“Acciones porque no bastan las meras palabras, los discursos grandilocuentes, los dossieres y la multiplicación de reuniones”
![]() |
| Foto referencial. Crédito: Pixabay |
El
Observador Permanente de la Santa Sede ante las Organizaciones y Organismos de
las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, FIDA, PMA),
Mons. Fernando Chica Arellano, alentó a estas entidades a combatir la pobreza
extrema con acciones concretas y no solo con “discursos grandilocuentes”.
Así
lo indicó el Prelado en su discurso el 18 de junio en la sede de la FAO en Roma
sobre el tema “Asumir el desafío de llegar a los más pobres en las áreas rurales.
Lanzamiento del marco corporativo de la FAO para la pobreza extrema rural”.
Tras
recordar que el Papa Francisco ha alentado la lucha contra este flagelo en
distintas ocasiones, el Prelado resaltó que “la pobreza extrema se combate con
acciones dirigidas a promover el desarrollo rural integral. Digo ‘acciones’
porque no bastan las meras palabras, los discursos grandilocuentes, los
dossieres y la multiplicación de reuniones”.
“Es
necesario emprender iniciativas concretas para erradicar la pobreza, luchar
contra el hambre y promover la soberanía alimentaria. Es importante invertir en
las regiones rurales, dedicar a ellas recursos de todo tipo, también
financieros, porque el éxodo del campo a la ciudad es una tendencia global que
no se puede ignorar”, prosiguió.
Mons.
Arellano recordó asimismo que el Santo Padre se ha referido a la importancia de
“favorecer las tres T: Tierra, Techo, Trabajo, para que tengamos una patria sin
esclavos ni excluidos”.
“Tierra,
porque solamente la autonomía y la soberanía alimentaria pueden permitir que
las poblaciones locales que viven en áreas rurales puedan proveerse de su
propio sustento, sin estar atenazadas por subsidios y medidas impuestas desde
el exterior”.
El
techo también es importante, dijo, “porque la vivienda es un derecho
inalienable. Por consiguiente, desarrollar políticas que permitan a las personas
disfrutar de una vivienda es necesario para combatir la exclusión social de un
número muy elevado de personas y familias que no tienen acceso a una vida
digna. Son seres humanos que forman un microcosmos con frecuencia marginado,
signado por la desesperación, el hambre y el miedo”.
En
tercer lugar, indicó, “el trabajo decente es el medio privilegiado para
erradicar la pobreza y permitir la emancipación social. Esta triple coordenada
revela lo fundamental que es invertir en la expansión de los sistemas de
protección social y los programas de asistencia social”.
El
Observador Permanente resaltó luego que “esta reunión no puede quedarse
enclaustrada entre estas paredes, ni sus conclusiones encerradas en una bella
publicación y nada más”.
“Nuestro
encuentro ha de convertirse en un grito, en un pujante acicate que invite a los
aquí presentes, con papeles destacados en el seno de los Estados y los
Organismos internacionales, a salir al encuentro de los desfavorecidos, a
llegar de forma eficaz hasta ellos, que no son meros números, ni simples
estadísticas”.
Esta
ocasión, continuó Mons. Chica Arellano “puede transformarse en una oportunidad
adicional, que contribuya al desarraigo de la pobreza extrema a través de la
promoción del desarrollo rural integral, con vistas a la mejora de las
condiciones de vida de cada uno en particular y de la familia humana en su
conjunto”.
“Únicamente
de esta manera podremos superar la inhumana globalización, de la que el Papa
Francisco habla a menudo, y que se caracteriza por la indiferencia ante el
sufrimiento ajeno y el declive de la idea del bien común”.
Para
concluir, el Observador alentó a traducir “las intenciones y propósitos en
acciones válidas, si de una vez por todas los compromisos se convierten en
realidades que favorezcan políticas nacionales y locales en apoyo de las
regiones rurales, y si nuestras vidas reflejan nítidamente que es posible
rechazar el consumismo y recuperar la solidaridad y la atención hacia los más
débiles como valores esenciales de nuestra conducta”.
Fuente:
ACI Prensa






