“No caigamos en la tentación de reducir nuestra pertenencia de hijos a una cuestión de leyes y prohibiciones, de deberes y cumplimientos”, exhortó
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Alberto PIZZOLI / AFP |
“Nuestra pertenencia y nuestra misión no nacerá de
voluntarismos, legalismos, relativismos o integrismos sino de personas
creyentes que implorarán cada día con humildad y constancia: venga a nosotros
tu Reino”, sostuvo en su homilía ante cerca de 10.000 fieles congregados
para la primera celebración eucarística de la historia presidida por un
pontífice en Marruecos
“Queridos hermanos, quiero darles las
gracias por el modo en que dan testimonio del evangelio de la misericordia en
estas tierras”, dijo el papa Francisco en la misa desde el Complejo Deportivo
Príncipe Moulay Abdellah de Rabat, Marruecos.
“Gracias por
los esfuerzos realizados para que sus comunidades sean oasis de misericordia.
Los animo y aliento a seguir haciendo crecer la cultura de la misericordia, una
cultura en la que ninguno mire al otro con indiferencia ni aparte la mirada
cuando vea su sufrimiento”, sostuvo.
“Sigan cerca
de los pequeños y de los pobres, de los que son rechazados, abandonados e
ignorados, sigan siendo signo del abrazo y del corazón del Padre”, expresó el
Papa que lució una casulla rosada que recordaba el (IV) domingo de Cuaresma.
Marruecos,
con una población de aproximadamente 35 millones de personas, 23 mil de los
cuales son católicos.
Los centros
de instrucción de propiedad o dirigidos por eclesiásticos o religiosos, al 31
de diciembre de 2017 suman un total de 34, mientras que son 10 los
orfanatorios, dos las casas para ancianos, inválidos y minusválidos, 7 los
ambulatorios y un hospital.
Una misa que ha sido histórica, pues por primera vez, se
ha realizado un rito católico multitudinario en el país de mayoría islámica
presidida por un pontífice.
La iglesia
católica en Marruecos es absolutamente minoritaria pero vital: Los centros de
instrucción de propiedad o dirigidos por eclesiásticos o religiosos, al 31 de
diciembre de 2017 suman un total de 34, mientras que son 10 los orfanatorios,
dos las casas para ancianos, inválidos y minusválidos, 7 los ambulatorios y un
hospital.
En 1985, el
papa Juan Pablo II, el primer papa en visitar el país, había dado un discurso
en el estadio de Casa Blanca a los jóvenes musulmanes invitado por el Rey
Hassan II. Francisco lució el báculo que perteneció a papa Wojtyła en memoria
del camino abierto por su predecesor.
“El cristiano
sabe que en la casa del Padre hay muchas moradas, sólo quedan afuera aquellos
que no quieran tomar parte de su alegría”, sostuvo, siguiendo la parábola
evangélica del ‘hijo prodigo” presentada en el Evangelio de hoy (Lc 15,20).
“No caigamos en la tentación de reducir nuestra
pertenencia de hijos a una cuestión de leyes y prohibiciones, de deberes y
cumplimientos”, exhortó.
El Pontífice
se ha presentado como “peregrino de la esperanza” ante alrededor de 10.000
fieles congregados para la eucaristía celebrada en el polideportivo, situado en
las afueras de la capital.
“Que el
Misericordioso y el Clemente —como lo invocan tan a menudo nuestros hermanos y
hermanas musulmanas— los fortalezca y haga fecundas las obras de su amor”,
afirmó el Papa en Marruecos, país donde el 98% de la población profesa el Islam.
La cruz que presidió
el altar durante la Misa ha sido una reproducción de aquella del monasterio
Tibherine, en Argelia, donde fueron martirizados los monjes cistercienses que
fueron beatificados el pasado 8 de diciembre en Orán.
Entre los
sacerdotes que concelebraron con el Papa también estuvo presente el religioso cisterciense Jean Pierre Schumacher, 95 años,
sobreviviente de la matanza de 1996 en el monasterio de Tibhirine en el Atlas
argelino.
El altar ha
sido traído de la iglesia de San Francisco de Asís de Rabat. 500 coristas
venidos de todo el país animaron la celebración.
La cruz que
presidió el altar durante la Misa ha sido una reproducción de aquella del
monasterio Tibherine, en Argelia, donde fueron martirizados los monjes
cistercienses que fueron beatificados el pasado 8 de diciembre en Orán.
Al final de
la misa, monseñor Cristóbal
López Romero, S.D.B., arzobispo de Rabat ha dirigido algunas palabras de
agradecimiento.
Por último,
antes de la bendición final, el Papa saludó a los fieles presentes con afecto y
con voz paterna.
Después de la
celebración, el papa Francisco se trasladó al Aeropuerto Internacional de Rabat
para participar a una ceremonia en su honor organizada por las autoridades de
Marruecos, encabezada por el Rey Mohamed VI, comendador de los creyentes,
máxima autoridad espiritual del país, antes de volver a Roma y concluir
su 28 viaje internacional.
Ary Waldir Ramos Díaz
Fuente:
Aleteia