Al
libro del padre Aldo Buonaiuto
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Audiencia con los participantes del Día Mundial contra la trata, 12 febrero 2018
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Vatican Media
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Después
de escuchar el relato las mujeres liberadas por la prostitución de la Casa Juan
XXIII, el Papa Francisco sintió “casi la necesidad de pedir perdón por las
verdaderas torturas que tuvieron que soportar a causa de los clientes, muchos
de los cuales se definen cristianos. Un impulso más para rezar por la acogida
de las víctimas de la trata de la prostitución forzada y la de la violencia”.
Francisco
ha escrito el prefacio al libro “Mujeres crucificadas. La vergüenza de la trata
relatada desde la calle”, de don Aldo Buonaiuto, sacerdote de la Comunidad Papa
Juan XXIII.
Comunidad Papa Juan XXIII
La
Asociación Comunidad Papa Juan XXIII es una organización internacional de
fieles de derecho pontificio. Fue fundada en 1968 por el padre Oreste Benzi y
se compromete desde entonces, específica y continuamente, en la lucha contra la
marginación y la pobreza.
Giovanni
Ramonda, presidente de dicha comunidad, describe, en un comunicado difundido
con motivo de la salida a la venta del libro en Italia, que la batalla contra
la prostitución fue iniciada por don Oreste Benzi hace 30 años, cuando el
sacerdote conoció a una prostituta en la estación de Rimini, así como el abuso
que encierra la prostitución.
Esta
batalla ha proseguido hasta nuestros días, con más de 100 voluntarios de la
Comunidad Papa Juan XXIII que cada semana recorren las calles para tratar de
liberar a estas mujeres.
Agradecimientos
Ramonda
se ha mostrado agradecido al Santo Padre “por haber dado una vez más una señal
significativa de cercanía a la lucha contra esta esclavitud moderna” y al autor
del libro, el padre Aldo, “que siempre, siguiendo los pasos de don Benzi,
socorre en la calle y acoge a las jovencísimas ex-esclavas de la trata”.
El
libro, publicado por la editorial Rubbettino, habla sobre la trata de personas
desde la antigüedad hasta nuestros días.
A
continuación exponemos el prefacio completo escrito por Francisco para el
citado libro, publicado hoy, 29 de julio de 2019 por Vatican News.
LIL
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Cuando
en uno de los Viernes de la Misericordia, durante el Año Santo Extraordinario,
entré en la casa de la Comunidad del Papa Juan XXIII, no pensé que allí adentro
encontraría a mujeres tan humilladas, afligidas y exhaustas. Realmente mujeres
crucificadas. En la habitación donde encontré a las muchachas liberadas del
tráfico de la prostitución forzada, respiré todo el dolor, la injusticia y el
efecto de la opresión. Una oportunidad para revivir las heridas de Cristo.
Después de escuchar los relatos conmovedores y humanísimos de estas pobres
mujeres, algunas de ellas con el niño en brazos, sentí un fuerte deseo, casi la
necesidad de pedir perdón por las verdaderas torturas que tuvieron que soportar
a causa de los clientes, muchos de los cuales se definen cristianos. Un impulso
más para rezar por la acogida de las víctimas de la trata de la prostitución
forzada y la de la violencia.
Una
persona no puede ser nunca puesta en venta. Por eso me alegra poder dar a
conocer la preciosa y valiente labor de rescate y rehabilitación que don Aldo
Buonaiuto viene realizando desde hace muchos años, siguiendo el carisma de
Oreste Benzi. Esto también implica la voluntad de exponerse a los peligros y
las represalias de la delincuencia que han convertido a estas muchachas en una
fuente inagotable de ganancias ilícitas y vergonzosas.
Me
gustaría que este libro fuese escuchado en el más amplio ámbito posible para
que, conociendo las historias que hay detrás de las escandalosas cifras de la
trata, se pueda entender que sin detener una demanda tan alta de los clientes
no se podrá contrastar eficazmente la explotación y la humillación de vidas
inocentes.
La
corrupción es una enfermedad que no se detiene por sí sola, sirve una toma de
conciencia a nivel individual y colectivo, también como Iglesia, para ayudar
realmente a estas desafortunadas hermanas nuestras y para impedir que la
iniquidad del mundo recaiga sobre las más frágiles e indefensas criaturas.
Cualquier forma de prostitución es una reducción a la esclavitud, un acto
criminal, un vicio repugnante que confunde hacer el amor con desahogar los
propios instintos torturando a una mujer indefensa.
Es
una herida a la conciencia colectiva, una desviación del imaginario corriente.
Es patológica la mentalidad por la cual una mujer debe ser explotada como si
fuera una mercancía para ser utilizada y luego desechada. Es una enfermedad de
la humanidad, una forma equivocada de pensar de la sociedad. Liberar a estas
pobres esclavas es un gesto de misericordia y un deber para todos los hombres
de buena voluntad. Su grito de dolor no puede dejar indiferentes ni a los
individuos ni a las instituciones. Nadie debe darse vuelta para el otro lado o
lavarse las manos de la sangre inocente que es derramada en los caminos del
mundo.
Francisco
Fuente:
Zenit