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consejos para asistir en familia a la Eucaristía
Ahora mismo, es
para mi todo un tema llevar a mi familia a misa y que aprendan el ritual y las
palabras que en cada momento se dicen. No importa lo temprano que
levante a todos y lo planificado que deje todo la noche anterior, siempre
sucede algo que finalmente nos retrasa. El caos sigue incluso cuando llegamos a
la iglesia, nunca falta algún golpe a alguien sin intención cuando ingresamos y
ni que decir cuando nos acomodamos en la banca (solo piensen lo que significa
poner en orden a 4 niños menores de 10 años y a una bebé).
Encontrar sitio
es vital para el éxito de nuestra familia en misa y siempre requiere de algún
malabar para poder estar todos sentados. ¿Les pasó algo similar el domingo
pasado? ¿Por qué siempre tenemos que recordarles que hagan silencio, que se
arrodillen y que se queden quietos? No voy a negar que
algunas veces sucede un milagro y todos se quedan quietos y participan
contentos de la misa, y no falta quien nos felicite por nuestros niños, pero…
¡ojalá todos los domingos fueran así!
Para ser
honestos, sabemos que hay pocas cosas realmente sencillas en la vida. Dios
quiere a nuestros pequeños en su casa y es labor de nosotros los padres
llevarlos y enseñarles a conocerla. A pesar de que en ese tiempo no escuchemos
ni una sola palabra del Evangelio y que salgamos con la sensación de haber
participado en una lucha en lugar de una misa, Dios seguramente se alegra
de nuestra renuncia a la comodidad y de nuestros esfuerzos porque sus pequeños
hijos aprendan a amarlo. Les dejo unos cuantos consejos que he ido
aprendiendo con los años. No les prometo que servirán a la
perfección, pero tal vez los pueda ayudar en alguna misa o dos.
1. Prioriza
Ir a misa nunca
debe ser una opción para tus hijos (a menos que alguno esté enfermo o exista
alguna situación que lo impida) La rutina es importante para los niños. Desde
una edad temprana es importante que aprendan con nuestro ejemplo que ir a misa
los Domingos es lo que la familia hace. Ellos llegarán a entender que esto es
parte de sus actividades semanales y algún día esperarán con gusto el Domingo
para ir a misa.
2. Recuerda el objetivo
¿Es tu objetivo
tener niños bien educados o niños que amen a Dios? Recuerda que no estamos
enseñándoles simplemente que se puedan quedar sentados quietos una hora, esa no
es nuestra meta. El objetivo es enseñarles a amar a Dios, a Jesús, a la
Iglesia. Tener esto en mente puede ayudarnos a mantener la calma, y con
paciencia, aceptar si nuestros hijos no se comportan a la perfección. Si nos
enojamos y les llamamos a atención siempre van a asociar el ir a misa con papá
y mamá enojados. Enfoquémonos en enseñarles por qué vamos.
3. Espera los malos días y
espera también la gracia de Dios
Así como habrán
días en los que sentimos que perdemos la paciencia y el mal genio sale,
comprendamos que nuestros niños tendrán días en los que simplemente no pueden
portarse bien, esta es una oportunidad para dejar que la gracia de Dios actúe
sobre ellos.
4. Planifica y prepárate
Es crucial que
te prepares para ir a misa con tiempo, especialmente cuando tienes niños
pequeños. Explícales lo que sucede en la misa y porqué es necesario hacer
silencio. Mis hijos entendieron fácilmente que necesitan estar quietos porque
otras personas están rezando y escuchando a Dios, no es simplemente que tengan
que estar quietos por que sí. A medida que mis hijos han ido creciendo solemos
repasar las reglas para ir a misa en el auto, durante el camino. Una buena
estrategia es contarles el Evangelio con anticipación, obviamente con palabras
que ellos entiendan, así ellos comprenderán que no solo vamos a sentarnos,
arrodillarnos, y pararnos automáticamente y sin sentido. Además que esto
también te ayudará a ti, pues si tienes niños muy pequeños a los que
atender durante misa, ya conocerás con antelación el Evangelio y las lecturas.
5. Practica
Conversa con tus
niños sobre la misa y practiquen a modo de juego. Incluso empezaron a jugar a
la misa, claro sin todos los ornamentos, ¡pero usando un lindo plato y una copa
de plástico! Esto los ayuda mucho y los familiariza con una actividad que es
parte de su familia.
6. Reza
Camino a la
iglesia no está de más rezar, en realidad nunca está de más rezar y pedirle al
Espíritu Santo que te de la sabiduría y paciencia para enseñar a tus niños a
amar a Dios.
7. Vístanse para la ocasión
Tomarse el
tiempo para ayudar a que los chicos estén vestidos para la ocasión
les enseña que ir a misa es un acto importante, no es cualquier lugar donde ir
a jugar, es la casa de Dios y Él te está esperando con una fiesta. Por lo tanto
debemos vernos bien para Él a modo de respeto y honor, los niños a veces se
quejan pero poco a poco se van dando cuenta y ellos mismos van eligiendo la
vestimenta apropiada.
8. Lleva provisiones
Sé que aquí hay
varias opiniones y posiciones. Yo personalmente, dependiendo de la edad de mis
niños y de su personalidad llevo algunas cosas como agua, o algún pequeño snack
(cereales o galletitas) que ayude a que alguno de los pequeños se quede en
calma. Nosotros tenemos una regla, luego de los dos años, no se llevan snacks.
También llevamos para los mayores, un misal para niños, para cada uno de ellos.
9. Participa de la misa y
explícala
A los niños les
encanta cantar y rezar las plegarias que ellos se saben. Anímalos y enséñales
lo que ellas significan. Susúrrales al oído lo que cada parte significa,
participa de la misa y no estés distraído, si tú lo haces, ellos lo harán.
«¡Mira! Este es el momento en que el pan se convierte en el cuerpo de Jesús».
Ellos poco a poco empezarán a esperar por esos momentos especiales.
10. Retírate al fondo si tu
bebé o tu hijo menor llora, o incluso sal un momento pero solo hasta que se
calme
No te quedes
fuera de la misa siempre. En mi experiencia mis chicos se terminan comportando
peor fuera de misa que dentro. Sal afuera y cálmalos pero luego vuelvan a
entrar.
11. Habla de la misa luego
de que termine
Habla con tus
niños sobre la misa luego de que esta termine, o durante la semana. Que te
cuenten qué entendieron de la homilía o qué fue lo que experimentaron. Revisa
con ellos su comportamiento y felicítalos cuando lo hayan hecho muy bien.
Recuerda que la
niñez es una edad que pasa muy rápido y lo que formes ahora perdurará, como
dice el dicho: “habrán días largos, pero los años son cortos” y esta época
terminará antes de lo que piensas. Tómate el tiempo para gozar de esa ternura e
inocencia de tus niños. Observa cómo se maravillan ante la grandeza de Dios.
Tal vez sean tus niños los que te den las mayores lecciones de fe.
«…el llanto del niño es la voz de
Dios”. “Los niños lloran, hacen ruido, por todos lados” “nunca hay que echar a
los niños que lloran de la Iglesia» (Papa Francisco).
Por: Becky Roach
Fuente:
Catholic-link.com