Nuevo
libro del Papa publicado ayer
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Mensaje del Papa para la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado
de la Creación © Vatican Media
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“Nuestra
Madre Tierra. Una lectura cristiana del desafío del medio ambiente”, el nuevo
libro del Papa Francisco, ha sido publicado hoy por la Librería Editorial
Vaticana.
La
obra contiene una recopilación de textos en los que Francisco se refiere a la
defensa del medioambiente. Entre todos ellos, se encuentra un texto inédito del
Santo Padre en el que se explica la visión cristiana de la ecología,
indica Vatican News.
Además,
incluye un prefacio del Patriarca Ecuménico Bartolomé I. En él, se describen
las etapas de la colaboración entre ambos, en particular en los mensajes con
ocasión de la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación.
Esta
jornada fue constituida en 2015 y une a la Iglesia católica y a la Iglesia
ortodoxa en “preocupaciones comunes por el futuro de la creación”.
Conversión ambiental
El
primer capítulo, de acuerdo al medio vaticano, se denomina “Visión integral” y
contiene una selección de textos, sobre todo fragmentos de la Encíclica Laudato
Si’, que subrayan la necesidad de proteger la casa común a través de la unión
de “toda la familia humana en la búsqueda del desarrollo sostenible e
integral”.
Esta
última idea se desarrolla en el capítulo “De un desafío de época a una
oportunidad global”, a partir del análisis de algunos extractos de la citada
Encíclica del Santo Padre en torno a la situación actual de la crisis
ambiental.
Así,
la contaminación, el calentamiento global, el cambio climático, la pérdida de
biodiversidad constituyen las consecuencias de una explotación incontrolada
consignada a seguir creciendo exponencialmente si no existe un cambio de
sentido a corto plazo.
Ante
ello, el Papa apunta que es necesaria una conversión ambiental que sea posible
a través de la promoción de una verdadera educación ecológica que cree,
especialmente en las nuevas generaciones, una toma de conciencia y, por lo
tanto, una conciencia renovada.
Custodia de la creación y
la vida
El
libro presenta una parte con discursos, audiencias y homilías en los que se
percibe que Francisco, desde los primeros días de su pontificado, se refiere a
la urgencia de afrontar el problema de la ecología. Se trata, de acuerdo a la
misma fuente, de salvaguardar el inmenso don que Dios ha dado a todo ser vivo,
pero sobre todo al hombre, el único que ha recibido el aliento de Dios “soplado
en su rostro”.
Por
medio del Génesis, el Pontífice remarca que la custodia de la creación y la
custodia de la vida humana están íntimamente conectadas y son indisociables.
Asimismo, debido a estas razones, reclama el libre acceso a los bienes de la
tierra necesarios para la supervivencia, situando en primer lugar el agua, sin
discriminación alguna entre los pueblos.
Teología de la ecología
La
obra concluye con el citado artículo inédito, titulado “Nuestra Madre Tierra,
en el que el Papa Francisco ofrece una perspectiva cada vez más amplia de un
discurso que no solamente implica la preocupación por el medioambiente.
A
pesar de compartir muchos aspectos con la ecología secular, esta no puede ser
comparada con el contenido del mensaje papal. De este modo, se describe la
denominada teología de la ecología, un discurso profundamente espiritual.
La creación, fruto del
amor de Dios
La
creación es concebida como el fruto del amor de Dios, por cada una de sus
criaturas, sobre todo por el ser humano, al que concedió el don de la creación,
el lugar donde “estamos invitados a descubrir una presencia”.
“Pero
esto significa que es la capacidad de comunión del hombre la que condiciona el
estado de la creación (…) Por lo tanto, es el destino del hombre el que
determina el destino del universo”, indica el Obispo de Roma.
Por
otro lado, la conexión entre el hombre y la creación vive en el amor y se
corrompe si fracasa y no reconoce el don que se le ha dado. La explotación
irresponsable de los recursos para lograr poder y riqueza, en manos de unos
pocos, comporta un desequilibrio que lleva a destruir el mundo y a las
personas.
Estado de emergencia
El
Santo Padre se cuestiona si el estado de emergencia ambiental en el que estamos
inmersos convertirse en una oportunidad para retroceder, elegir la vida y
revisar los modelos económicos y culturales que hacen reales la justicia y el
compartir y en los que todo ser humano ostenta su propia dignidad y derechos.
En
una sociedad como la actual en la que se privilegia el tener por encima del
ser, los que no tienen nada “corren el riesgo de perder el rostro, porque
desaparecen, de convertirse en uno de los invisibles que pueblan nuestras
ciudades”, expuso Juan Pablo II.
Las
estructuras de pecado, añade el papa polaco, “producen maldad, contaminan el
medio ambiente, hieren y humillan a los pobres, favorecen la lógica de la
posesión y del poder”.
Perdón
Para
el Pontífice, la revolución tecnológica y el compromiso individual no son
soluciones suficientes, ya que la conciencia se adquiere principalmente a
través de un “auténtico espíritu de comunión”.
Así,
es preciso recurrir al perdón: “pedir perdón a los pobres, a los excluidos, en
primer lugar, para poder pedir perdón también “a la tierra, al mar, al aire, a
los animales…”, afirmó.
Y
agregó que pedir perdón significa examinar totalmente el propio modo de ser y
de pensar, renovarse profundamente. Y este perdón solo es posible en el
Espíritu Santo, es una gracia que se ha de pedir a Dios con humildad.
Eucaristía
Además
de revisar el estilo de vida y cambiar la mentalidad, el Obispo de Roma habla
sobre la necesidad de presentar una visión. Dicha visión es aprendida por el
creyente a través de la liturgia, especialmente en la Eucaristía.
El
hombre ofrece el pan y el vino, alimentos obtenidos del trigo y la uva a partir
de una transformación de la naturaleza realizada por el ingenio humano, y el
Espíritu Santo los convierte el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Dios devuelve
dichos alimentos en su propio Hijo.
De
este modo, el pan y el vino forman parte de una circularidad de símbolos: don
de Dios, compromiso del hombre, trabajo, esfuerzo comida necesaria y cotidiana,
pan, alegría y celebración del vino.
“Y
así como en la Eucaristía el pan y el vino se convierten en Cristo porque están
bañados en el Espíritu – el amor personal del Padre –, la creación se convierte
en la palabra personal de Dios cuando se usa con amor”, expresa el Papa.
Larissa
I. López
Fuente:
Zenit