Al
recibir a los participantes en el Congreso internacional "¡Yes to Life!”
el pontífice asegura que “el aborto no es nunca la respuesta que las familias
buscan”
© Daniel Lobo / Flickr / CC |
Son
“urgentes acciones pastorales incisivas” y “redes de amor” a donde las parejas
puedan buscar apoyo
Ningún
ser humano puede ser jamás incompatible con la vida, ni por su edad, ni por su
salud, ni por la calidad de su existencia”: afirmó con fuerza el Papa Francisco
al recibir en audiencia en la mañana de este 25 de mayo a los participantes en
el Congreso internacional sobre la defensa de la vida humana. “¡Yes to Life!”,
“¡Sí a la vida! El cuidado del precioso don de la vida en la fragilidad” es el
título del evento internacional organizado por el Dicasterio para los Laicos,
la Familia y la Vida y por la Fundación “El corazón en una gota”, “una de las
realidades – dice el Papa – que en el mundo trabajan cada día para acoger al
nacer a niños en condiciones de extrema fragilidad. Niños que, en algunos
casos, la cultura del desecho define como “incompatibles con la vida”.
Todo niño es un don
En
su discurso a los 300 participantes del Congreso presentes en la Sala
Clementina, el Papa asegura que “todo niño que se anuncia en el vientre de una
mujer es un regalo, que cambia la historia de una familia: de un padre y una
madre, de abuelos y hermanos. Y este niño necesita ser bienvenido, amado y cuidado.
¡Siempre!”.
Diálogo cruzado entre
madre e hijo
El
Papa recuerda la relación especial entre la madre y el niño que lleva en su
vientre y el “diálogo cruzado que se instaura entre ellos”: “Una relación real
e intensa entre dos seres humanos, que se comunican entre sí desde los primeros
momentos de la concepción para favorecer la adaptación mutua, a medida que el
niño crece y se desarrolla. Una capacidad comunicativa – precisa el Santo Padre
– que no es solo de la mujer sino sobre todo del niño, que en su individualidad
envía mensajes para revelar su presencia y sus necesidades a la madre”.
“Hoy
en día, las modernas técnicas de diagnóstico prenatal son capaces de descubrir
desde las primeras semanas la presencia de malformaciones y patologías”,
sospechas que llevan a “las mujeres y las parejas a un desaliento profundo”.
Pero nadie – observa el Papa – “puede predecir el resultado cierto” de esa
patología “porque la evolución de cada enfermedad es siempre subjetiva y ni
siquiera los médicos saben a menudo cómo se manifestará en cada individuo”.
Médicos comprendan valor
sagrado de la vida humana
“Sin
embargo, hay una cosa que la medicina sabe bien: los niños, desde el vientre
materno, si presentan condiciones patológicas, son pequeños pacientes, que a
menudo pueden ser curados con intervenciones farmacológicas, quirúrgicas y de
asistenciales extraordinarias, capaces ahora de reducir la terrible brecha
entre las posibilidades diagnósticas y terapéuticas, que durante años ha sido
una de las causas del aborto voluntario y del abandono de la atención al nacer
de muchos niños con enfermedades graves.
Las
terapias fetales, por un lado, y los Hospicios Perinatales, por otro, logran
resultados sorprendentes en términos de atención clínica y proporcionan un
apoyo esencial a las familias que reciben el nacimiento de un niño enfermo.
Estas posibilidades y conocimientos deben ponerse a disposición de todos”,
mientras que “es esencial que los médicos comprendan claramente no sólo el
objetivo de la curación, sino también el valor sagrado de la vida humana, cuya
protección sigue siendo el objetivo último de la práctica médica”.
Cuidado perinatal humaniza
la medicina
El
Papa señala que “el cuidado perinatal” es “un modo de cuidado que humaniza la
medicina, porque impulsa a una relación responsable con el niño enfermo, que es
acompañado por los operadores y su familia en un proceso de cuidado integrado,
que nunca lo abandona, haciéndolo sentir calor humano y amor”.
“Todo
esto es necesario especialmente para aquellos niños que, en el estado actual de
los conocimientos científicos, están destinados a morir inmediatamente después
del parto, o en un corto período de tiempo. En estos casos, el tratamiento
puede parecer un uso innecesario de recursos y más sufrimiento para los padres.
Pero una mirada atenta sabe captar el verdadero sentido de este esfuerzo,
destinado a hacer fructificar el amor de una familia. De hecho, cuidar de estos
niños ayuda a los padres a elaborar el duelo y a concebirlo no sólo como una
pérdida, sino como una etapa de un viaje recorrido juntos. Ese niño permanecerá
en sus vidas para siempre. Y ellos habrán podido amarlo”.
No a diagnóstico prenatal
con fines selectivos
“Desafortunadamente,
la cultura dominante de hoy no promueve este enfoque: a nivel social, el miedo
y la hostilidad hacia la discapacidad a menudo conducen a la elección del
aborto, configurándolo como una práctica de ‘prevención’. Pero la enseñanza de
la Iglesia sobre este punto es clara: la vida humana es sagrada e inviolable y
el uso del diagnóstico prenatal con fines selectivos debe ser fuertemente
desalentado, porque es la expresión de una mentalidad eugenésica inhumana, que
priva a las familias de la posibilidad de acoger, abrazar y amar a sus hijos
más débiles”.
Urgentes acciones
pastorales incisivas
“El
aborto nunca es la respuesta que buscan las mujeres y las familias. Más bien,
es el miedo a la enfermedad y la soledad lo que hace que los padres duden. Las
dificultades prácticas, humanas y espirituales son innegables, pero
precisamente por eso son urgentes y necesarias acciones pastorales más
incisivas para apoyar a los que reciben a los niños enfermos. Es necesario, es
decir, crear espacios, lugares y “redes de amor” a las que puedan acudir las
parejas, así como dedicar tiempo a acompañar a estas familias”.
Finalmente,
el Papa agradece a a las familias, a las madres y a los padres que han acogido
“la vida frágil” y que ahora son “de apoyo y ayuda a otras familias”. Es un
“testimonio de amor” que “es un don para el mundo”.
Vatican
Media
Fuente:
Aleteia