Una relación segura, según los autores, nos acerca a Dios y a
las personas y nos ayuda a ser la persona que Dios pretendía que fuésemos
![]() |
| Phovoir - Shutterstock |
Cuando
entablamos relaciones que no son seguras para nosotros, nos sentimos
inferiores, inseguros sobre nuestras habilidades, a veces reducidos solo al
papel de servicio en la vida de otra persona. “Las personas malas, o
peligrosas, hacen todo lo posible para demostrar que son perfectas. Usan su
trabajo, familia, habilidades o religión para este propósito”, escriben el Dr. Henry
Cloud y el Dr. John Townsend en el libro Safe
Relations (Personas
Seguras).
Ambos
conferencistas y mediadores familiares, de confesión evangélica, son los
autores de un conocido libro, Límites, sobre
autoestima y relaciones sanas, que está traducido al español.
Queremos construir
relaciones que nos den felicidad y seguridad. Queremos sentirnos aceptados con
nuestras decisiones, a veces con peor humor y debilidades. Es una bendición
encontrar personas que, a través de su presencia y honestidad, nos hacen ser
mejores.
Las personas peligrosas son
inestables. Por lo tanto, para estar seguro en tus relaciones, ponlas a la
prueba del tiempo. No solo te permitirá verificar tus sentimientos por otra
persona, sino que también te dará una visión general de su personalidad. Una relación segura, según los autores, nos
acerca a Dios y a las personas y nos ayuda a ser la persona que Dios pretendía
que fuésemos.
“Las personas peligrosas no nos dejan ser
maduros. No nos dan el derecho a nuestras propias opiniones, a tener una buena
autoestima y a la toma de decisiones. Cuando observas tus relaciones, mira a
las personas que se preocupan sinceramente por tu bienestar y lo muestran con
su conducta”, sugieren los autores. Gracias a la amabilidad de su editor
polaco, Vocatio, pude hacerles algunas preguntas.
– ¿Hay
algún rasgo de personalidad que nos haga más susceptibles a ser víctimas?
Los estudios no muestran una
relación clara a nivel de tipo de personalidad. Sin embargo, hay varias
características que son bastante comunes: una persona no tiene relaciones
saludables con personas que la aman y están “con ella”, lo que la hace sentirse
más aislada y sensible.
Otra característica de un
hombre así es la falta de límites sanos y fuertes y la incapacidad de decir
“no” cuando debería hacerlo. Una persona peligrosa puede usar esto en su
contra. (Mas
sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal
procede. (Mt 5, 37)). Esta persona
cree que el autocuidado es egoísta, por lo que no dice que “no” a quienes
pueden utilizarlo. (Pero la Biblia dice: Con toda
diligencia guarda tu corazón, porque de
él brotan los manantiales de la vida. (Prov. 4, 23)).
– ¿Qué
podemos hacer para evitar los errores y comportamientos a los que hemos
recurrido en la relación con una persona violenta?
Las
Escrituras nos enseñan que debemos abrirnos e invitar a nuevas personas sanas a
nuestras vidas, quienes nos fortalecerán con su gracia (Cada
uno según el don que ha
recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores
de la multiforme gracia de Dios (1P 4:10)) y nos ayudan
a identificar y renunciar a los viejos patrones de comportamiento (En cuanto a la pasada manera de vivir,
despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los
deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente (cf.
Ef 4, 22)).
–
¿Qué papel juegan los límites? ¿Qué debemos tener en cuenta?
Los límites nos ayudan a
decir la verdad en amor mutuo, sin temer la reacción de la otra persona. (Por otro lado, viviendo verdaderamente en amor
hagamos que todo crezca hacia Aquel que es la Cabeza, hacia Cristo(Ef 4,
15)). Establecerlos correctamente significa ser humildes en nuestras
intenciones, así como ser específicos y claros sobre la razón para establecer
límites. Para encontrar la respuesta a esta pregunta, recomiendo el libro Los límites en las relaciones matrimoniales.
Debemos tener en cuenta el
hecho de que también nos miraremos a nosotros mismos (¿Y por qué miras la mota que está en el ojo
de tu hermano, y no te das cuenta de la viga que está en tu propio ojo. ¿O cómo puedes decir a tu hermano: Déjame
sacarte la mota del ojo, cuando la viga está en tu ojo?: Hipócrita, primero saca la viga de tu
ojo, y luego verás cómo quitar la astilla del ojo de tu hermano. (Mt 7, 3-5).
Podemos
amar incluso a la persona que nos perjudica (Habéis oído que se
dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pues yo os digo: Amad
a vuestros enemigos y rogad por los queos persigan (Mt 5, 43-44)), pero
sin ambigüedades en cuanto a su mala conducta (Y si tu hermano peca, ve y repréndelo a
solas; si te escucha, has ganado a tu hermano. Pero si no te escucha,
lleva contigo a uno o a dos más, para que TODA PALABRA SEA CONFIRMADA POR BOCA
DE DOS O TRES TESTIGOS. Y si rehúsa escucharlos, dilo a la iglesia; y si
también rehúsa escuchar a la iglesia, sea para ti como el gentil y el
recaudador de impuestos.… (Mt 18: 15-17).
– ¿Qué
papel juega Dios en nuestras relaciones? ¿Qué podemos pedirle?
Dios es señor de todo el
mundo y, por lo tanto, de nuestras relaciones. Podemos pedirle ayuda,
orientación y sabiduría para distinguir entre apoyar a una persona o dejarla a
sí misma. También podemos pedirle fuerzas para protegernos de los que nos hacen
sufrir. (Apártate de la presencia del necio,
porque en él no discernirás palabras de conocimiento. (Prov.
14, 7)).
– ¿De
dónde surgió la idea de este libro?
Conocimos
a muchas personas que toleraban el comportamiento dañino en las relaciones que
no sabían elegir personas sanas y cariñosas. Queríamos mostrarles el camino a aquellos
que se preocupan por ellos y que los ayudarán a crecer.
Catalina Matusz-Braniecka
Fuente:
Aleteia






