El
Papa Francisco precisó que “los bienes materiales son necesarios, ¡son bienes!,
pero son un medio para vivir honestamente y compartir con los más necesitados”
Al
presidir el rezo del Ángelus este domingo frente a la multitud congregada en la
Plaza de San Pedro, en el Vaticano, el Papa Francisco alentó rechazar la
codicia, origen de “muchas guerras”, pues el verdadero tesoro “está en el
Cielo”.
El
Santo Padre señaló que el Evangelio de este domingo 4 de agosto, tomado de San
Lucas, “comienza con la escena de un hombre que se para en medio de la multitud
y le pide a Jesús que resuelva una cuestión jurídica sobre la herencia
familiar”.
Sin
embargo, indica el Papa Francisco, Jesús en su respuesta “no aborda la cuestión
y nos insta a mantenernos alejados de la codicia, es decir, de la codicia de
poseer”.
“Para
desviar a sus oyentes de esta búsqueda frenética de riqueza, Jesús cuenta la
parábola del rico tonto, que cree estar feliz porque ha tenido la fortuna de un
año excepcional y se siente seguro por los bienes acumulados”.
El
Papa señaló luego que “será bueno que lo leas hoy. Está en el capítulo 12 de
San Lucas, versículo 13. Es una hermosa parábola que nos enseña mucho. La
historia cobra vida cuando emerge el contraste entre lo que la persona rica
diseña para sí mismo y cuánto le propone Dios”.
El
Santo Padre indicó que el rico “pone ante su alma, es decir para sí mismo, tres
consideraciones: los muchos bienes acumulados, los muchos años que estos bienes
parecen asegurarle y, en tercer lugar, la tranquilidad y el bienestar sin
restricciones”.
“Pero
la palabra que Dios le dirigió cancela estos proyectos suyos. En lugar de
‘muchos años’, Dios indica la inmediatez de ‘esta noche; morirás esta noche’.
En lugar del ‘disfrute de la vida’, lo presenta con ‘entrega la vida; entrega
la vida a Dios’, con el consiguiente juicio”.
“En
cuanto a la realidad de los muchos bienes acumulados en los que el rico había encontrado
todo, está cubierto por el sarcasmo de la pregunta: ‘y eso que ha preparado,
¿de quién será?’”.
El
Papa señaló los casos de luchas familiares por herencias “Y tanta gente, todos
conocemos algo de historia, que en el momento de la muerte comienza a venir,
los nietos, los nietos vienen a ver: ‘¿pero qué me toca?’. Y se llevan todo”.
“Es
en este contraste que la denominación de ‘tonto’ está justificada, porque
piensa en cosas que cree concretas pero que son una fantasía, con las que Dios
se vuelve hacia este hombre. Es un tonto porque en la práctica negó a Dios, no
lo tuvo en cuenta a Él”, dijo.
“La
conclusión de la parábola, formulada por el evangelista, es de singular
efectividad: ‘así es el que atesora riquezas para sí, y no se enriquece ante
Dios’. Es una advertencia que revela el horizonte hacia el cual todos estamos
llamados a mirar”.
El
Papa Francisco precisó que “los bienes materiales son necesarios, ¡son bienes!,
pero son un medio para vivir honestamente y compartir con los más necesitados”.
“Jesús
hoy nos invita a considerar que las riquezas pueden encadenar el corazón y
desviarlo del verdadero tesoro que está en el Cielo. San Pablo también nos
recuerda esto en la segunda lectura de hoy. Por eso dice: ‘busca las cosas de
arriba… dirige tus pensamientos a las cosas de arriba, no a las de la tierra’”.
El
Santo Padre subrayó que esto “no significa alejarse de la realidad, sino buscar
cosas que tengan un valor verdadero: justicia, solidaridad, aceptación,
fraternidad, paz, todo lo cual constituye la verdadera dignidad del hombre”.
“Se
trata de luchar por una vida realizada no según el estilo mundano, sino según
el estilo evangélico: amar a Dios con todo nuestro ser y amar al prójimo como
Jesús lo ha amado, es decir, en el servicio y en el don de uno mismo”.
“¡La
codicia de los bienes, el deseo de tener bienes, no satisface el corazón, sino
que causa más hambre! La codicia es como esos buenos dulces: tomas uno y dices:
‘¡ah! Qué bueno’, y luego toma otro; y uno tira del otro. Así es la codicia:
nunca se satisface. ¡Ten cuidado!”, advirtió.
Mientras
que el amor entendido a la luz del Evangelio “es la fuente de la verdadera
felicidad”, el Papa Francisco precisó que “la búsqueda desproporcionada de
bienes materiales y riquezas es a menudo una fuente de ansiedad, adversidad,
prevaricación, guerra. Muchas guerras comienzan por la codicia”.
“Que
la Virgen María nos ayude a no quedar fascinados por los valores que pasan,
sino a ser testigos creíbles de los valores eternos del Evangelio”, finalizó.
Fuente:
ACI Prensa






