era algo aceptado
socialmente. Pero ejercían ese derecho los amos varones. Las relaciones que
pudiera mantener la esposa del amo con un esclavo eran consideradas adulterio,
del que el esclavo podía ser acusado, aunque hubiera sido obligado por el ama.
- ¿Qué comportamiento tuvieron aquellos primeros
cristianos con los esclavos?
- Las
prácticas de los seguidores de Jesús las conocemos por textos del Nuevo
Testamento y algún testimonio externo. Resultan ambivalentes. A los
esclavos, como seres morales, se les inculca una conciencia de dignidad, y se
les trata como personas queridas por Dios y con un lugar en la comunidad de
bautizados, ejerciendo incluso cierto liderazgo. Pero se les pide
obediencia y sumisión a sus amos que podían ser cristianos o no. Según la
mayoría de los estudiosos, los cristianos respetaron a las familias de esclavos,
evitando su separación. No está claro que no se diera por parte de cristianos
el uso sexual de esclavos no casados, sobre todo de mujeres.
»La práctica
de reunir dinero para comprar la libertad de esclavos comienza a finales del
siglo II. Sin embargo los cristianos no acabaron con la esclavitud y ni
siquiera la denunciaron como sistema hasta el siglo IV. Es verdad que los
miembros de las primeras comunidades no pertenecían a la élite, ni tenían poder
para cambiar las leyes. No hicieron grandes cambios institucionales, pero generaron
hábitos nuevos y, poco a poco, una sensibilidad moral nueva que fueron
cuestionando prácticas normalizadas en el modo de vida de la cultura dominante.
- ¿Qué uso hacían los primeros cristianos de los bienes
que tenían y del dinero?
-Hubo dos
prácticas generalizadas: la limosna y el compartir los bienes. La
expresión limosna está hoy devaluada, pero en la antigüedad fue una práctica
determinante en el estilo de vida cristiano, porque expresaba un tipo de
relaciones sociales guiado por la solidaridad y la generosidad.
» En la
cultura grecorromana no había interés por los pobres, sino solo por los amigos. Ni en la
lengua griega ni en el latín existía una palabra para designar la limosna. El
término elemosíne fue una importación judía. Esta palabra tiene en
griego la misma raíz que éleos, misericordia. Jesús profundizó en esta
tradición, al poner la misericordia por encima de las leyes de pureza legal, en
la parábola del buen samaritano. A la limosna se añadieron el préstamo sin
intereses y la hospitalidad más allá del grupo familiar.
»Del compartir
bienes habla Lucas en los capítulos 2 y 4 de los Hechos de los Apóstoles: cada
uno, según sus posibilidades, aportaba al fondo común bienes y dinero para
salir al paso de las necesidades de los pobres, para remediar necesidades
básicas y vitales, y nunca para esperar honores o nada a cambio. Esa práctica
construía comunidad y le daba cohesión. Al compartir, se creaban sentimientos
de identidad, pertenencia y fraternidad poderosos.
- ¿Qué espiritualidad animaba a aquellas comunidades
cristianas primeras?
-El mundo en que
vivían estaba plagado de espíritus (daimones) buenos y malos, algunos de
muertos recientes y antepasados, espíritus que podían ser utilizados en contra
o a favor de ciertas personas con magias y hechizos. El estilo de vida
cristiano supuso una liberación de todas esas fuerzas que poblaban el
universo.
»La
Espiritualidad cristiana tenía en Jesús muerto y resucitado su centro y su
brújula; estaba firmemente enraizada en la historia, aunque sin abandonar la
utopía;obligaba a tomarse en serio la causa de los pobres ya un cambio ético y
social. La persona humana y su causa resultaron irrenunciables. Dice Fidel
Aizpurua que aquella espiritualidad, de base bíblica, fue para los primeros
seguidores de Jesús “una espiritualidad de amparo, de acompañamiento y de resistencia
esperanzada”.
Fuente: ReL