Declaración
conjunta
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| Firma de la Declaración Conjunta © Academia Pontificia por la vida |
Líderes
de las tres religiones abrahámicas expresan a través de una declaración
conjunta su oposición “a cualquier forma de eutanasia”, así como “al suicidio
asistido médicamente”, porque “contradicen fundamentalmente el valor
inalienable de la vida humana y, por lo tanto, son actos equivocados desde el
punto de vista moral y religioso”, y “deberían prohibirse sin excepciones”.
Varios
representantes de las tres grandes religiones monoteístas, han firmado
este lunes, 28 de octubre de 2019, en la Casina Pío IV del Vaticano, la
Declaración Conjunta de las Religiones Monoteístas Abrahámicas sobre las
cuestiones del final de la vida.
Entre
ellos, monseñor Vincenzo Paglia, presidente de la Pontificia Academia para la
Vida; el Dr. Samsul Anwar, presidente del Comité Central de la
Muhammadiyah Indonesiana; y el Rabino Dr. Avraham Steinberg, copresidente
del Consejo Nacional israeliano de Bioética.
En
el documento, expresan su apoyo a las leyes y políticas públicas “que protejan
los derechos y la dignidad del paciente moribundo, con el fin de evitar la
eutanasia y promover los cuidados paliativos”.
En
la misma mañana, el Papa Francisco ha recibido en audiencia a los firmantes de
la declaración, entre ellos los diputados del Patriarcado de Constantinopla,
del Patriarcado de Moscú y otros del mundo islámico, y el ámbito judío, como el
rabino jefe de Roma.
Asistencia paliativa
En
este sentido, afirman que todo paciente en fase terminal “debe recibir la
asistencia paliativa mejor y más completa posible: física, emocional, social,
religiosa y espiritual”. El campo “relativamente nuevo” de los cuidados
paliativos, señalan, “ha hecho grandes avances” y es “capaz de proporcionar un
apoyo integral y eficiente a los pacientes terminales y a sus familias”.
“Cualquier
presión y acción sobre los pacientes para inducirles a que pongan fin a sus
vidas es categóricamente rechazada”, han manifestado las tres iglesias de
manera conjunta.
“Alentamos
y apoyamos los cuidados paliativos de calidad y profesionales en todas partes y
para todos”, exhortan los líderes religiosos. Y aseguran que “aun cuando alejar
la muerte parezca un peso razonablemente insoportable tenemos el deber moral y
religioso de proporcionar consuelo, alivio del dolor, compañía y asistencia
espiritual al paciente moribundo y a su familia”.
Las
religiones monoteístas abrahámicas señalan que, “los aspectos morales,
religiosos, sociales y jurídicos del tratamiento del paciente moribundo se
encuentran entre los temas más difíciles y ampliamente discutidos en la
medicina moderna”.
Debido
al “amplio debate” que generan, “tanto teórico como emocional” , las cuestiones
relativas a las decisiones sobre el final de la vida “presentan dilemas
difíciles, que no son nuevos, pero que se han intensificado mucho en los
últimos años debido a varios factores y acontecimientos”.
A
continuación, ofrecemos la declaración completa, firmada en el Vaticano, el 28
de octubre de 2019:
Preámbulo
Los
aspectos morales, religiosos, sociales y jurídicos del tratamiento del paciente
moribundo se encuentran entre los temas más difíciles y ampliamente discutidos
en la medicina moderna. En las diversas culturas y contextos sociales han
generado siempre un amplio debate tanto teórico como emocional.
Las
cuestiones relativas a las decisiones sobre el final de la vida presentan
dilemas difíciles, que no son nuevos, pero que se han intensificado mucho en
los últimos años debido a varios factores y acontecimientos, entre los cuales:
–
Los enormes avances científico-tecnológicos que permiten una prolongación significativa
de la vida en formas y situaciones hasta ahora impensables. Sin embargo, a
menudo la supervivencia prolongada de un enfermo va acompañada de dolor y
sufrimiento debido a diversas disfunciones orgánicas, mentales y emocionales.
–
El cambio fundamental en la relación médico-paciente de un enfoque paternalista
a la petición de una mayor autonomía de juicio por parte del mismo paciente.
–
El hecho de que la mayoría de las personas en los países desarrollados mueren
hoy en día en hospitales o residencias de ancianos, que a menudo son entornos
extraños y desconocidos para ellos. Muchos pacientes están conectados a
máquinas, rodeados de personal sanitario habitualmente ocupado y que conocen
poco. Esta situación contrasta con la del pasado, cuando las personas morían en
casa, rodeadas de sus seres queridos en su entorno habitual y reconocido.
–
La mayor implicación de diversos profesionales en el tratamiento del paciente
en fase terminal, así como de los medios de comunicación, del sistema judicial
y la opinión pública en general. Todo ello a menudo es expresión de diferentes
antecedentes culturales, puntos de vista y opiniones variadas e incluso
contradictorias sobre lo que se debe o no se debe hacer por el paciente
moribundo.
–
Cambios culturales, especialmente en las sociedades occidentales.
–
La creciente escasez de recursos debido a las costosas opciones diagnósticas y
terapéuticas.
Los
dilemas relacionados con la atención y el tratamiento del paciente terminal no
son principalmente médicos o científicos, sino sobre todo sociales, éticos,
religiosos, legales y culturales. Mientras que los médicos toman decisiones
basadas en los hechos, la mayoría de las decisiones concernientes al paciente
terminal no son de naturaleza médico-científica. Más bien, se basan en valores
personales y éticos. Por lo tanto, el cuidado del paciente terminal tanto por
parte de las familias como por el personal sanitario, es una tarea difícil,
teniendo también en cuenta cuales son las costumbres sociales.
Los
principios y prácticas de las religiones monoteístas abrahámicas y en
particular su búsqueda del equilibrio adecuado entre valores en conflicto, no
siempre están de acuerdo con los valores y prácticas humanistas laicas
actuales.
Los
objetivos de esta declaración de principios son:
–
Presentar la posición de las religiones monoteístas que abrahámicas con
respecto a los valores y las prácticas relevantes para el enfermo terminal, en
beneficio de los pacientes, las familias, el personal sanitario y los
responsables políticos que se adhieren a una de estas religiones.
–
Mejorar la capacidad de los profesionales de la salud para comprender,
respetar, guiar, ayudar y consolar mejor al paciente creyente y a su familia al
final de la vida. Respetar los valores religiosos o culturales del paciente no
es sólo un problema religioso, sino que es un requisito ético para el personal
de los hospitales y otras estructuras donde haya pacientes de varias creencias.
–
Promover una comprensión recíproca y sinergias de los diferentes enfoques entre
las tradiciones religiosas monoteístas y la ética laica con respecto a las
creencias, valores y prácticas relevantes para el paciente en fase terminal.
Definición
Un
paciente en fase terminal es una persona que padece una enfermedad de
diagnóstico infausto, incurable e irreversible, en una etapa en la que la
muerte se producirá con toda probabilidad en el plazo de unos pocos meses como
consecuencia de la enfermedad o de las complicaciones directamente
relacionadas, a pesar de los mejores esfuerzos diagnósticos y terapéuticos.
Sufrimiento y muerte
Aunque
apreciamos los avances de la ciencia médica para prevenir y curar enfermedades,
también reconocemos que toda vida experimentará finalmente la muerte.
El
cuidado de los moribundos representa, por una parte, una forma de asumir con
responsabilidad del don divino de la vida cuando ya no es posible tratamiento
alguno, y por otra nuestra responsabilidad humana y ética con la persona que (a
menudo) sufre ante la muerte inminente. El cuidado holístico y respetuoso de la
persona debe reconocer como un objetivo fundamental la dimensión
específicamente humana, espiritual y religiosa de la muerte. Este enfoque de la
muerte requiere compasión, empatía y profesionalismo por parte de todas las
personas involucradas en el cuidado del paciente moribundo, especialmente de
los trabajadores de la salud responsables del bienestar psicosocial y emocional
del paciente.
El uso de la tecnología
médica al final de la vida
Las
intervenciones humanas mediante tratamientos y tecnologías médicas sólo se
justifican en términos de la ayuda que pueden proporcionar. Por lo tanto, su
uso requiere un juicio responsable sobre si los tratamientos para mantener y
prolongar la vida contribuyen realmente a alcanzar el final la vida humana, y
sobre cuándo hace falta, en cambio, limitarlos. Cuando la muerte es inminente a
pesar de todos los esfuerzos, está justificado tomar la decisión de rechazar
ciertas formas de tratamiento que sólo prolongarían una condición precaria de
sufrimiento. No obstante, incluso cuando la persistencia en tratar de evitar la
muerte parece irrazonablemente difícil y gravosa, debemos hacer todo lo posible
para ofrecer consuelo, alivio efectivo del dolor, compañía, atención emocional
y espiritual y apoyo al paciente y a su familia en preparación para la muerte.
El
personal sanitario y la sociedad en general deberían respetar el deseo
auténtico y personal del paciente en fase terminal de prolongar o conservar su
vida, incluso por un corto período de tiempo adicional, mediante medidas
médicas apropiadas desde el punto de vista clínico. Esto incluye la
continuación del apoyo respiratorio, de la nutrición e hidratación
artificiales, de la quimioterapia o radioterapia, de antibióticos, medicamentos
para la tensión y similares. Este deseo puede ser expresado por el propio
paciente, en “tiempo real”; o, si no está imposibilitado en ese momento, por
instrucciones anticipadas, por una persona encargada de ello, o por la
declaración de familiares cercanos. Este enfoque conjuga tanto el respeto a la
vida como el respeto al deseo del paciente, que hay que tener en cuenta no
solo cuando obedece a la línea seguida por quienes prestan asistencia médica. A
la hora de tomar esta decisión la familia consulta a menudo al personal
religioso. En los casos de pacientes practicantes o en los que los parientes
más próximos también lo son, habría que consultar al personal religioso.
El rechazo de la eutanasia
y del suicidio asistido médicamente
Los
temas relacionados con la duración y el significado de la vida humana no
deberían ser de competencia del personal sanitario, cuya responsabilidad
consiste en proporcionar la mejor cura posible para las enfermedades y la
máxima atención a los enfermos. Nos oponemos a cualquier forma de eutanasia
-que es el acto directo, deliberado e intencional de quitar la vida- así como
al suicidio asistido médicamente-que es el apoyo directo, deliberado e
intencional al suicidarse- porque contradicen fundamentalmente el valor
inalienable de la vida humana y, por lo tanto, son actos equivocados desde el
punto de vista moral y religioso, y deberían prohibirse sin excepciones.
Ayuda de la comunidad
Hacemos
hincapié en la importancia del apoyo de la comunidad en el proceso de toma de
decisiones que enfrenta el paciente en fase terminal y su familia. El deber de
cuidar a los enfermos, nos exige también reformar las estructuras e
instituciones por las que se prestan los cuidados sanitarios y religiosos. Como
sociedad debemos asegurarnos de que el deseo del paciente de no ser una carga
desde el punto de vista económico no lo induzca a elegir la muerte en lugar de
recibir la atención y el apoyo que le permita vivir el tiempo que le queda con
comodidad y tranquilidad. Para los pacientes religiosamente observantes y para
sus familias existen varias formas posibles de apoyo comunitario a través de
momentos de oración y de reflexión para las personas involucradas, con un
adecuado apoyo médico y religioso. Es un deber de cada comunidad
religiosa con todos sus miembros, según las responsabilidades de cada uno.
Asistencia Espiritual
Una
cercanía rica de fe y de esperanza es la mayor contribución que los
trabajadores de la salud y las personas religiosas pueden ofrecer para
humanizar el proceso de la muerte. La asistencia espiritual y religiosa es un
derecho fundamental del paciente y un deber de la comunidad de fe. Los expertos
en cuidados paliativos también reconocen su importancia porque saben cuánto sea
intensa la interacción entre la dimensión física, psicológica y espiritual de la
persona, junto con el deber de demostrar respeto por las creencias y la fe
personales; todo el personal sanitario tiene el deber de crear las condiciones
mediante las cuales se garantice la asistencia religiosa a todo aquel que la
solicite, ya sea explícita o implícitamente.
Promover los cuidados
paliativos
Todo
paciente en fase terminal debe recibir la asistencia paliativa mejor y más
completa posible: física, emocional, social, religiosa y espiritual. El campo
relativamente nuevo de los cuidados paliativos ha hecho grandes avances y es
capaz de proporcionar un apoyo integral y eficiente a los pacientes terminales
y a sus familias. Por lo tanto, fomentamos los cuidados paliativos para el
enfermo y su familia al final de la vida. Los cuidados paliativos tienen como
objetivo conseguir la mejor calidad de vida a las personas que padecen una
enfermedad incurable y progresiva, cuando ya no es posible la cura. Expresan la
noble devoción humana de cuidar de los demás, especialmente de los que sufren.
Los servicios de cuidados paliativos comportan un sistema organizado y
altamente estructurado para la prestación de cuidados y son fundamentales para
la realización de la misión más antigua de la medicina: “cuidar al enfermo
incluso cuando ya no hay cura.” Animamos a los profesionales y a los
estudiantes a que se especialicen en este campo de la medicina.
Conclusión
Sobre
la base de los argumentos y motivaciones de este documento, las tres religiones
monoteístas abrahámicas comparten objetivos comunes y están totalmente de
acuerdo en nuestro enfoque de las siguientes situaciones relativas al final de
la vida:
-La
eutanasia y el suicidio asistido por un médico son intrínsecamente, y por lo
tanto, moral y religiosamente equivocadas y deberían prohibirse sin excepción.
Cualquier presión y acción sobre los pacientes para inducirles a que pongan fin
a sus vidas es categóricamente rechazada.
-Ningún
agente sanitario debería ser coaccionado o presionado para ayudar directa o
indirectamente a la muerte deliberada e intencional de un paciente mediante el
suicidio asistido o cualquier forma de eutanasia, especialmente cuando esa
praxis va en contra de sus creencias religiosas. Se ha aceptado favorablemente,
a lo largo de los años, que debe ser respetada la objeción de conciencia a
actos que entren en conflicto con los valores éticos de una persona. Esto
también sigue siendo válido incluso si tales actos han sido declarados legales
a nivel local, o por ciertos grupos de ciudadanos. Las creencias personales
sobre la vida y la muerte ciertamente caen dentro de la categoría de objeción
de conciencia que debería ser respetada universalmente.
-Alentamos
y apoyamos los cuidados paliativos de calidad y profesionales en todas partes y
para todos. Aun cuando alejar la muerte parezca un peso razonablemente
insoportable tenemos el deber moral y religioso de proporcionar consuelo,
alivio del dolor, compañía y asistencia espiritual al paciente moribundo y a su
familia.
-Apoyamos
las leyes y políticas públicas que protejan los derechos y la dignidad del
paciente moribundo, con el fin de evitar la eutanasia y promover los cuidados
paliativos.
-Como
sociedad, debemos comprometernos para que el deseo de los pacientes de no ser
una carga no los tiente a elegir la muerte en lugar de recibir la atención y el
apoyo que les permita vivir el tiempo que les queda con comodidad y
tranquilidad.
-Todo
el personal sanitario debería crear las condiciones que garanticen la
asistencia religiosa a todo aquel que la solicite, ya sea explícita o
implícitamente.
-Nos
comprometemos a utilizar los conocimientos e investigaciones para dar forma a
políticas que promuevan el cuidado y el bienestar relacional y emocional,
físico y espiritual, proporcionando la máxima información y atención a quienes
se enfrentan a enfermedades graves y a la muerte.
-Nos
comprometemos a involucrar a nuestras comunidades en los temas de bioética
relacionados con el paciente en fase terminal, así como a familiarizarlas con
técnicas de acompañamiento compasivo para aquellos que sufren y mueren.
-Nos
comprometemos a sensibilizar a la opinión pública sobre los cuidados paliativos
mediante la formación apropiada y el suministro de recursos sobre los
tratamientos para los que sufren y los moribundos.
-Nos
comprometemos a proporcionar ayuda a la familia y a los seres queridos de los
pacientes moribundos.
-Hacemos
un llamamiento a los políticos y a los profesionales de la salud para que se
familiaricen con esta amplia perspectiva y con la enseñanza de las religiones
abrahámicas a fin de proporcionar la mejor asistencia a los pacientes
moribundos y a sus familias que se adhieren a las normas religiosas y a las
indicaciones de sus respectivas tradiciones religiosas.
-Nos
comprometemos a involucrar a las otras religiones y a todas las personas de
buena voluntad.
Rosa
Die Alcolea
Fuente:
Zenit






